Posted: 14 Mar 2017 11:48 AM PDT
La falta de insumos y de médicos y el cierre de servicios se suman a los severos problemas de infraestructura. Un combo que no permite que los pacientes logren acceder a una buena atención. La salud pública está en terapia intensiva.
Al hacer una radiografía de la salud pública en la Provincia de Buenos Aires, puede notarse un mal endémico en los 80 hospitales: la falta de médicos y de insumos. A esos déficits, en muchos lugares se suman las precarias condiciones de infraestructura, que terminan de conformar un combo que atenta contra la mala atención a los pacientes.
Algunos casos testigo son el Alejandro Korn de la localidad platense de Melchor Romero, donde el mal estado de los techos y las cloacas no soportan las lluvias y provocan inundaciones, o el San Martín, nosocomio de referencia en el ámbito bonaerense que cerró varios servicios y donde cada vez son más frecuentes las renuncias de profesionales.
También es preocupante el estado edilicio del Paroissien de La Matanza, donde además de las constantes filtraciones de agua, la caída de una parte del techo y la rotura de un vidrio casi provocan tragedias.
El titular de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (CICOP), Fernando Corsiglia, explicó en diálogo con DIARIO POPULAR que “incluso desde el propio Ministerio de Salud mencionaron que el Korn debería ser demolido y hecho de nuevo, al igual que el Lucio Meléndez de Adrogué, el Vicente López y Planes de General Rodríguez y el Colonia Cabred de Open Door (Luján)”.
Además de estos nosocomios, hay otros casos como “el Grierson de Guernica, que funciona con 3 neonatólogos y una médica de planta o el Bocalandro de Tres de Febrero, donde los fines de semana no hay pediatras".
Al respecto, el titular de CICOP advirtió: “Cuando asumió la ministra Zulma Ortiz se hizo un informe en el que se asumía que había un gran deterioro y todos requerían refacciones importantes y una inversión significativa. Coincidíamos en el diagnóstico, pero luego no cumplieron”.
"Es una cuestión sistemática, ya que se recortó un 0,72% el presupuesto de Salud en la provincia", sentenció Corsiglia.
En decadencia
Esas dificultades edilicias, de insumos y de falta de profesionales se hacen notar en el Alejandro Korn, donde los pisos del hospital se llenan de agua que viene de arriba y de abajo, ya que, por un lado, cae agua del techo y por otro rebalsan las napas.
“Tenemos serios problemas. Cada vez que llueve tenés que andar sacando el agua. Conseguimos que corten el pasto hace poco después de reclamar durante días, porque nos llegaba a la cintura. Tenías ratas y mosquitos, que te pueden contagiar dengue o hantavirus. Todo esto en un lugar que debe preservar la salud”, lamentó en diálogo con este medio Laura Costanzo, presidenta de seccional CICOP Alejandro Korn.
La psicóloga recordó: “Acá hubo un ciclón el 5 de febrero y se voló el techo de la parte de internación de maternidad y clínica médica. Hubo que desalojar a los pacientes y trasladarlos a otro sector”.
En ese sentido, precisó que “cuando un hospital está así, cualquier cosa que pase es grave y se van reduciendo la atención y las camas, porque no hay plata”.
Por caso, graficó: “En diciembre se perdieron 16 camas de clínica porque estaba muy deteriorado; Terapia Intensiva nació con 12 camas y ahora funcionan entre 4 y 6, en el Servicio de Atención en Crisis había 25 y ahora tenemos 6”. “El problema fundamental es la falta de presupuesto. Si bien se están haciendo pequeños arreglos, no son estructurales ni sustanciales. Se arregla la entrada, los baños, pero seguimos sin insumos ni aparatos”, resaltó Costanzo.
Y explicó: “Este es un hospital de ruta, es decir que vienen los accidentados, pero no los podés atender porque no tenés un aparato para cortar el cráneo, clavijas o implantes de urgencia. Hasta se rompieron los equipos de esterilización y no podemos hacer ni cirugías de urgencia ni cesáreas. El hospital está virtualmente cerrado y funciona sólo por la voluntad de los compañeros”.
“Acá lo que se suma es la salud mental, porque tenemos un sector de crónicos, con casi 800 pacientes internados, que tendrían que irse externando de a poco y eso no se puede hacer porque no hay lugares donde puedan alojarse”, insistió la delegada.
A su vez, expresó: “Tenemos obras paradas hace años. Falta de profesionales en las guardias que hacen que uno trabaje a destajo para no cerrar los servicios. Es un conjunto que hace a las condiciones laborales. Eso hace que se haya perdido el interés por formarse en el hospital público”.
La profesional expresó: “Tenemos obras paradas hace años. Falta de profesionales en las guardias que hacen que uno trabaje a destajo para no cerrar los servicios. Es un conjunto que hace a las condiciones laborales”.
Por último, Costanzo apuntó que “la ministra Ortiz dijo que está para demoler, pero estamos trabajando todos ahí adentro. No nos dice ‘vamos a arreglar esto, vamos a invertir en esto otro’ o al menos por dónde van a empezar”.
El San Martín
El Hospital San Martín, de La Plata, es un lugar de referencia para la salud pública. Sin embargo, la situación no mejora. En los últimos tiempos se multiplicaron los problemas de infraestructura, la falta de insumos, de seguridad y de recurso humano, con casi una decena de médicos que renunciaron y varios cargos sin postulantes para que cubran espacios.
Ese cóctel pone en riesgo la seguridad de pacientes y empleados, a tal punto que el lunes pasado una enfermera recibió una descarga eléctrica en uno de los ascensores y tuvo que ser internada.
“Toda la infraestructura está deteriorada. Algunos servicios prácticamente hay que hacerlos de nuevo, como salud mental, las salas de internación de cirugía, el pabellón de clínica médica, la unidad coronaria. Hay lugares con goteras, que se inundan o no tienen baños que funcionen. También venimos con un problema grave en los ascensores, porque el año pasado se cayeron dos. Es realmente calamitoso”, enumeró Pablo Maciel, titular de la CICOP de la seccional San Martín.
En cuanto a la falta de profesionales, el médico clínico expresó que “tenemos récord de renuncias, con 8 residentes y médicos de planta que se fueron el año pasado y ahora tenemos 4 cargos para la guardia sin postulantes, lo que refleja lo difícil que resulta completar los planteles del hospital por los bajos salarios y malas condiciones”.
Los insumos son otra cuestión vital. Al respecto, Maciel apuntó: “Todo el año pasado tuvimos problemas en droga onco-hematológicas. Por momentos tuvimos el servicio suspendido y somos el hospital de referencia de la provincia”.
“De los 14 quirófanos que tiene el hospital, el día que más suerte tenemos funcionan 3. Falta anestesia e insumos básicos para la cirugía y tenemos más de 500 pacientes en lista de espera para operarse”, aseveró y admitió que “algunos entran con cuadros que serían evitables y no los podés tratar; a otros pacientes oncológicos les pasa que, cuando les llega el turno, la enfermedad cambió de estadío y pierden la oportunidad de curarse”.
Otro suceso que se dio el año pasado fue el cierre del pabellón de quemados. “Era el único de la provincia. Hoy no tenemos en Buenos Aires un lugar para enviar a un paciente que se queme y necesite una serie de cuidados especiales. Tienen que ir a un privado, pero los que no pueden están distribuidos en terapias y hospitales públicos que no tienen la capacidad para alguien con más del 10% del cuerpo quemado”, precisó el delegado de CICOP.
La clausura de ese sector obedeció a la falta de profesionales y déficits edilicios: “Tenía clausurada la instalación de gas del edificio, problemas eléctricos que causaban que las paredes estuvieran electrificadas cuando llovía; la caldera no funcionaba siendo que hay que bañar a los pacientes todos los días. Era imposible trabajar en esas condiciones. Por otro lado, pasaban varios días sin cubrir las guardias de terapistas y cirujanos plásticos”.
La inseguridad es un tema que también tiene en vilo a los profesionales. Maciel relató que “más del 90% de los episodios de violencia tienen que ver con las demoras en la atención, las largas esperas para conseguir turno y todo deriva en la falta de profesionales”.
“Hoy un turno por consultorio se consigue a dos meses y en la guardia hay pocos profesionales y la demora es de muchas horas, con lo cual es un escenario propicio para que haya situaciones de violencia”, relató.
En ese sentido, aseveró que este es un problema que “no se resuelve sólo con fuerzas de seguridad, que hasta ahora ha sido el camino del ministerio, se resuelve con médicos y enfermeros” y concluyó: “En la problemática violencia, que es una de las grandes, tenemos un enfoque totalmente distinto”.
Paroissien
La Matanza es el distrito más poblado del conurbano bonaerense y el hospital Paroissien es el de mayor complejidad de la zona, lo que lo hace uno de los más solicitados de la Provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, lejos de estar a la altura para satisfacer esas demandas, la falta de mantenimiento causa filtraciones de agua, paredes electrificadas, malas condiciones sanitarias e incluso el peligro de derrumbe, algo que ya ocurrió el año pasado.
Valeria Bonetto, presidenta de Asociación de Profesionales Universitarios del Paroissien (APUDIPA), seccional CICOP, precisó que no se trata del nosocomio “más viejo”, pero aclaró que “hablamos de un deterioro de 30 años, que se empezó a profundizar con la falta de mantenimiento y ahora los desperfectos quedan peor”.
“En octubre del año pasado se cayó un caño del techo, donde hay un sistema de caños agarrados con grampas y una cadenita muy pequeña. No fue una tragedia porque ocurrió en un día de paro, pero lamentablemente le cayó en el pie a la enfermera que quedó con un dedo casi amputado y otros dos todavía en rehabilitación”, apuntó Bonetto.
Y alertó: “Son más de 50 metros de caño que tienen agua fría y caliente. Ahora los ajustaron con otro sistema más grueso, pero tiene que suceder algo así para que hagan algo y encima es insfuciente, porque se arregló sólo lo que se rompió, pero en otras partes del hospital funciona el sistema viejo”.
De todas formas, el lamentable cuadro del hospital no se termina ahí: “Si bien ahora arreglaron los techos, porque llovía adentro, entra agua porque están podridas las puertas y picadas las aberturas de metal. Se inundan los patios y cae el agua sobre tableros eléctricos, por lo que a veces tenemos paredes electrificadas”.
Hasta el viento es un problema, ya que, según contó la médica pediatra, “hay ventanas muy grandes sin protección y hace poco se abrió fuerte una ventana, chocó y estalló justo cuando pasaba una mamá con su bebito, que se salvaron de casualidad”.
“El tema cloacal también es importante porque se han inundado quirófanos. Hay que llamar cada dos por tres a los desobturadores porque hay un problema de napas y cuando no funcionan las bombas sale la materia fecal”, indicó.
En cuanto a las condiciones de salubridad, Bonetto reveló que “hay roedores y cucarachas. En internación se quejan todo el tiempo y pasa incluso en la cocina, que está tercerizada y la tienen que fumigar, con los riesgos que eso implica”.
Sobre las instalaciones, más allá de las anomalías en las paredes, explicó que “la parte eléctrica está al borde del colapso siempre” y detalló: “Cuando hace calor, las madres meten algún ventilador y salta la térmica. Lo mismo pasó con las estufas, porque no hay nada de ventilación ni aire acondicionado”.
“Los pacientes y los profesionales están descompuestos del calor en verano y se mueren de frío en invierno. Se da en los pasillos, consultorios y hasta quirófanos. Es inhumano atender y operar a una persona en estas condiciones”,fustigó la profesional.
En el Paroissien, además, hay muchas habitaciones con ventanas rotas, sin mosquiteros y ni siquiera los baños están en condiciones, ya que algunos no tienen canilla, ducha o hasta les falta el picaporte para ingresar.
“Algunas cosas se rompen, otras las roban. Algunos familiares tienen que improvisar para la comidad de sus seres queridos”, relató Bonetto.
A ese cuadro, le sumó que “la gente no tiene sillas y a veces faltan camillas, las tenemos que andar prestando”, situación que también se da con los insumos: “A veces tenés unas cosas y te faltan otras, entonces terminás haciendo trueques con otros hospitales”.
La titular de APUDIPA Cicop de La Matanza admitió que “ahora se están haciendo algunas obras”, pero remarcó que, de todos modos, “cada servicio está al borde del cierre en la guardia, especialmente en vacaciones” y advirtió que “si funciona es por el esfuerzo de los profesionales, que trabajan más horas para cubrir huecos”.
“Pasa en terapia intensiva, en neonatología, en pediatría y en muchos más. Eso, a la vez, te genera violencia de la gente que llega a atenderse en consultorio y no tiene médico. Es entendible que se enojen, aunque no justifica la agresión”, reflexionó.
Bonetto concluyó en que “esto viene desde hace años”, pero aseveró que ahora “muchos profesionales están renunciando por las malas condiciones y el bajo dinero, si el residente y el ingresante cobran 16.500 pesos se terminan yendo a un lugar privado donde les pagan más”.
Prometen refacciones
En tanto, desde el Ministerio de Salud bonaerense se hicieron eco de la crisis sanitaria e informaron que este año “están previstas obras de remodelación en 16 hospitales provinciales, entre ellos el San Martín de La Plata”.
Leonardo Busso, director provincial de Hospitales, explicó que “para lo que resta del 2017 hay una gran planificación de obras de infraestructura, dentro del ‘Plan de Fortalecimiento de Hospitales y Puesta en Valor de las Guardias’ que impulsan la gobernadora María Eugenia Vidal y la ministra Zulma Ortiz”.
Ante la consulta de este medio, desde la cartera de Salud repasaron que “el año pasado se hizo un relevamiento edilicio que mostró que más del 80 por ciento de los hospitales necesitaban inversión en infraestructura, e incluso algunos presentaban peligro de derrumbe”.
“A partir del diagnóstico inicial se realizó un plan de obras por 1.067 millones de pesos, de los cuales ya se ejecutaron 417 millones. Durante el año pasado se iniciaron 27 obras en hospitales públicos provinciales, y 6 ya están terminadas”, expresaron.
En relación a los insumos, desde el ministerio que conduce Ortiz confiaron que “hoy la problemática está superada, ya que el año pasado la gobernadora aumentó en un 117 por ciento el presupuesto destinado a los insumos hospitalarios, de modo que no pueden faltar”.
“Es posible que ocasional y excepcionalmente falte alguno por algún problema de gestión en el establecimiento, o porque algo no se previó adecuadamente. Pero hoy no puede ser un problema estructural”, argumentaron.
En tanto, para fomentar el ingreso a la salud pública, destacaron “la creación del programa ‘Quiero ser residente’, destinado a que los profesionales jóvenes se quieran quedar a prestar servicio en los hospitales una vez terminada la residencia, algo que no estaba ocurriendo”.
Fuente: Diario Popular
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