viernes, 7 de octubre de 2011

La opacidad de los sistemas obstruye la vía de la eficiencia - DiarioMedico.com

MEDIR COSTES INDIRECTOS Y PROCESOS

La opacidad de los sistemas obstruye la vía de la eficiencia

Para recortar gasto, lo primero que hay que hacer es usar bien el dinero que se tiene. Los sistemas sanitarios deben ser más eficientes, pero para ello es necesario poder evaluar, medir y controlar. Ahí es cuando la eficiencia se topa con el muro de la falta de transparencia.
Rosalía Sierra. Chamonix   |  07/10/2011 00:00

¿Vale la pena la sanidad? Valiente pregunta la que se planteó en la III Convención sobre Análisis y Gestión de la Salud (CHAM 2011, en sus siglas en francés), celebrada en Chamonix, Francia (ver DM de ayer). Christian Saint-Étienne, profesor de Economía Industrial del Conservatorio Nacional de Artes y Oficios de Francia, se atrevió a dar una respuesta rotunda: "La riqueza de un país depende totalmente de su nivel de salud".

A su juicio, no es posible hablar de salud individual; "sólo existe la salud colectiva, ya que la enfermedad de un individuo repercute siempre en su entorno". Esta consideración debería ser tenida en cuenta "al calcular la financiación sanitaria y elaborar los planes de protección social, especialmente en el caso de los destinados a personas jubiladas y en paro".

En este sentido, Brigitte Dormont, profesora de Economía de la Universidad Paris Dauphine, considera preciso "medir los costes de producción de la sanidad y evaluar económicamente el impacto social del estado de salud, porque contando sólo con los costes directos de la provisión de servicios no conoceremos realmente cuánto cuesta o cuánto aporta la salud".

Sabiendo esto, sería mucho más fácil incrementar la eficiencia de los servicios sanitarios, ya que, a juicio de Elisabeth Hubert, ex ministra de Salud de Francia, "dinero hay, pero está mal repartido y mal utilizado". Buena parte de culpa de esta situación la tiene, según Christian le Dorze, presidente del grupo de sanidad privada francés Vitalia, "el hecho de que para ser eficientes nos falta algo fundamental: transparencia; los sistemas sanitarios son terriblemente opacos".

Por su parte, Martin Vial, director general del Grupo Europ Assistance, templa los ánimos afirmando que "para ser más eficientes lo primero que necesitamos es ser más eficaces", pensamiento que entronca con el enunciado por Victor Rodwin, profesor de Política y Gestión de Salud de la Universidad de Nueva York, para quien "la eficiencia no significa nada sin un objetivo claro. ¿Qué buscamos realmente? ¿Productividad? ¿Resultados? ¿Ahorro? ¿Mejorar la salud de la población? El coste no lo es todo: según un estudio, con la misma cantidad de médicos, densidad de población y financiación sanitaria, la salud del Estado de Utah es mucho mejor que la de Nevada".

Aversión a la gestión
Por eso es imprescindible medir procesos y resultados, averiguando qué se hace bien, qué mal y qué más o menos. El problema es que "los sistemas sanitarios tienen cierta aversión por la gestión, los sectores públicos están burocratizados y son complejos, por lo que se hace muy difícil definir parámetros de medida", se lamenta Claude le Pen, economista de la salud y profesor en la Universidad Paris Dauphine.

En un entorno de crisis, todas estas consideraciones se tambalean: "La solidaridad es incompatible con el déficit; debemos encontrar el equilibrio financiero", afirma Nicolas Baverez, historiador y editorialista de Le Monde. En su opinión, hablar de solidaridad "implica también hablar de corresponsabilidad, prevención e implicación del usuario en el autocuidado de su salud", implicación que debería afectar también a la titularidad de los servicios: "Ahora que promovemos la prevención, la atención domiciliaria y la telemedicina, ¿podemos seguir creyendo que las Administraciones pueden seguir manteniendo el monopolio de la prestación sanitaria?".
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