El 80% de los pacientes hipertensos interrumpe su tratamiento durante las vacaciones
Madrid (06/07/2012) - Redacción
• En verano aumenta un 20 por ciento la prevalencia de incumplimiento terapéutico, una de las principales causas del fracaso en la consecución de los objetivos de salud
• La SEH-LELHA aconseja a estos pacientes viajar siempre con el tensiómetro y no olvidar la medicación
En esta época del año aumenta un 20 por ciento la prevalencia de incumplimiento terapéutico, una de las principales causas del fracaso en la consecución de los objetivos de salud. Se calcula que ocho de cada diez pacientes hipertensos interrumpe total o parcialmente su tratamiento durante las vacaciones estivales. Como consecuencia, el paciente corre el riesgo de tener problemas cardiacos como una angina, un infarto o insuficiencia cardíaca, así como problemas cerebrales como ictus o insuficiencia renal.
Durante estos meses los pacientes presuponen que la relajación propia de las vacaciones puede disminuir las cifras de presión arterial y que, por tanto, su necesidad de tratamiento es mucho menor. Esto, sumado al hecho de que el calor generalmente produce un descenso de la "tensión" hace que los pacientes adopten decisiones por su cuenta y riesgo sobre su medicación.
"Todas las precauciones son pocas para disfrutar de unos días de descanso sin contratiempos", alerta la doctora Martell ante el incremento del sedentarismo y el aumento en el consumo de helados y refrescos. "Una mala alimentación con gran carga de grasas y sal, junto con otros factores como el abuso del alcohol, el tabaco o la disminución de la actividad física diaria y, sobre todo, el incumplimiento o el abandono de la medicación provoca un descontrol de la tensión arterial, además de aumentar los niveles de colesterol, de triglicéridos e incluso de azúcar", aclara.
La población anciana es especialmente vulnerable durante los meses de verano y, aún más, cuando padecen hipertensión arterial. El propio envejecimiento fisiológico caracterizado por una dificultad-lentitud del riñón para retener el sodio necesario y el aumento del umbral de la sed, que les hace necesitar un estímulo mucho mayor para sentir la necesidad de líquidos, incrementa en gran medida el riesgo de sufrir deshidratación. "Si a esto añadimos que la mayoría de los pacientes hipertensos reciben un tratamiento con fármacos diuréticos y, además, restringen enormemente su consumo de sal, la probabilidad de sufrir deshidratación es mucho mayor", concluye la doctora Martell.
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