lunes, 23 de mayo de 2016

'La OMC ha sido, a veces, muy connivente' - DiarioMedico.com

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RELACIONES COLEGIALES

"La OMC ha sido, a veces, muy connivente"

Juan José Rodríguez Sendín analiza la reforma estatutaria en la que está embarcada la corporación y hace balance de su Presidencia, marcada por la mayor presencia pública de la institución y por posicionamientos "claros y contundentes".
fgoiri@diariomedico.com   |  23/05/2016 00:00
 
 

Juan José Rodríguez Sendín
Juan José Rodríguez Sendín, presidente de la OMC. (José Luis Pindado)
Juan José Rodríguez Sendín afronta el final de su segundo y último mandato en la Organización Médica Colegial (que expira en 2017) inmerso en una ambiciosa reforma estatutaria que, entre otras cosas, revisará el marco de la relación entre colegios y colegiados, y entre las corporaciones entre sí. A modo casi de balance de su mandato, Rodríguez Sendín analiza con DM el amplio y variado marco de relaciones (interprofesionales, laborales, científicas, con el paciente...) que rigen el quehacer diario del médico.
PREGUNTA. ¿Cuál es la idea de fondo de la reforma estatutaria en que está embarcada la OMC?
RESPUESTA. Es casi una imposición temporal. Los estatutos de 1980 han quedado claramente anticuados e incluso su contenido choca en algunos puntos con reformas legislativas posteriores. Pero, obviamente, no es fácil cambiarlos, porque las cosas se construyen muy bien, pero sustituirlas no es tan fácil. El objetivo último es fijar un nuevo marco de relaciones internas, nuevo y más adaptado a la situación actual, tanto de la sociedad como de la profesión.
P. ¿En qué punto rechinaban especialmente los estatutos de 1980?
R. Esencialmente en aspectos deontológicos, donde se han producido cambios importantes; en la intermediación de los colegios con los consejos autonómicos, que en 1980 obviamente no existían, y rechinan en aspectos generales, en la medida en que nuestra profesión ha cambiado sustancialmente. Mantienen, no obstante, intacta la necesidad de tener cohesionada una profesión que tiende a la dispersión, y, aunque hay especificidades propias de cada una de las especialidades, lo más importante, que es la atención al ser humano, es un compromiso transversal.
P. ¿El peso que han ido adquiriendo los consejos colegiales autonómicos obliga también a replantear la relación del Consejo General con estos órganos?
R. Habría que matizar mucho el concepto de descentralización. Es verdad que, en teoría, la realidad política es cada vez más descentralizada, pero, paradójicamente, la centralización sigue existiendo y, si no, que nos lo pregunten a los europeos, porque las decisiones clave se toman cada vez más en Bruselas. El objetivo final de los nuevos estatutos es conseguir una adecuada vertebración entre los niveles provincial (por la cercanía al colegiado), autonómico (por la propia estructura española) y nacional, que da sentido a la profesión en su conjunto, fijando normas y relaciones de control del ejercicio, y que, a su vez, nos permite proyectarnos a Europa, al mundo y, en nuestro caso, sobre todo a Iberoamerica. Yo hablaría de una centralización armonizada con los hechos autonómico y provincial.
P. La Asamblea lleva varios meses debatiendo internamente esa reforma estatutaria. ¿Cuál es la inquietud dominante entre los colegios provinciales?
R. En esencia, el milagro de lo económico. Todos quieren lo mismo: bueno, bonito y barato, y todos preguntan qué hay de lo mío. No es lo mismo organizar y coordinar 52 elementos que son iguales que 52 realidades tan dispares, y todas con capacidad de opinar. Tenemos colegios de 250 ó 300 colegiados, y otros muy grandes, y articular y gestionar esto es muy difícil si no se hace desde un vínculo común de solidaridad.
P. Esa reforma estatutaria es muy importante para la OMC, pero ¿lo es tanto para el médico de a pie?
R. 
Ésta no es una profesión uniforme, sino parcelada en muchas especialidades que viven su día a día de forma diferente, y es casi ilusorio pretender que esa multiplicidad de parcelas, de las que participan 240.000 médicos, sientan como propios todos los problemas de la profesión médica. Salvando las distancias, es como si nos preguntáramos si todos los españoles están en los mismos niveles de preocupación que tiene el presidente del Gobierno o cualquiera de sus ministros. Pues no les toca. Ahora bien, esperan que les ofrezcas resultados, no des saltos al vacío y no se te conozcan agujeros negros. Obviamente, la mayor preocupación de los colegiados no es cómo funciona esta estructura, pero esperan que lo hagamos bien.
P. Que lo hagan bien y que les comuniquen lo que están haciendo, ¿no?
R. Sin duda. Nuestro compromiso es poner en común lo que vamos haciendo y ser escrupulosamente transparentes, pero, insisto, ellos no tienen por qué estar en diseños colectivos, sino en lo que ocurre en su servicio, en su especialidad...
P. Atendiendo al índice de participación electoral, no parece que al médico le preocupe mucho ni siquiera lo que pasa en su colegio provincial...
R. Me gustaría que alguien me nombrara una estructura o institución similar a la nuestra con un grado de desafección menor. La desafección sobre lo común es muy amplia, pero es que lo que tiene que ver con lo común ha dado, en general, motivos suficientes para explicar esa desafección. En el caso de nuestra profesión, y con la parcelación que antes mencionaba, es difícil tener un sentimiento de apego común no cuestionable. También le digo que llevamos 10 ó 12 años en los que hemos intentado fijar otro rumbo en la OMC, y creo que está dando sus frutos.
P. Esa década coincide casi con su Presidencia y con una Asamblea muy cohesionada en comparación con las precedentes. ¿La calma interna ayuda a proyectarse al exterior?
R.
 Si algo caracteriza a esta organización es la plena soberanía de la Asamblea General, y es evidente que ese cambio de rumbo lo ha marcado la Asamblea, que es prácticamente la directiva de la OMC, ya que le rendimos cuentas cada mes. Lo que sí detecté hace 12 años es que nos faltaba presencia en la vida pública sanitaria, y hemos intentado subsanar ese déficit.
P. Más presencia pública y un tono distinto. Muchos posicionamientos públicos de la OMC han tenido un tono mucho más contundente y menos institucional. ¿Esa impronta es de Rodríguez Sendín o de la propia organización?
R.
 Es difícil no dejar alguna impronta personal en la organización que presides, sea cual sea, pero le aseguro que el tono de Rodríguez Sendín, al menos en algunos temas, hubiera sido mucho más duro. Rodríguez Sendín ha tenido que contenerse muchas veces, recordar que representa a 240.000 médicos con sensibilidades muy diferentes, y decir cosas con las que no he estado plenamente de acuerdo, no tanto en el fondo como en la forma de decirlo. La OMC representa a todos esos médicos, también a las minorías, a los menos escuchados, y en la Asamblea hemos intentado buscar tonos y declaraciones que lleguen a todos, y la mayoría las hemos adoptado por unanimidad. A esta organización lo que le ha pasado en otras ocasiones es que ha sido demasiado connivente, pero a lo mejor es que los colegas no tenían otra opción.

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