Un estudio demuestra la rentabilidad de financiar los nuevos fármacos de la hepatitis C en Centros Penitenciarios
22/10/2014 - E.P.
La inversión podría evitar que los sistemas de salud pagaran más en el futuro por el tratamiento de complicaciones de la hepatitis C como la insuficiencia hepática
Un estudio publicado en el último número de la revista 'Annals of Internal Medicine' ha demostrado la rentabilidad de financiar los nuevos tratamientos para la hepatitis C, al menos entre la población reclusa, a pesar del elevado precio fijado por las farmacéuticas que los han desarrollado.
En dicho trabajo se analizó el coste-efectividad de uno de estos nuevos fármacos, el sofosbuvir, desarrollado por Gilead Sciences, que ha fijado un precio de 7.000 dólares durante 12 semanas de tratamiento, lo que supondría un gasto "excesivo" para los servicios penitenciarios de Estados Unidos, que albergan a más de 500.000 personas con este virus.
De hecho, la elevada incidencia del virus ha hecho que en algunos estados haya despertado preocupación tanto el precio como la posibilidad de que se limite su uso, según Jeremy Goldhaber-Fiebert, uno de los autores.
"Los beneficios adicionales de sofosbuvir son suficientemente grandes, incluso en esta población de alto riesgo como para justificar este aumento de precio", ha defendido este experto, que recuerda que los reclusos que consumen drogas o se hacen tatuajes son los que están en mayor riesgo de infección.
Hasta hace unos años, los pacientes con hepatitis C dependían de una combinación durante 48 semanas de dos fármacos, el interferón pegilado y la ribavirina, con una serie de efectos secundarios como fatiga, náuseas y dolor de cabeza. Con una eficacia inferior al actual fármaco.
En 2011, la Agencia Americana del Medicamento (FDA) dio luz verde al uso del boceprevir, comercializado por Merck Sharp & Dohme (MSD) como 'Victrelis', que cuando se utiliza con los dos fármacos tradicionales es más eficaz, pero más caro.
Y ahora, tras la aparición de este nuevo fármaco, aprobado para el tratamiento de la hepatitis crónica C en diciembre del año pasado, Goldhaber-Fiebert y su equipo crearon un modelo informático para comparar el rendimiento y el coste de estas dos opciones de tratamiento dentro de una hipotética población reclusa.
En concreto, se comparó el uso durante 12 semanas de sofosbuvir más interferón y ribavirina con un tratamiento de 28 semanas de boceprivir, también combinado con interferón y ribavirina, y con pacientes no tratados.
Se midieron los resultados de supervivencia ajustados por calidad de vida o AVAC, un indicador que se utiliza para medir la efectividad de una intervención sanitaria. Por ejemplo, una intervención que suma un año más de salud óptima a la vida de un paciente es igual a un AVAC, mientras que una intervención que produce la mitad de la calidad de vida se cuenta por 0,5 AVAC).
De este modo, vieron que el tratamiento con sofosbuvir produjo un beneficio adicional de 2,1 AVAC más por cada paciente, en el que se gastaban unos 54.000 dólares de media, en comparación con los pacientes sin tratamiento. Y el uso de boceprivir agregaba sólo 1,3 AVAC adicionales.
De este modo, explican los autores, la inversión podría evitar que los programas de cuidado u otros programas de salud financiados por los contribuyentes, como el Medicaid, pagaran más en el futuro por el tratamiento de complicaciones de la hepatitis C a largo plazo, tales como la insuficiencia hepática.
"En general, el sofosbuvir es rentable en esta población, aunque sus repercusiones presupuestarias presenten desafíos considerables", dijo Goldhaber-Fiebert, que lo ve como una "oportunidad de salud pública".
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