viernes, 24 de junio de 2011

"La deontología del médico no puede quedar al albur de ideologías políticas" - DiarioMedico.com

GARCÍA ALARILLA PRESIDIRÁ EL COLEGIO HASTA 2012



"La deontología del médico no puede quedar al albur de ideologías políticas"


Miguel García Alarilla preside el Colegio de Médicos de Madrid desde que Juliana Fariña se acogió, el pasado septiembre, a una baja por enfermedad. Para justificar la normalidad institucional de la entidad, repasa con DM lo que ya se ha hecho y los temas pendientes hasta la próxima cita con las urnas, en mayo de 2012. Si logra suficiente apoyo, baraja presentarse.

Francisco Giori
24/06/2011 00:00


García Alarilla, presidente en funciones del Colegio de Madrid.


Aunque lleva ocho meses de baja por enfermedad, Juliana Fariña está en permanente contacto con una junta directiva "muy unida, cohesionada y que garantiza la normalidad institucional del colegio"; diga lo que diga la oposición interna, "el colegio más importante de España por número de colegiados ha hecho oír su voz, y seguirá haciéndolo, en todos los temas que afectan al médico madrileño"; se reincorpore o no Fariña -"lo que veo muy improbable"-, no es preciso adelantar los comicios, porque esa junta directiva "garantiza el buen gobierno de la entidad" hasta las elecciones de mayo de 2012; "si logro los apoyos que considero que debo tener, sí me presentaría a esas elecciones". Palabra del ginecólogo Miguel García Alarilla, presidente en funciones del Colegio de Madrid.

Uniteco quiere ampliar su influencia en el colegio, y el contrato que tenemos con ellos, en vigor hasta 2013, no será renovado en las condiciones actuales

Por mucho que se insista en que la baja de Juliana Fariña no afecta al gobierno colegial, lo cierto es que la propia presidenta puso su cargo a disposición de la junta directiva.

-Sí, pero no porque considerara que su situación personal afectara a la marcha de la institución, sino porque interpretó que no había podido cumplir un punto de su programa, concretamente la eliminación de los contratos basura en la sanidad madrileña, algo, por cierto, muy difícil de cumplir en el actual contexto de crisis. En cualquier caso, la junta directiva rechazó su propuesta por unanimidad.



¿Qué deberes le ha dejado pendientes Fariña del programa con el que ganó las últimas elecciones?

-Hay dos puntos clave. El primero, que ya se ha cumplido, es la revisión del contrato que manteníamos con la entidad bancaria. Se intentó renegociar el acuerdo que teníamos con el Banco Popular, pero la entidad no aceptó las condiciones que proponía el colegio y se ha buscado otra firma (el Banco de Santander), con la que se ha suscrito otro acuerdo que entendemos que mejora sustancialmente las condiciones del anterior. El segundo punto, que está en trámites, es la revisión de la relación que el colegio mantiene con la entidad aseguradora que nos ha prestado sus servicios hasta la fecha (Uniteco Profesional).



¿En qué punto exacto están esas conversaciones?

-Hay una diferencia sustancial entre ambas partes: nosotros creemos que Uniteco es una correduría de seguros y, como tal, debe limitar su actuación a ese ámbito, y ellos quieren ampliarlo al sector banca/seguros, es decir, aumentar su nivel de influencia, algo que, desde nuestro punto de vista, iría en detrimento de la independencia del colegio. Ese límite es infranqueable, de forma que el contrato actual, que tiene vigencia hasta 2013, no se renovará en las condiciones actuales.



Nos parece bien que el área de Madrid sea única desde el punto de vista administrativo, pero creemos que la asistencia debería estar sectorizada

¿Estamos hablando de una ruptura definitiva de relaciones?

-Si aceptan el contrato que les ofrecimos, y que creemos que es beneficioso para el colegiado, estaremos encantados de seguir colaborando con ellos.



La relación del colegio con las entidades de seguro tampoco parece atravesar su mejor momento.

-Sólo pretendemos mejorar los baremos que tienen los médicos con las compañías privadas, aunque nos consta que es difícil en el momento actual. Pero tanto la ausencia de un contrato entre los médicos y las compañías como los honorarios actuales son indignos.



¿Cuánto deberían mejorar esos honorarios?

-De aquí a cuatro años deberían duplicarse. Ése es el objetivo máximo, pero, claro, todo es negociable. En cualquier caso, y pese a la crisis, creo que las compañías de seguros tienen capacidad y solvencia económica suficiente para aumentar bastante los baremos de los honorarios médicos.



¿Ve factible que la colegiación acabe siendo voluntaria en España?

-Espero que esa idea no prospere, porque el ejercicio médico no puede ser regulado por nadie ajeno a una profesión que tiene dos pilares básicos: la reacreditación permanente de los médicos y la cuestión deontológica, que no puede estar en manos de ningún gobierno, sino de una comisión colegial específica. El componente deontológico fundamental que tiene la profesión médica no puede quedar al albur de ideologías políticas. Esto justifica por sí solo la existencia de la colegiación obligatoria.



Puestos a pedir, ¿qué le pediría al Gobierno de Esperanza Aguirre?

-La relación ha sido tradicionalmente buena, pero eso no quita para que haya opiniones discordantes, como en el caso del área única, por ejemplo. Nos parece bien que sea única desde el punto de vista administrativo, pero creemos que la asistencia sanitaria debería estar sectorizada, dada la extensión de Madrid, su infraesctructura, tanto ambulatoria como hospitalaria, y el volumen de pacientes. Tampoco nos parece muy razonable la libre elección de médico total y absoluta.


De la provisionalidad del Gobierno a la promesa electoral

Miguel García Alarilla no le duelen prendas en cuestionar las últimas iniciativas legislativas de un Gobierno central que, según él, "parece un tanto inconsistente por las incertidumbres y dudas que se ciernen sobre él, empezando por la duración de la legislatura". Esa misma sensación de provisionalidad hace que no entienda la febril actividad normativa que parece aquejar al Ejecutivo en su recta final, y que se traduce, entre otras iniciativas, en la Ley Ómnibus, la orden que regula la incompatibilidad de la pensión de jubilación con el ejercicio privado y el proyecto de ley de cuidados paliativos. Con respecto a este último, García Alarilla se confiesa "francamente preocupado por una ley que eufemísticamente se llama del final de la vida, pero que yo creo que es una ley de eutanasia sin más". Lamenta que el Gobierno sólo haya tenido en cuenta una de las 36 alegaciones que presentaron la OMC y Secpal -"y no la más importante, por cierto"-, y asegura que el colegio que preside "se posicionará, casi con toda seguridad en contra, una vez que se conozca el texto definitivo". Con respecto a la incompatibilidad entre la percepción de jubilación y el mantenimiento del ejercicio privado, no duda en calificarla de "expropiación en forma de orden ministerial. Esta iniciativa conculca el concepto de profesión liberal que define a nuestro colectivo".Asume su parte de culpa en la desafección del médico con respecto al colegio, pero ensaya una explicación que va más allá del buen o mal gobierno de la entidad: "Me da la sensación de que, a veces, los colegiados ven en el colegio lo que no es. Su papel fundamental es la protección del ciudadano, garantizándole que el médico le va a prestar una asistencia de calidad". Aun así, concluye con un esbozo de programa electoral, quizás un anticipo del que presente en mayo: "Nuestro próximo objetivo será defender al facultativo madrileño en cualquier foro en el que se diriman sus intereses, sin usurpar, claro, el papel de los sindicatos".


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