La Sespas cree que un baremo de daños sanitarios evitaría la medicina defensiva

La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) aboga por legislar baremos de daños sanitarios para evitar tanto la medicina preventiva como la yatrogenia. También por introducir formación en la Universidad y comunicar los efectos adversos.

María R.Lagoa. Vigo | 30/03/2017 12:33

Beatriz González López-Valcárcel, presidenta de Sespas. (AES)

Nuevos y potentes fármacos o avances tecnológicos que optimizan diagnóstico y tratamiento han elevado las expectativas de una sociedad cada vez más medicalizada en su sistema de salud hasta el punto de que no se mira a la muerte de frente, existe la impresión de que se puede sortear.

Pero la medicina no puede curarlo todo y ese exceso de confianza está provocando consecuencias indeseables. La exigencia de resultados imposibles y la delegación de su salud en el sistema sanitario por parte de individuos que declinan hacer una vida saludable derivan en la práctica de una medicina defensiva, que conduce al sobreconsumo de los servicios sanitarios, y a daños que el sistema en su conjunto provoca en las personas, lo que se denomina yatrogenia.

La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria ha formado un grupo de trabajo con la Organización Médica Colegial (OMC), que está terminando de elaborar un documento con el que, sobre todo, pretende proponer vías de mejora.

Hay que enseñar que para el colesterol es mucho mejor salir a correr que tomar una pastilla"

La presidenta de Sespas, Beatriz González López-Valcárcel, lidera el grupo y ha dado una conferencia en el Colegio de Médicos de Orense, en la que ha adelantado algunas de las conclusiones. Como ella misma ha explicado, la idea es "hacer visible lo invisible", para que los profesionales puedan analizar las consecuencias que tiene la sobreutilización del sistema y que los pacientes recurran a él sólo cuando es necesario.

La yatrogenia es un concepto amplio. "Se debe, la mayor parte de la veces, a problemas que están más allá del médico, es el daño que hace el sistema a todos los niveles, desde el regulador a la enfermera", asevera Beatriz González, y a renglón seguido añade: "Cualquier intervención conlleva un riesgo y tiene consecuencias, nadie puede asegurar que no vaya a ocurrir un efecto adverso y hay que valorar si compensa".

- “La yatrogenia se debe, la mayor parte de la veces, a problemas que están más allá del médico"

Datos significativos
Las cifras son elocuentes. Estudios nacionales e internacionales indican que la yatrogenia es uno de los más importantes retos del siglo XXI. La presidenta de Sespas ha destacado algunas. El 11 por ciento de las consultas en atención primaria, 41 millones y medio cada año, están asociadas a efectos adversos. También más del 9 por ciento de las hospitalizaciones. Hay estudios que evidencian que el 26 por ciento de las prótesis totales de rodilla son inapropiadas.

Un trabajo realizado en Valencia concluye que hasta el 78 por ciento de los tratamientos contra la osteoporosis pueden ser inapropiados y, al mismo tiempo, que entre el 7 y el 41 por ciento de las mujeres que lo necesitan porque tienen fracturas osteoporóticas no reciben terapia.

Beatriz González recuerda, asimismo, un artículo publicado en 2016 en New England sobre diagnóstico relacionado con cribado de cáncer de mama, que sostiene que parte del beneficio que se le atribuye obedece en realidad a mejores tratamientos oncológicos y que se produce un alto porcentaje de falsos positivos.

Legislar para alcanzar un baremo de daño sanitarios para que el médico sepa a qué atenerse es una de las propuestas más relevantes de Sespas. Sería una escala con una función similar a la que existe para los accidentes de tráfico: "Unos baremos con los que el médico sepa que es lo peor que le puede pasar, lo que no es óbice para que los casos de negligencia vayan por donde tienen que ir", comenta su presidenta.

Otra medida que plantea es introducir la yatrogenia en la formación reglada de manera transversal, concerniendo varias asignaturas de la carrera de Medicina. Es necesario primar los proyectos de investigación que se centren en los daños que provoca la actuación sanitaria. Y por supuesto es esencial que los profesionales comuniquen los efectos adversos que detecten. "Hay que pasar de la cultura de la culpa a la de rendición de cuentas. No se trata de culpabilizar sino de analizar los efectos adversos".

En cuanto a la sociedad civil, Beatriz González considera que hay que actuar desde la escuela para llegar a usuarios más responsables, que gestionen su propia salud: "Hay que enseñar que para el colesterol es mucho mejor salir a correr que tomar una pastilla, que un niño tenga tos no significa que necesite antibióticos".