martes, 16 de septiembre de 2014

Palabras de la Presidenta Internacional de MSF en la reunión de la ONU sobre el brote de Ébola

MSF



Palabras de la Presidenta Internacional de MSF en la reunión de la ONU sobre el brote de Ébola


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Reunión informativa sobre la respuesta al brote Ébola en la sede de Naciones Unidas en Ginebra. Intervención de la Dra. Joanne Liu Presidenta internacional de Médicos Sin Fronteras (MSF) 

Ginebra, 16 de septiembre de 2014.-

Sra. Secretaria General adjunta, Sr. Coordinador especial, Sr. Subdirector General Sr. distinguidos delegados, señoras y señores.

Hace dos semanas, realicé un llamamiento urgente a los Estados Miembros de las Naciones Unidas en Nueva York para reclamar su ayuda en la contención de la epidemia de ébola en África occidental. Muchas otras organizaciones, como el CDC, la OMS y la propia ONU han descrito la catástrofe que se cierne sobre la región.

Sin embargo, desde entonces, sólo unos pocos estados (Estados Unidos, Reino Unido, China, Francia y Cuba, o la Unión Europea) se han comprometido a ofrecer más capacidad práctica para los países afectados. El Presidente Obama tiene previsto anunciar hoy planes para desplegar asistencia médica y militar en África occidental. Si este anuncio se materializa - no tenemos detalles concretos todavía en qué consiste este despliegue y la rapidez con la que se hará- es una muestra de que Estados Unidos está dispuesto a liderar. Otros países deben seguir su ejemplo.

Hoy, la respuesta al Ébola continúa yendo peligrosamente por detrás y me veo obligada a reiterar el llamamiento que hice hace dos semanas:

Les necesitamos en el terreno. La ventana de oportunidad para contener este brote se está cerrando. Necesitamos que más países se levanten y den una respuesta, requerimos un mayor despliegue, y lo necesitamos ahora. Esta respuesta contundente debe ser coordinada, organizada y ejecutada bajo una cadena de mando clara.

Hoy, en Monrovia, personas enfermas llaman a las puertas de los centros de atención de Ébola de MSF, porque no quieren infectar a sus familias y buscan desesperadas un lugar seguro en el que aislarse.

Trágicamente, nuestros equipos deben rechazarlas. Simplemente no tenemos suficiente capacidad para admitir nuevos ingresos. Personas altamente infecciosas se ven obligadas a regresar a casa, donde pueden contagiar a otras y continuar así la propagación de este virus mortal. Todo por causa de la falta de respuesta internacional

Hasta el día de hoy, Médicos Sin Fronteras ha enviado más de 420 toneladas de suministros a los países afectados. Tenemos 2.000 empleados en la zona. Nuestros cinco centros de atención de Ébola cuentan con más de 530 camas. Sin embargo, estamos abrumados. Sinceramente no comprendemos cómo una sola ONG está proporcionando la mayor parte de las unidades de aislamiento y camas.

No podemos predecir cómo se va a extender la epidemia. Estamos tratando, en gran medida, con lo desconocido. Pero sí sabemos que el número de casos de Ébola registrados representa solo una fracción del número real de personas infectadas. Sabemos que las tasas de transmisión se encuentran en niveles sin precedentes, que las comunidades están siendo diezmadas; Y, sin lugar a dudas, sabemos que la respuesta en terreno sigue siendo total y letalmente inadecuada.

Cada semana que pasa, la epidemia crece exponencialmente. Cada semana, la respuesta se vuelve aún más complicada. 

Más países deben desplegar equipos médicos, medios militares y de defensa civil para contener la epidemia. Se requiere gran cantidad de personal capacitado para atender a los pacientes en las básicas y eficientes salas de aislamiento y hospitales de campaña. Estos equipos deben poder establecerse rápidamente en campo abierto en una operación relativamente sencilla desde el punto de vista logístico.

La lucha contra este brote es más que simplemente tratar de controlar el virus. Mientras miles de personas han muerto de Ébola, muchas más están muriendo de enfermedades de fácil tratamiento debido a que los centros de salud ya no funcionan. Las estructuras de salud necesitan apoyo para empezar a trabajar de nuevo y reducir las tasas de mortalidad y sufrimiento causadas por otras enfermedades que ahora mismo no están recibiendo tratamiento.

Mientras tanto, los esfuerzos orientados a la producción de una vacuna eficaz deben continuar, con el fin de cortar la cadena de transmisión. Pero debe ser una vacuna con la seguridad y la eficacia probada y de amplia disponibilidad. Hasta que llegue ese día, debemos actuar como si la vacuna no existiera.

¿Cómo recogerán los libros de historia la respuesta del mundo a esta epidemia sin precedentes? Esta es una crisis regional con implicaciones económicas, sociales y de seguridad que van mucho más allá de las fronteras de los países afectados.
Los Estados tienen la responsabilidad política y humanitaria para detener este desastre creciente.

Y esto solo se puede hacer mediante el despliegue masivo de activos en el terreno y la lucha contra la epidemia en sus raíces.

Los primeros compromisos ya se han hecho, ahora más países deben movilizarse con urgencia. El reloj está corriendo.

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