Cataluña se vuelca con la salud mental de la gente sin techo

Antoni Comín, consejero de Salud de la Generalitat de Cataluña, ha anunciado el incremento del presupuesto destinado a atender los trastornos mentales de las personas sin hogar en Cataluña. Este casi se doblará al pasar de 1.188.997 euros en 2016 a 2.096.623 euros en 2017, todo dentro del marco del Plan de Salud Mental, que ha incrementado en 70 millones su presupuesto para este año.

Miguel Ramudo. Barcelona | 29/03/2017 16:34

En su comparecencia ante los medios de comunicación, Antoni Comín quiso recalcar la necesidad de llevar a cabo este aumento del presupuesto, ante las dificultades con las que se encontraban los profesionales que se dedican a este sector tan delicado de la sociedad. Esta medida se encuentra acorde con las líneas marcada desde el departamento de Trabajo, Asuntos Sociales y Familia, que es el encargado de liderar la estrategia integral para la gente sin techo de Cataluña.

"Resulta fundamental realizar un abordaje de la cuestión a través del trabajo conjunto de las diferentes instituciones. Es muy importante la colaboración de las instituciones municipales, como ha sido en el caso de la ciudad de Barcelona y sus servicios sociales. Entre todos hemos detectado los puntos más débiles de la red asistencial y ahora con este aumento presupuestario esperamos reforzarla" explicaba el consejero de Salud.

Para Comín, el aumento presupuestario destinado a la salud mental era fundamental, teniendo en cuenta como la situación de crisis ha agravado la situación de muchas personas en este aspecto. Este aumento presupuestario, el mayor en la historia de la Salud Mental en Cataluña, no servirá sólo para atender a las personas sin techo, sino que se engloba dentro de una campaña destinada a fortalecer las diferentes ramas de la misma. El fin último es implantar un modelo comunitario en la salud mental y trabajar en la prevención de ese tipo de dolencias.

De esta forma explicaba como se destinará casi medio millón de euros al Equipo de atención a la Salud Mental para los Sin Techo (Esmes en sus siglas en catalán). Ellos son los responsables de dirigir las intervenciones sanitarias en salud mental de este colectivo en Barcelona y hasta la fecha contaban con dos psiquiatras y dos enfermeros. La nueva dotación servirá para aumentar dicho equipo a cuatro psiquiatras y uno más a media jornada y cinco enfermeros.

"Con este aumento de la plantilla podremos llegar a todas las partes donde viven los sin techo, algo por lo que estamos muy contentos. A día de hoy ya sentíamos cierta presión porque nos veíamos incapaces de poder ofrecer nuestros servicios a todos aquellos que así lo necesitaban" explicaba Francesca Asensio, psiquiatra y directora de Esmes, que también comentaba como la situación les obligaba a tener que priorizar los casos más graves, desatendiendo otros. Algo que espera se mejore ahora gracias a esta nueva inyección de dinero.

Trabajo en la calle
Se trata Esmes de un equipo que se puso en marcha en el 2007. Su objetivo era el acercar la asistencia sanitaria y social a las personas sin hogar con un trastorno mental más grave. Se trata por lo general de individuos complicados, que muchas veces no aceptaban o no querían ir a los centros de acogida temporal, rehusando además la ayuda de profesionales de la salud mental.

Por ese motivo se planteo la necesidad de cambiar la estrategia, sacando a los psiquiatras de los centros ambulatorios y llevándolos a la calle. Allí, en conjunto con los trabajadores sociales del ayuntamiento, propician un acercamiento paulatino a estas personas con trastornos mentales y buscan la forma de ayudarlos, pero sin imposiciones. Un proceso que puede necesitar hasta dos años para conseguir resultados.

Sin techo de Barcelona
A pesar de las dificultades para llevar un censo exacto, los últimos datos hablan de que hay en la ciudad de Barcelona casi tres mil personas sin techo con algún tipo de problema de salud mental. Esto supone un incremento de más de mil personas con respecto a las cifras que se manejaban en 2008. De todos ellos, casi mil pasan la noche en la calle mientras que el resto pueden hacer uso de residencias o albergues.

"La situación social y médica de estas personas se retroalimenta. El terminar en la calle, sin recursos, es una situación grave que acaba activando las enfermedades mentales. Y estas enfermedades mentales a su vez aumentan su aislamiento haciendo que su situación empeore y les resulte más complicado salir de este círculo vicioso" explicaba Antoni Comín.