Cronificar la enfermedad e incrementar la supervivencia de los pacientes con mieloma, objetivos de los hematólogos a nivel mundial
Nueva Orleans (18/12/2013) - Leonor Rodríguez
Se celebra el 55º Congreso Anual de la Sociedad Americana de Hematología, donde se han presentado más de 800 abstract sobre esta patología
El mieloma, una enfermedad que cada vez se diagnostica en pacientes más jóvenes, ha sido uno de los temas en torno a los que ha girado el 55º Congreso Anual de la Sociedad Americana de Hematología que se acaba de celebrar en Nueva Orleans. Que existe un gran interés científico en torno a esta patología lo ponen de manifiesto los más de 800 abstract que se han presentado sobre ella. Mucha información distinta sobre nuevos medicamentos, combinaciones, formas de administración, de monitorización... y, sobre todo, sobre remisiones más largas y mejoras en la supervivencia.
Según se explicaba en un workshop para medios de comunicación de todo el mundo, en la última década se han presentado nuevas terapias que se están tolerando muy bien y con gran impacto en la respuesta, las remisiones y las tasas de supervivencia. Tal y como reconocía el Dr. Brian Durie, presidente y director médico de la Fundación Internacional del Mieloma, en los últimos diez años se ha doblado la supervivencia en estos pacientes. "La clave es que hay nuevos medicamentos para mejorar la supervivencia y mantener vivos a los enfermos hasta el descubrimiento del siguiente fármaco, que ya está en camino".
En este sentido, el Dr. Joseph Mikhael, profesor de la Clínica Mayo, señalaba que "no solo tenemos la capacidad de mejorar los medicamentos que ya hemos estado usando contra el mieloma y la manera de utilizarlos, sino que tenemos nuevas generaciones de fármacos muy eficaces".
A la hora de hablar de los nuevos tratamientos y de sus nuevas formas de uso, el Dr. Mikhael se refirió a los anticuerpos monoclonales, los inhibidores KSP (Kinesin spindle proteine) o los medicamentos epigenéticos (inhibidores HDAC). Todos ellos "muy prometedores" solos o en combinación con otros fármacos. En este sentido, el profesor de la Clínica Mayo destacó, entre las terapias más recientemente aprobadas y que han sido estudiadas en ASH 2013, pomalidomida y carfilzomib. La primera ha demostrado su eficacia en pacientes recurrentes/refractarios; y la segunda, en combinación con lenalidomida y ciclofosamida, tanto en recaídas como en pacientes recién diagnosticados. Pero quizás lo más interesante, en su opinión, sea la combinación de pomalidomida y carfilzomib, cuya administración conjunta ha demostrado respuestas en las 2/3 partes de pacientes anteriormente tratados y con alto riesgo genético.
Otro estudio citado por Mikhael era una investigación de su propio centro, la Clínica Mayo, con ciclofosamida, bortezomib y dexametasona, que logró más de 5 años de supervivencia. En su opinión, lo importante es convertir la patología en una enfermedad crónica. "Hay que asegurarse de que la gente viva más tiempo y con mayor calidad de vida".
Mieloma latente asintomático
La contribución española en el workshop para periodista vino de la mano de la Dra. María Victoria Mateos, del Hospital de Salamanca. La Dra. Mateos se refirió a una investigación centrada en el mieloma múltiple latente asintomático llevada a cabo por el grupo español. Se trata de una enfermedad heterogénea, con pacientes con riesgo bajo de progresar la enfermedad, con riesgo intermedio o con alto riesgo de progresión. Tal y como señalaba, para plantear el tratamiento se debería valorar la definición de mieloma latente, que se podría considerar como una patología diferente dentro de los pacientes con mieloma. "Pero lo más importante es que el riesgo más alto es una entidad diferente dentro del grupo".
El grupo de mieloma de España decidió hacer una prueba de control con los pacientes de mieloma latente asintomático, pero con alto riesgo de desarrollar la enfermedad. Estos pacientes fueron tratados de manera temprana con lenalidomida y dexametasona. El primer hallazgo importante, según explicó la Dra. Mateos a la prensa internacional, fue que los dos medicamentos fueron muy efectivos, con tasas de respuesta del ocho por ciento y de ellos el 16 por ciento de remisión total. "El punto principal de esta prueba era demostrar la importancia del tratamiento temprano en los pacientes con mieloma latente de alto riesgo para demorar la progresión de la enfermedad".
Así, el beneficio para la tasa de respuesta y el tiempo de progresión de la enfermedad asintomática se tradujo en un beneficio importante en términos de supervivencia para los pacientes que recibieron tratamiento temprano. De hecho, en 5 años el 94 por ciento de los pacientes que recibieron el tratamiento temprano seguían vivos. Por ello, la conclusión final, según la doctora española, es que para el tratamiento temprano en los pacientes con mieloma latente de alto riesgo hay que redefinir la definición; y, lo más importante, es que los enfermos de alto riesgo y ultraalto riesgo "pueden obtener un beneficio significativo con tratamiento temprano antes de que la enfermedad desarrolle alguna sintomatología". La idea es aplicar el mismo enfoque que los oncólogos llevan a cabo con otros tipos de cáncer. "No esperar a que la enfermedad se desarrolle en síntomas incontrolables".
Otro de los avances a los que se hizo referencia en encuentro con los medios de comunicación internacionales fue la presentación en la sesión plenaria de un estudio que confirma la superioridad de lenalidomida en combinación con dexametasona en pacientes mayores no candidatos al trasplante autólogo de células madre de nuevo diagnóstico. Según destacaba la Dra. Mateos, "será un estándar de tratamiento para estos enfermos". El Dr. Brian Durie también destacó esta investigación, realizado en más de 1.600 enfermos.
El estudio FIRST dividió a los pacientes en tres grupos que recibieron de manera continuada lenalidomida oral y dexametasona en baja dosis en ciclos de 28 días hasta la progresión de la enfermedad (Grupo A); lenalidomida y dexametasona en baja dosis en ciclos de 28 días durante 18 ciclos (72 semanas, Grupo B); o melfalan, prednisona y talidomida (MPT) durante un máximo de 12 ciclos de 42 días (72 semanas, Grupo C), con el objetivo principal de evaluar la supervivencia libre de progresión entre los grupos de tratamiento A y C. Tras un media de seguimiento de 37 meses, el ensayo demostró una reducción del 28 por ciento en el riesgo de progresión o muerte en aquellos tratados con lenalidomida oral y dexametasona.
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