INVESTIGACIÓN Datos epidemiológicos
El intento de suicidio marca la vida
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Un estudio analiza la salud de jóvenes que intentaron suicidarse antes de los 24 años
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Estas personas tienen más tendencia a sufrir síndrome metabólico y problemas mentales
Manos cruzadas de una mujer trabajadora. CARLOS GARCÍA POZO
Más problemas psiquiátricos, más riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y más dificultades económicas. Según un nuevo estudio epidemiológico, las personas que han intentado suicidarse antes de los 24 años tienen que enfrentarse después, con más frecuencia, a este tipo de adversidades.
Así lo remarca un grupo de expertos de la Universidad de Duke (Durham, Carolina del Norte) quienes han analizado los datos de 1.037 neozelandeses desde su nacimiento hasta los 38 años de edad. "Tomamos nota de múltiples aspectos de su vida, relacionados tanto con su salud como con su situación social", explica Sidra Goldman-Mellor, una de las autoras de la investigación, de la Universidad de Carolina del Norte.
Teniendo en cuenta que el intento de suicidio entre los jóvenes triplica al de la población más adulta y que la gente joven sobrevive a dichos intentos, "queríamos ver hasta qué punto esta experiencia les marca a lo largo de su vida", señalan los responsables del estudio, publicado esta semana en la revista JAMA Psychiatry.
Tal y como resalta el trabajo, ya se sabe que quien intenta suicidarse tiene muchas probabilidades de volver a intentarlo de nuevo, pero "pocos estudios analizan qué otras huellas deja esta vivencia".
En esta ocasión, después de valorar el historial de los participantes del estudio, los autores observaron algunas asociaciones. En comparación con los jóvenes sin intentos de suicidio (946), los que sí lo habían intentado (91) eran dos veces más propensos a desarrollar síndrome metabólico, es decir, un conjunto de factores de riesgo o alteraciones -relacionadas con la presión arterial, el colesterol o el perímetro abdominal- que aumenta la probabilidad de padecer diabetes o enfermedad cardiovascular.
También tenían un riesgo tres veces mayor de ser hospitalizados por un problema psiquiátrico, el doble de posibilidades de sufrir episodios depresivos y adiciones. "A menudo, se sienten solos e insatisfechos con la vida", añade Goldman-Mellor, que trabajó en colaboración con varios profesores de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Duke (Durham, Carolina del Norte).
"Sus intentos suicidas no son la causa de estos problemas", aclara y subraya Goldman-Mellor. Lo que "queremos decir con los resultados de nuestro estudio es que el intento de suicidio podría ser un importante predictor de problemas futuros" y, por lo tanto, se podrían diseñar programas de atención dirigidos a esta población para, en primer lugar, evitar nuevos intentos de suicidio, y, en vista de los resultados, prevenir o reconducir conductas posteriores. "Observamos que los jóvenes que habían intentado suicidarse eran 2,5 más propensos a ser declarados culpables en un crimen violento".
Según el estudio, también hay asociación entre intento de suicidio y preocupaciones económicas. De hecho, "gran parte del análisis coincide en el tiempo con una recesión económica en el país", apunta la investigadora. Muchos de los participantes con intentos suicidas llevaban muchos meses en el paro.
Dada la crisis económica que sufre todo el mundo, incluyendo el desempleo juvenil en España -que supera el 50%-, "me preocupa que aumente la conducta suicida entre los jóvenes. Estas tasas siempre suben durante las recesiones".
Conviene invertir en programas que apuesten por evitar ideas suicidas, identificar a quienes tienen más probabilidades de intentarlo y prevenir conductas y problemas posteriores. No obstante, son necesarias más investigaciones que ahonden en estas cuestiones e incluyan una muestra mayor, dado que, tal y como asume la propia autora, de los 1037 individuos analizados, sólo el 8,8% (91) habían intentado alguna vez suicidarse.
Así lo remarca un grupo de expertos de la Universidad de Duke (Durham, Carolina del Norte) quienes han analizado los datos de 1.037 neozelandeses desde su nacimiento hasta los 38 años de edad. "Tomamos nota de múltiples aspectos de su vida, relacionados tanto con su salud como con su situación social", explica Sidra Goldman-Mellor, una de las autoras de la investigación, de la Universidad de Carolina del Norte.
Teniendo en cuenta que el intento de suicidio entre los jóvenes triplica al de la población más adulta y que la gente joven sobrevive a dichos intentos, "queríamos ver hasta qué punto esta experiencia les marca a lo largo de su vida", señalan los responsables del estudio, publicado esta semana en la revista JAMA Psychiatry.
Tal y como resalta el trabajo, ya se sabe que quien intenta suicidarse tiene muchas probabilidades de volver a intentarlo de nuevo, pero "pocos estudios analizan qué otras huellas deja esta vivencia".
En esta ocasión, después de valorar el historial de los participantes del estudio, los autores observaron algunas asociaciones. En comparación con los jóvenes sin intentos de suicidio (946), los que sí lo habían intentado (91) eran dos veces más propensos a desarrollar síndrome metabólico, es decir, un conjunto de factores de riesgo o alteraciones -relacionadas con la presión arterial, el colesterol o el perímetro abdominal- que aumenta la probabilidad de padecer diabetes o enfermedad cardiovascular.
También tenían un riesgo tres veces mayor de ser hospitalizados por un problema psiquiátrico, el doble de posibilidades de sufrir episodios depresivos y adiciones. "A menudo, se sienten solos e insatisfechos con la vida", añade Goldman-Mellor, que trabajó en colaboración con varios profesores de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Duke (Durham, Carolina del Norte).
"Sus intentos suicidas no son la causa de estos problemas", aclara y subraya Goldman-Mellor. Lo que "queremos decir con los resultados de nuestro estudio es que el intento de suicidio podría ser un importante predictor de problemas futuros" y, por lo tanto, se podrían diseñar programas de atención dirigidos a esta población para, en primer lugar, evitar nuevos intentos de suicidio, y, en vista de los resultados, prevenir o reconducir conductas posteriores. "Observamos que los jóvenes que habían intentado suicidarse eran 2,5 más propensos a ser declarados culpables en un crimen violento".
Según el estudio, también hay asociación entre intento de suicidio y preocupaciones económicas. De hecho, "gran parte del análisis coincide en el tiempo con una recesión económica en el país", apunta la investigadora. Muchos de los participantes con intentos suicidas llevaban muchos meses en el paro.
Dada la crisis económica que sufre todo el mundo, incluyendo el desempleo juvenil en España -que supera el 50%-, "me preocupa que aumente la conducta suicida entre los jóvenes. Estas tasas siempre suben durante las recesiones".
Conviene invertir en programas que apuesten por evitar ideas suicidas, identificar a quienes tienen más probabilidades de intentarlo y prevenir conductas y problemas posteriores. No obstante, son necesarias más investigaciones que ahonden en estas cuestiones e incluyan una muestra mayor, dado que, tal y como asume la propia autora, de los 1037 individuos analizados, sólo el 8,8% (91) habían intentado alguna vez suicidarse.
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