Óscar Giménez
20 Octubre 2011
Cuatro nuevas especialidades médicas están próximas a ser una realidad. El pasado mes de mayo la ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, anunció que antes de final de año se habrá tramitado el Real Decreto por el que se crean las especialidades de Urgencias y Emergencias, Enfermedades Infecciosas, Psiquiatría Infanto-Juvenil y Genética.
Leire Pajín declaró que la decisión de crear las nuevas especialidades responde al interés de muchos colectivos de profesionales y pacientes, y añadió que Sanidad está trabajando para que otras —Medicina de Educación Física y del Deporte, y Medicina Legal y Forense—, que en la actualidad se cursan en régimen de alumnado en algunas facultades de Medicina, se puedan afianzar como especialidades en el sistema de residencia MIR (médico interno residente).
Las cuatro nuevas especialidades vienen siendo reclamadas desde hace muchos años por los profesionales que trabajan en sus ámbitos respectivos. Sin embargo, su nacimiento no ha estado exento de polémica en algunos casos. Desde el mismo momento del anuncio hecho por la ministra, la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) rechazó la creación de las especialidades de Urgencias y Emergencias y de Enfermedades Infecciosas. En un comunicado, esta sociedad científica declaró que “plantear nuevas especialidades médicas sin haber aprobado, implantado y evaluado el proyecto de troncalidad, en uno de los países con mayor número de especialidades, es un riesgo del sistema sanitario y cuenta con nuestra firme oposición”.
Junto a la SEMI, han manifestado su rechazo a la especialidad de Urgencias y Emergencias tanto la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) como la de Medicina Intensiva, Crítica y Unidades Coronarias (SEMICYUC). Consideraban que los profesionales que trabajan en urgencias ya son especialistas y que una nueva especialidad “supondría la descoordinación entre niveles y la fragmentación del sistema y de la asistencia”.
Estas sociedades científicas propugnan un modelo que contemple la especialidad de Urgencias y Emergencias como un área de capacitación específica, es decir, una especialidad a la que sólo pueden optar médicos que tengan una especialidad previa como Medicina Interna, Medicina Intensiva o Medicina de Familia.. Este es, en estos momentos, el modelo que maneja el Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad, lo cual ha provocado que en el seno de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) se sientan engañados.
Urgencias. Promesa incumplida
El Dr. Tomás Toranzo, presidente de SEMES, califica el anuncio de la ministra Pajín como un “fraude”. “En Europa la medicina de urgencias es una especialidad primaria —explica—, igual que cualquier otra especialidad médica que tenga una gran actividad asistencial. Y en España a la formación especializada se accede directamente desde el examen MIR, en función de la vocación de cada médico, no siendo necesario tener una especialidad previa, justo lo contrario de lo que ahora proponen. Eso es reespecialización”.
“Se nos había prometido la especialidad en Medicina de Urgencias sin trampas —añade—, y así lo anunciaron en su día, cuando eran ministros de Sanidad, Elena Salgado, Bernat Soria, Trinidad Jiménez y la última, de manera más solemne, Leire Pajín. En ese mismo sentido había sido aprobada una proposición no de ley en la Comisión de Sanidad del Congreso de los Diputados, y así lo había recomendado también la Comisión Técnica de Formación Especializada del propio Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad”.
“Sin embargo —continúa el presidente de SEMES—, por presiones de otras organizaciones, se ha optado por un sistema que, reconociendo que la Medicina de Urgencias es una especialidad, exige para poder especializarse, no solamente la titulación de médico, sino que además se tenga una especialidad previa. En primer lugar, esto es ilegal por ir en contra de lo previsto en la LOPS (Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias), y en segundo, es un fraude a los servicios de urgencias y a sus profesionales. Con ese planteamiento, la de Urgencias y Emergencias será la especialidad más larga de todas las existentes en el sistema sanitario español y europeo. Como mínimo, hará falta cursar una especialidad corta de 4 años, como puede ser Medicina de Familia, y añadir después los años que dure la especialización en urgencias”.
Las presiones a las que se refiere el Dr. Toranzo proceden principalmente de las sociedades nacionales de médicos de atención primaria, internistas e intensivistas. “Estas sociedades han rechazado de siempre la creación de la especialidad de Urgencias y Emergencias y han puesto trabas constantemente a su creación, sobre todo semFYC, que ha llevado la voz cantante. Esta sociedad ha jugado con una serie de argumentos totalmente falsos. Por ejemplo, que perseguimos intereses de tipo laboral o retributivo. Eso es falso, pues una gran mayoría de médicos que trabajamos en servicios de urgencias y emergencias ya tenemos plaza en propiedad y, junto con los interinos y eventuales, tenemos condiciones de trabajo muy similares al resto de médicos de cada uno de nuestros servicios de salud. El tener o no la especialidad de Urgencias y Emergencias, por sí solo, no cambiaría esto. También, se ha dicho que en SEMES sólo queríamos un título de especialista en urgencias. Nada más lejos de la verdad. Precisamente, en el proyecto que ahora propone la Administración se daría ese título a todos los que llevamos trabajando un tiempo en urgencias y cumpliésemos unos requisitos competenciales. Realmente, lo único que pretendemos es garantizar que los profesionales que vengan a trabajar a urgencias tengan la formación, conocimientos y competencias necesarios para ponerse desde el primer día al servicio de los pacientes con las máximas garantías. El modelo actual no lo facilita”.
Por otro lado, el Dr. Toranzo señala que las mencionadas sociedades científicas también argumentaban que, si saliera el modelo de SEMES, se impediría trabajar en los servicios de urgencias a los actuales médicos de familia, internistas o intensivistas, o a los residentes de estas especialidades. “También falso —apunta—, pues es el actual proyecto de real decreto el que de verdad impide el acceso al título de especialista en urgencias a todos aquellos que, a partir del momento en que se apruebe, no tengan un período de al menos 7 años de trabajo en urgencias. Es decir, un médico que haya comenzado ahora la residencia en Medicina de Familia, Interna o Intensivos no podrá trabajar en urgencias cuando la termine. Y si quiere tener el título, tendrá que hacer un nuevo MIR de Urgencias y Emergencias. Por el contrario, en SEMES, además de especialidad primaria de Urgencias y Emergencias, también queremos que el período transitorio se alargue lo necesario para que puedan acceder por la vía directa a la especialidad, al menos, todos aquellos que estén trabajando en urgencias cuando salga la primera promoción de esta especialidad. De esta manera, en ese período se podrán seguir incorporando profesionales que, con el tiempo de trabajo y la formación que precisen, podrán acceder a la titulación sin tener que hacer una nueva especialidad, a la vez que se mantienen operativos estos servicios”.
“El Dr. Tomás Toranzo, presidente de SEMES advierte que tal y como está planteada, Urgencias y Emergencias será la especialidad más larga de todas las existentes. Hará falta cursar una especialidad corta de 4 años, como puede ser Medicina de Familia, y añadir después los que dure la especialización en Urgencias y Emergencias”.
“Por lo tanto, pedimos a la semFYC y las otras sociedades que dejen de engañar a sus propios socios y a sus residentes —señala el presidente de SEMES—. Creo que son presa de una especie de pánico tras conocer las intenciones de muchos candidatos a MIR a hacer Urgencias y Emergencias, como demostramos en una encuesta que hicimos el año pasado y que está disponible en nuestra revista científica. Les pediría, por tanto, que reflexionen y que expongan con claridad sus intereses”.
Respecto a las críticas de que la creación de la especialidad de Urgencias se traduciría en un incremento del gasto sanitario, el presidente de SEMES considera que tal afirmación es “una falacia”: “Basta con usar el sentido común y hacer un simple análisis para comprobar que eso es falso. Lo único que garantiza la creación de la especialidad de Urgencias y Emergencias es una formación adecuada. Los servicios de urgencias están ya creados. La nueva especialidad no va a suponer un incremento de los puestos de trabajo, pues son los que hay. Crear la especialidad no representa ningún coste añadido, solamente implementar la formación. El número de especialistas que se formen en España será el mismo, pues los que vienen a trabajar actualmente a urgencias proceden de otra especialidad. Por lo tanto, es una falacia decir que supondrá un mayor coste económico y una utilización de falsos argumentos para desacreditar un proceso. Lo que sí es un despilfarro inútil y gratuito, y más en un momento de crisis como el actual, es formar un especialista en una especialidad que no va a ejercer, como hace el proyecto actual que apoyan estas sociedades. Por el contrario, un profesional con especialidad, bien formado, aumenta la eficiencia del sistema, hará una mejor utilización de los recursos, disminuirá la medicina defensiva y aumentará la calidad asistencial y la seguridad de los pacientes”.
Por otro lado, respondiendo a la acusación de que la especialidad de Urgencias y Emergencias. supondría descoordinación entre niveles y fragmentación del sistema y de la asistencia, el Dr. Toranzo recuerda que “formar a especialistas en urgencias no significa que las urgencias deban inventarse. Son una realidad desde hace mucho tiempo. Los servicios y los profesionales están ahí desde hace años. Lo que pedimos es que los profesionales que trabajen en urgencias tengan formación específica para que puedan desenvolverse con el mismo o mejor nivel de calidad que tenemos actualmente. Los médicos que se incorporan a urgencias hoy día deben completar su formación, mientras ya están trabajando, en las carencias que tienen, en función de la especialidad de la que procedan. Por ejemplo, un internista necesitará formación en el manejo del paciente politraumatizado y un médico de familia requerirá formación en pacientes críticos. Si existe la especialidad de Urgencias y Emergencias, los médicos que se incorporen ya tendrán toda esa formación”.
La necesidad de la especialidad se ha analizado en el entorno internacional y europeo. El presidente de SEMES señala que en España, la propia comisión técnica reconoció la necesidad de una formación específica en urgencias que actualmente no existe. “Todas las especialidades tienen una parte de urgencias en su programa formativo, pero todas la hacen por separado —indica—. Sin embargo, los pacientes no enferman por apartados. Para atenderlos en Urgencias hacen falta profesionales con formación específica, que les proporcione un abordaje integral. Eso es algo que nadie discute, ni siquiera quienes rechazan la creación de la especialidad. Para ello, nosotros apostamos por la especialidad porque se trata de un ámbito asistencial muy amplio, con un gran volumen de pacientes, con patologías muy complejas y con un cuerpo doctrinal suficientemente amplio que justifica ese período formativo. De ese modo, cuando los médicos terminen su formación, tendrán todas las competencias para desarrollar su labor con la máxima eficiencia.
Esto se hace en Estados Unidos y Europa. Además, son los propios profesionales que trabajan en los servicios de urgencias, procedentes de otras especialidades y que conocen verdaderamente este ámbito asistencial, los que opinan que la especialidad es necesaria”.
El presidente de SEMES concluye que la reclamación de la sociedad a la que representa no esconde ninguna reivindicación laboral y advierte que seguirá luchando para que el modelo que propone sea una realidad. “Lo que pedimos es una formación homogénea —manifiesta—. Hay que recordar que los servicios de urgencias son los que garantizan en situaciones críticas la equidad en el Sistema Nacional de Salud. Es esencial que cualquier paciente que necesite atención urgente la reciba por parte de un profesional perfectamente formado y capacitado para resolver su problema. Muchas son patologías tiempo–dependientes y, a veces, no ofrecen una segunda oportunidad. La especialidad de Urgencias y Emergencias. es necesaria porque hay pacientes que la precisan”.
“El anuncio de la especialidad de Enfermedades Infecciosas también ha levantado polvareda. La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y la Comisión Nacional de esta especialidad considerando que las áreas que pretende cubrir forman parte esencial de la Medicina Interna”.
Enfermedades Infecciosas. Relevo generacional
En contraste con lo sucedido con urgencias, la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) valora muy positivamente la próxima creación de la especialidad de Enfermedades Infecciosas. Su vicepresidente, el Dr. José María Miró, recuerda que es una aspiración de la SEIMC desde hace muchos años y subraya que la preocupación de los profesionales que trabajan en este ámbito no reside en que se les proporcione el título de especialista, sino en que puedan transmitir sus conocimientos a una nueva generación de infectólogos españoles. “Hay toda una generación de médicos internistas que se han dedicado a las enfermedades infecciosas desde hace más de 20 o 25 años —explica—. El hecho de que se cree la especialidad va a permitir un recambio generacional. Podremos formar a especialistas en el campo de las enfermedades infecciosas de manera que el nivel asistencial, de investigación y docente que se ha alcanzado se podrá mantener en el tiempo, de lo cual se beneficiarán los pacientes individualmente y la sociedad en su conjunto”.
La gran mayoría de países de la Unión Europea cuenta con la especialidad de Enfermedades Infecciosas. El Dr. Miró comenta que el hecho de que España carezca de ella ha impedido venir a trabajar a nuestro país a especialistas extranjeros. “Tampoco se les puede homologar como internistas ni como microbiólogos, ya que son áreas distintas —apunta—. Crear la especialidad va a permitir que la movilidad sea real”.
No obstante, el anuncio de la creación de esta especialidad también ha levantado polvareda. La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y la comisión nacional de esta especialidad han expresado su rechazo, considerando que las áreas que pretende cubrir forman parte esencial de la medicina interna y que dañaría su contenido curricular, su cartera de servicios y su posibilidad de desarrollo profesional, tal como declararon en un comunicado. “Por otra parte —añadían—, induciría cambios en la oferta docente, obligaría a fragmentar los servicios con una mayor complejidad en los centros sanitarios y generaría problemas de organización asistencial, de competencias y de responsabilidad profesional de consecuencias incalculables”.
Apuestan por un proyecto de troncalidad que evite problemas como “la falta de conocimientos básicos comunes y la superespecialización temprana”, y proponen que la especialidad de Enfermedades Infecciosas sea un área de capacitación específica de 2 años de formación que se añadirían a los 5 de especialización en Medicina Interna.
El vicepresidente y futuro presidente de la SEIMC —quien, por cierto, es internista—, entiende que cada cual defienda sus intereses, pero considera que la propuesta de la SEMI es una mala política por dos razones: “En primer lugar, porque encarece el MIR, ya que obtener la especialidad en Enfermedades Infecciosas ocuparía de ese modo 7 años. Y en segundo, porque 2 años de formación en Enfermedades Infecciosas sería insuficiente. Además, la titulación no sería homologable con la del resto de países europeos”.
“Por otra parte —recuerda el Dr. Miró—, la situación de las enfermedades infecciosas en España es una realidad desde hace muchos años. Ya existen servicios, secciones y unidades de enfermedades infecciosas en decenas de hospitales. No hay que crear dispositivos asistenciales nuevos. Los internistas no van a perder poder, dado que los servicios ya existen y los residentes ya rotan por nuestras áreas”.
No obstante, en el seno de la SEIMC existe otro problema relacionado con la formación de residentes, y es que el borrador de Real Decreto de Troncalidad sitúa la Microbiología en el tronco de Laboratorio y Diagnóstico Clínico, junto con Análisis Clínicos, Inmunología y otras especialidades. “Este tronco tiene 2 años de formación común y luego solamente 2 años dedicados a la especialidad en sí, cuando para formar a un buen microbiólogo se necesitan como mínimo 4 años”, opina el vicepresidente de esta sociedad científica.
Los microbiólogos rechazan el borrador y quieren que la Microbiología, tal como ha sucedido con la Anatomía Patológica, sea una especialidad independiente y esté fuera de ese tronco común de Laboratorio y Diagnóstico Clínico. “Infectólogos y microbiólogos vamos de la mano —manifiesta el Dr. Miró—. No se puede entender una buena infectología sin tener unos buenos laboratorios de microbiología. De hecho, trabajamos conjuntamente en el día a día para solucionar los problemas individuales de los pacientes, así como los hospitalarios y sociales”.
Para el Dr. Miró, el real decreto de nuevas especialidades será un punto de partida. “En los siguientes meses se deberá crear la comisión nacional de la especialidad, que tendrá distintas labores, entre ellas crear el programa formativo MIR y acreditar a la generación intermedia que lleva años dedicándose a las enfermedades infecciosas, estableciendo unos baremos para determinar quién está cualificado para tener el título de especialista, en función de su currículum asistencial, docente e investigador. Asimismo, la comisión nacional deberá decidir qué instituciones podrán tener unidades docentes para formar a los futuros especialistas en Enfermedades Infecciosas, que serán nuestro recambio generacional”.
“Especializarse en Psiquiatría Infanto–Juvenil, tal como se plantea actualmente, consistirá en un período de formación en un tronco común de Psiquiatría de unos 2 años de duración, del que partirán dos especialidades: Psiquiatría General y Psiquiatría Infanto–Juvenil”.
Psiquiatría Infanto–Juvenil. Atención diferenciada
La demanda de la especialidad de Psiquiatría Infanto- Juvenil también viene de décadas atrás. Lituania y España son los dos únicos países de la Unión Europea donde todavía no existe esta especialidad. La Dra. María Dolores Domínguez Santos, presidenta de la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente (AEPNYA), justifica su necesidad subrayando que “los niños presentan una patología psiquiátrica específica. Existen trastornos psiquiátricos que solamente se dan en la infancia y que a veces se mantienen en la vida adulta y a veces no, pero cuando la persona llega a adulta debe estar diagnosticada de esos trastornos”.
Por otra parte, añade que “los niños también presentan trastornos psiquiátricos comunes con los adultos, pero con manifestaciones propias de un individuo que está desarrollándose. Por ello, los síntomas, el trastorno, la evolución y el pronóstico son distintos. Existen suficientes razones para pensar que los niños requieren una atención diferenciada. No son adultos, no se expresan como adultos, la patología no se manifiesta igual y ni siquiera hay que intervenir con los mismos tratamientos”.
La patología a la que se refiere la presidenta de la AEPNYA engloba, entre otros, todos los trastornos generalizados del desarrollo. “Es lo que conocíamos como autismo —apunta— e incluyen los trastornos del habla, del lenguaje, de la psicomotricidad y del aprendizaje, así como los retrasos mentales, que aparecen siempre en la infancia. Son trastornos que deben diagnosticarse y tratarse en la infancia desde el punto de vista psicoeducativo y a veces no tanto desde el punto de vista propiamente psiquiátrico. Son trastornos que hay que diagnosticarlos, valorarlos, orientar a las familias, establecer un tratamiento y hacer un seguimiento”.
Evidentemente, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es otro de los más destacados en el ámbito de la nueva especialidad. “Hacia los 6 años de edad se puede realizar el diagnóstico y establecer un tratamiento que puede solucionar el problema en gran medida —declara la Dra. Domínguez Santos—. El tratamiento del TDAH tiene éxito en el 80% de los casos, en el sentido de que mejora el trastorno y permite un desarrollo y un rendimiento normales del niño”.
Por lo tanto, la valoración que hace la AEPNYA del anuncio de la ministra Leire Pajín es muy positiva. “La creación de la especialidad —explica su presidenta— implica el reconocimiento, la independencia y la formación en profundidad de profesionales, ya que hasta ahora nos hemos formado como mejor hemos podido, con mucho esfuerzo personal y sin más medios que los que cada cual disponía a nivel económico, de tiempo y de voluntad. Es un punto de partida hacia la creación de servicios especializados y obtención de recursos para atender a los niños de manera específica, dado que actualmente la psiquiatría infantil se basa en la voluntad de algunos profesionales, el consentimiento de los jefes de servicio de psiquiatría o pediatría y poco más”.
Asimismo, la Dra. Domínguez Santos subraya que las asociaciones de enfermos y familiares han contribuido mucho a la hora de sensibilizar a la clase política sobre la necesidad de crear la especialidad de Psiquiatría– Infanto Juvenil: “Las asociaciones de familiares, que se han ido creando porque no tenían más remedio, han visto de cerca que los profesionales que trabajamos en este campo estamos desasistidos. Cuando se establece una buena relación y se ve el esfuerzo que realizan los profesionales sin tener medios, las personas también responden. Las asociaciones han sido un puntal muy importante. De hecho, el primer anuncio de que se crearía la especialidad lo hizo Bernat Soria cuando era ministro llamando en primer lugar a las asociaciones de familiares, antes que a los profesionales.
Especializarse en Psiquiatría Infanto–Juvenil, tal como se plantea actualmente, consistirá en un período de formación en un tronco común de Psiquiatría —probablemente de 2 años de duración—, del que partirán dos especialidades: Psiquiatría General y Psiquiatría Infanto–Juvenil, aunque la Dra. Domínguez no descarta que en el futuro se desgajen otras especialidades, por ejemplo Psicogeriatría o Psiquiatría Forense.
“Según el proyecto de Decreto de Troncalidad, que espera la aprobación por parte del Ministerio, la Genética se incluiría en el tronco multidisciplinar de Laboratorio y Diagnóstico Clínico”
Genética. Hacia la medicina personalizada
La Asociación Española de Genética Humana (AEGH) lleva más de 30 años intentando convencer al Ministerio de Sanidad de que esta especialidad es necesaria. Por lo tanto, su próxima creación es una buena noticia, tal como señala el Dr. Feliciano J. Ramos, presidente de esta sociedad científica, quien afirma que “contribuirá a mejorar la atención sanitaria de los ciudadanos, a la mejor utilización de diversos servicios sanitarios y a la optimización de sus gastos, por ejemplo, mediante estudios genéticos”.
Sobre la necesidad de que se reconozca oficialmente esta nueva especialidad, el presidente de la AEGH declara que podría enumerar varias razones, pero que las principales son dos: “En primer lugar, se ofrecería un mejor servicio al paciente con una enfermedad genética y/o hereditaria y a su familia, basado en la atención por parte de profesionales adecuadamente formados y en unos servicios hospitalarios y extrahospitalarios bien organizados y coordinados; y en segundo, existiría un reconocimiento oficial de una especialidad que ya lo está en la mayoría de los países de la UE y países desarrollados del resto del mundo, así como el reconocimiento de unos profesionales que han dedicado la mayor parte de su tarea asistencial a las distintas áreas de la genética humana asistencial”. En el conjunto de la UE, solamente Grecia y España carecen de la especialidad de Genética, dos países que a juicio del Dr. Ramos “parecen condenados a ir de la mano siempre que se habla de cosas negativas”.
En su opinión, la celebración de las elecciones generales del 20-N no parece ser un posible escollo en la creación de la especialidad. “Tanto si ganase el PP como si lo hiciera el PSOE, entendemos que la especialidad de Genética seguiría adelante, ya que en diferentes contactos que hemos mantenido con representantes de ambos partidos siempre mostraron un firme apoyo a la creación de nuestra especialidad. Además, todos los demás partidos con representación parlamentaria en el Senado se sumaron a ese apoyo en una sesión en la que se habló de la especialidad de Genética tras una pregunta parlamentaria”.
“Una vez puesta en marcha —continúa el presidente de la AEGH—, habrán ocurrido dos cosas importantes. La primera es que se habrá reconocido como genetistas, siguiendo los criterios que formule la futura comisión de la especialidad, a numerosos profesionales que llevan muchos años trabajando en genética asistencial, sea en el ámbito público o en el privado. La segunda es que se habrán identificado los centros e instituciones donde se formarán los futuros especialistas en Genética”.
Por otro lado, y según el proyecto de decreto de troncalidad, que espera la aprobación por parte del Ministerio, la Genética se incluiría en el tronco multidisciplinar de Laboratorio y Diagnóstico Clínico. “Esto significa —apunta el Dr. Ramos— que habrá una formación troncal común, posiblemente de 2 años, seguida de una formación específica de la especialidad, de otros 2 años, en la que habrá que diferenciar la formación de los médicos y la de los no médicos. Todo eso está ya establecido en los países de nuestro entorno y en Estados Unidos. Por lo tanto, no hay que inventar nada nuevo, solamente aplicar y adaptar a nuestro sistema lo que ya está funcionando con éxito en otros lugares”.
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