“La Nefrología es una especialidad en renovación constante, pero tiene que luchar y competir para atraer a los jóvenes”
Noviembre de 2013 - Javier Granda Revilla
Alberto Martínez-Castelao, presidente de la Sociedad Española de Nefrología (SEN), ha concedido una entrevista a EL MÉDICO
Acaba de finalizar en Bilbao el congreso de la SEN, ¿qué balance hace de esta reunión científica?
Era nuestro 43º congreso, con aproximadamente 1.000 inscritos y una acogida magnífica de la ciudad de Bilbao. Respecto a los avances científicos, destacó la conferencia inaugural fue dictada por María Blasco, que nos habló de senescencia, del envejecimiento. El enfermo renal crónico tiene problemas de envejecimiento prematuro, por lo que fue muy interesante: nos explicó sus experiencias primero en el CSIC y después en el CNIO. Está haciendo experimentos muy interesantes fundamentalmente en modelos animales, para después intentar trasladarlos al humano respecto a telómeros y telomerasas. Con el mismo tema, el profesor Kuro-O nos habló de Kloto, una sustancia disminuida en pacientes renales crónicos, lo que significa que probablemente favorece el envejecimiento prematuro.
¿Qué destacaría desde el punto de vista de la Nefrología clínica?
La conferencia del profesor español Vicente Torres, que trabaja en la Clínica Mayo y que nos habló de la poliquistosis renal, que causa el 9-10 por ciento de insuficiencias renales que obligan a ingreso en diálisis cada año. Se están aplicando tratamientos para intentar frenar los quistes de forma prematura.
¿Y desde el punto de vista de la diálisis?
Destaca la autodiálisis, una técnica en la que el paciente en hemodiálisis es entrenado y puede hacerse él mismo la diálisis en un centro con menor enfermería y sin médicos. La ventaja que presenta es que es más barata, lo que contribuiría a la sostenibilidad del tratamiento sustitutivo renal en un momento en el que tenemos problemas importantes para sostener el sistema sanitario. Otro aspecto muy interesante es que se están desarrollando aparatos portátiles similares a riñones artificiales. Son una especie de chalecos que pueden trasladarse y que se conectan a una vía venosa o arterial del paciente de forma continuada. Ya hay pacientes con ellos en EEUU e Italia.
¿Se registran avances en trasplante?
Sí, en inmunosupresión, en tolerancia: para que la persona que reciba un trasplante de riñón desarrolle menos rechazo o con menos facilidad. El doctor Oriol Bestard, del Hospital de Bellvitge, impartió una conferencia sobre cómo determinados biomarcadores permiten establecer pautas sobre qué pacientes van a ser más sensibles al rechazo que otros y poder personalizar tratamientos más o menos ajustados de la inmunosupresión, que siempre tienen efectos adversos como neoplasias o infecciones. Otra conferencia muy interesante se centró en la inducción de tolerancia y el trasplante de médula ósea previo al trasplante renal.
¿En qué consiste?
Se están realizando diferentes ensayos y estudios en los que, al realizar el trasplante de médula previo, se le cambia el 'carnet de identidad inmunológico', lo que favorece que haya menos rechazo y se tolere mejor la inmunosupresión.
Por lo que comenta, el nefrólogo no sólo tiene una estrecha relación con el cardiólogo, sino que comienza a trabajar mano a mano con otras especialidades. ¿Cómo enriquece este abordaje pluridisciplinar del paciente?
La Nefrología es una especialidad muy internista, tenemos que saber un poco de todo dentro de la Medicina Interna. Entre otras cosas, porque nuestros pacientes se complican en muchos ámbitos de la Medicina interna y no podemos estar pidiendo consulta todo el rato para nuestros pacientes, especialmente los que están en diálisis, al internista, al neumólogo, al digestólogo, al hematólogo, al cardiólogo... Pero, por otra parte, la enfermedad renal crónica no da la cara muchas veces y hay que buscarla: es lo que llamamos la insuficiencia renal oculta y nos ha llevado, desde hace un tiempo, a establecer planes de salud renal. Dentro de ellos, uno de los aspectos importantes que hemos promovido es la renovación de los documentos de consenso y de las guías clínicas. Y, en diciembre, se cumplirá un año de la publicación del documento de consenso con 10 sociedades científicas –Medicina Interna, Diabetes, Cardiología, Endocrinología, Hipertensión, las tres sociedades de Atención Primaria, Química Clínica y Nefrología– para la detección de la enfermedad renal crónica y el manejo adecuado. Nuestros pacientes son cada vez más multidisciplinares y muy multifactoriales, porque tanto las causas que llevan a la insuficiencia renal como las complicaciones del enfermo renal son múltiples. Por eso acudimos a guías clínicas y documentos de consenso con médicos de otras especialidades, lo que es muy interesante para captar lo más precozmente a los pacientes y para manejarlos entre todos de la forma más adecuada, de cara a evitar complicaciones, morbilidad y que mueran de forma prematura.
¿El diagnóstico precoz continúa siendo la asignatura pendiente de la especialidad?
Sí, pero cada vez hacemos más acciones. De hecho, en el congreso de Bilbao hemos presentado los datos del registro de los pacientes que llegan al estadio 5, la etapa más avanzada de diálisis, que requiere tratamiento sustitutivo (diálisis y/o trasplante). Y, al analizar los datos de 2012, hemos visto que vamos disminuyendo poquito a poco la incidencia, es decir, los pacientes nuevos que cada año han de entrar por estadio 5 en insuficiencia renal terminal: hemos visto que desde 1994 hasta ahora hemos ido bajando desde 139 pacientes por millón de habitantes año a 120, lo que significa que probablemente estamos aplicando mejor los conocimientos que tenemos, las guías y los documentos. Y eso significa que, seguramente, estamos empezando a hacer prevención, porque captamos a los pacientes en las fases más tempranas de la enfermedad renal crónica antes de que lleguen a la insuficiencia renal crónica. Por lo tanto, estamos mejorando lo que estamos haciendo, pero necesitamos que el Sistema Nacional de Salud siga siendo sostenible y que eso, de alguna manera, nos ayude a captar estos pacientes precozmente y a seguir haciendo mucha prevención, que es lo más importante.
¿Cómo ha cambiado la Nefrología desde que usted era residente al día de hoy?
Ha cambiado mucho, realmente: cuando yo era residente –estamos hablando de hace 38 años– algunas cosas siguen siendo muy parecidas, pero otras han cambiado mucho. Por ejemplo, el trasplante ha revolucionado el tratamiento curativo de las enfermedades renales y las técnicas de diálisis han mejorado muchísimo. También los dializadores, la posibilidad de hacer diálisis peritoneal automática a pacientes que entonces estaba en ciernes... y muchos aspectos de la Nefrología clínica como el manejo de la hipertensión arterial, del paciente diabético, de la dislipemia o de la proteinuria, que se han ido perfeccionando con nuevos fármacos, con nuevas maneras de hacer diagnóstico, con biomarcadores y, sobre todo, desde el punto de vista de la prevención. Porque estamos haciendo más prevención ahora que la que se hacía en aquel momento.
¿Cómo cree que está considerada la Nefrología española en el contexto mundial?
Está muy bien considerada, los especialistas nefrólogos españoles tenemos mucho prestigio en el entorno internacional. En algunos campos, como en trasplante, somos pioneros y se nos llama para muchas conferencias. De hecho, estamos participando en muchos estudios internacionales y en ensayos clínicos multicéntricos. Pero seguimos teniendo dificultades como el inglés porque los que somos de mi edad y mi generación no lo aprendimos porque no había profesores y lo hemos tenido que adquirir después, lo que siempre es una rémora. Pero creo que nos hemos incorporado plenamente al concierto internacional y somos muy apreciados en general. No digamos en Latinoamérica, donde se nos llama continuamente para impartir docencia y para protocolos conjuntos de tratamiento.
¿Qué retos cree que afronta la especialidad?
El primero es el contexto sanitario actual porque la pobreza y las dificultades económicas traen todo tipo de males y uno de ellos es el sostenimiento del sistema sanitario en España. Es difícil este sostenimiento, pero somos un país que ha llegado a tener una Sanidad puntera: leía ayer una estadística que me enviaban del extranjero, en un concierto internacional de más de 100 países, donde España sigue siendo considerada el quinto país con la mejor Sanidad del mundo. El problema está en cómo mantener esto, porque no hay dinero suficiente y todos los españoles tenemos que ser conscientes de que tenemos que 'cambiar el chip', supongo que necesitamos más dinero y eso tiene que venir de algún lado. El segundo reto es que la Nefrología es una especialidad en renovación constante, pero que tiene que luchar y que competir para atraer a los jóvenes, a los médicos que acaban su graduación en las universidades y que van a hacer una especialidad. Y atraerles no es fácil, porque tienen que tener una especialidad con la que tengan unas ciertas garantías de que van a encontrar trabajo cuando la acaben, y eso hoy en día no es fácil. Nuestro reto, fundamentalmente, es ir cambiándola para hacerla atractiva a los jóvenes y que logremos que vengan a nosotros y que quieran hacer esta especialidad. La Nefrología es una especialidad apasionante, con facetas muy diferenciadas: Nefrología clínica, hipertensión, hemodiálisis, diálisis peritoneal, otras técnicas sustitutivas, trasplante, riesgo vascular... es una especialidad muy atractiva desde el punto de vista del ejercicio para el médico joven, pero tenemos que garantizar que haya plazas hospitalarias, que se cubran las jubilaciones que se están produciendo en este momento –que no se están cubriendo en su totalidad ni mucho menos– y que haya un asentamiento en general de la política. Porque los políticos tienen mucho que ver en esto, aunque parezca mentira. Y un asentamiento de la sociedad en general: que sepamos que el sistema sanitario es sostenible y, a partir de ahí, que sepamos atraer a los jóvenes, porque la especialidad es muy bonita, es preciosa.
Comentaba que cada vez se subespecializan más, ¿acabarán formándose varias ramas dentro de la especialidad?
De hecho tenemos subespecialidades y algunas están más en contacto con otras especialidades que otras. Por ejemplo, el riesgo cardiovascular está en continuo contacto para protocolos, estudios y tratamientos con Medicina interna, con cardiología y, para el acceso vascular para hemodiálisis, con los cirujanos vasculares. Es una especialidad muy multifactorial en la que los contactos con otras especialidades son muy importantes. Y eso hace que algunas facetas de la Nefrología estén más en contacto con otras. Por ejemplo, en España el trasplante lo realizan los urólogos y en otros países lo hacen los cirujanos generales o vasculares. O en inmunosupresión, en el que el contacto con especialidades como inmunología o Medicina infecciosa es fundamental. En fin, hay una serie de facetas en la Nefrología que hace que nos subdividamos mucho pero, de todas maneras, el nefrólogo sigue teniendo que tener una visión integral: no se puede ser muy especialista en un área y olvidar el resto. Por eso formamos a nuestros residentes primero en las especialidades de Medicina Interna, después en la formación general de lo que es la Nefrología y, en las últimas etapas, a aspectos más concretos y a la investigación, que es un punto muy importante. Porque formar para que tengan herramientas para poder moverse en el mundo de la investigación básica y clínica es importantísimo para la progresión de la especialidad y para su propia progresión como investigadores jóvenes.
¿Qué balance hace de su presidencia de la SEN?
Llevo un recorrido con mi junta directiva de cinco años, ahora en octubre nos queda un año de la segunda legislatura. Creo que hemos hecho cosas interesantes: hemos incidido mucho en la detección precoz de la enfermedad renal oculta, el Plan de Atención Renal y en la salud renal. Y el documento de consenso de 10 sociedades médicas es un hito que no habíamos logrado antes, creo que es muy importante. También hemos intentado afianzar el programa de formación, y por tanto, introducir nuestros criterios en la Comisión Nacional de la especialidad para que la formación de nuestros jóvenes residentes sea lo más completa posible. Y hemos intentado afianzar los 24 grupos de trabajo dentro de la sociedad: están trabajando para lograr los mejores avances y la conjunción con otras especialidades. Por ejemplo, el grupo de diabetes –que yo coordino directamente– trabaja muy en contacto con otras especialidades para lograr frenar esta enfermedad, porque es la primera causa de enfermedad renal crónica. Hemos hecho trabajos muy interesantes y, en general, hemos aportado un afianzamiento de la especialidad.
¿Cómo se plantea su último año como presidente?
Ya hay una nueva junta directiva y una presidenta electa, la doctora María Dolores del Pino, que tomará posesión en Barcelona en el próximo congreso, dentro de exactamente un año. Creo que, fundamentalmente, vamos a dejar un buen sabor de boca, porque hemos intentado actuar con toda transparencia –lo que es muy importante– y afianzando las bases de la Nefrología en un mundo bastante cambiante, de un mundo muy difícil por la situación económica. Hemos intentando mantener, y creo que lo hemos logrado, el número de becas y de ayudas importantes a la investigación a pesar de la crisis económica y de la crisis de la industria farmacéutica. También hemos mejorado el grupo editorial Nefrología y la revista Nefrología, que en seis años ha pasado a tener un factor de impacto del doble, de 0,6 a 1,274. Y todo ello trabajando codo a codo entre todos e intentando poner unas bases sólidas de futuro.
¿Quiere añadir algo más para concluir?
En Barcelona, dentro de exactamente un año, celebraremos nuestro 44 congreso, que conmemorará también el 50 aniversario de nuestra sociedad. Esperamos que sea un gran congreso científico, en el que se puedan poner de manifiesto más avances aún en el tratamiento de nuestros pacientes.
Era nuestro 43º congreso, con aproximadamente 1.000 inscritos y una acogida magnífica de la ciudad de Bilbao. Respecto a los avances científicos, destacó la conferencia inaugural fue dictada por María Blasco, que nos habló de senescencia, del envejecimiento. El enfermo renal crónico tiene problemas de envejecimiento prematuro, por lo que fue muy interesante: nos explicó sus experiencias primero en el CSIC y después en el CNIO. Está haciendo experimentos muy interesantes fundamentalmente en modelos animales, para después intentar trasladarlos al humano respecto a telómeros y telomerasas. Con el mismo tema, el profesor Kuro-O nos habló de Kloto, una sustancia disminuida en pacientes renales crónicos, lo que significa que probablemente favorece el envejecimiento prematuro.
¿Qué destacaría desde el punto de vista de la Nefrología clínica?
La conferencia del profesor español Vicente Torres, que trabaja en la Clínica Mayo y que nos habló de la poliquistosis renal, que causa el 9-10 por ciento de insuficiencias renales que obligan a ingreso en diálisis cada año. Se están aplicando tratamientos para intentar frenar los quistes de forma prematura.
¿Y desde el punto de vista de la diálisis?
Destaca la autodiálisis, una técnica en la que el paciente en hemodiálisis es entrenado y puede hacerse él mismo la diálisis en un centro con menor enfermería y sin médicos. La ventaja que presenta es que es más barata, lo que contribuiría a la sostenibilidad del tratamiento sustitutivo renal en un momento en el que tenemos problemas importantes para sostener el sistema sanitario. Otro aspecto muy interesante es que se están desarrollando aparatos portátiles similares a riñones artificiales. Son una especie de chalecos que pueden trasladarse y que se conectan a una vía venosa o arterial del paciente de forma continuada. Ya hay pacientes con ellos en EEUU e Italia.
¿Se registran avances en trasplante?
Sí, en inmunosupresión, en tolerancia: para que la persona que reciba un trasplante de riñón desarrolle menos rechazo o con menos facilidad. El doctor Oriol Bestard, del Hospital de Bellvitge, impartió una conferencia sobre cómo determinados biomarcadores permiten establecer pautas sobre qué pacientes van a ser más sensibles al rechazo que otros y poder personalizar tratamientos más o menos ajustados de la inmunosupresión, que siempre tienen efectos adversos como neoplasias o infecciones. Otra conferencia muy interesante se centró en la inducción de tolerancia y el trasplante de médula ósea previo al trasplante renal.
¿En qué consiste?
Se están realizando diferentes ensayos y estudios en los que, al realizar el trasplante de médula previo, se le cambia el 'carnet de identidad inmunológico', lo que favorece que haya menos rechazo y se tolere mejor la inmunosupresión.
Por lo que comenta, el nefrólogo no sólo tiene una estrecha relación con el cardiólogo, sino que comienza a trabajar mano a mano con otras especialidades. ¿Cómo enriquece este abordaje pluridisciplinar del paciente?
La Nefrología es una especialidad muy internista, tenemos que saber un poco de todo dentro de la Medicina Interna. Entre otras cosas, porque nuestros pacientes se complican en muchos ámbitos de la Medicina interna y no podemos estar pidiendo consulta todo el rato para nuestros pacientes, especialmente los que están en diálisis, al internista, al neumólogo, al digestólogo, al hematólogo, al cardiólogo... Pero, por otra parte, la enfermedad renal crónica no da la cara muchas veces y hay que buscarla: es lo que llamamos la insuficiencia renal oculta y nos ha llevado, desde hace un tiempo, a establecer planes de salud renal. Dentro de ellos, uno de los aspectos importantes que hemos promovido es la renovación de los documentos de consenso y de las guías clínicas. Y, en diciembre, se cumplirá un año de la publicación del documento de consenso con 10 sociedades científicas –Medicina Interna, Diabetes, Cardiología, Endocrinología, Hipertensión, las tres sociedades de Atención Primaria, Química Clínica y Nefrología– para la detección de la enfermedad renal crónica y el manejo adecuado. Nuestros pacientes son cada vez más multidisciplinares y muy multifactoriales, porque tanto las causas que llevan a la insuficiencia renal como las complicaciones del enfermo renal son múltiples. Por eso acudimos a guías clínicas y documentos de consenso con médicos de otras especialidades, lo que es muy interesante para captar lo más precozmente a los pacientes y para manejarlos entre todos de la forma más adecuada, de cara a evitar complicaciones, morbilidad y que mueran de forma prematura.
¿El diagnóstico precoz continúa siendo la asignatura pendiente de la especialidad?
Sí, pero cada vez hacemos más acciones. De hecho, en el congreso de Bilbao hemos presentado los datos del registro de los pacientes que llegan al estadio 5, la etapa más avanzada de diálisis, que requiere tratamiento sustitutivo (diálisis y/o trasplante). Y, al analizar los datos de 2012, hemos visto que vamos disminuyendo poquito a poco la incidencia, es decir, los pacientes nuevos que cada año han de entrar por estadio 5 en insuficiencia renal terminal: hemos visto que desde 1994 hasta ahora hemos ido bajando desde 139 pacientes por millón de habitantes año a 120, lo que significa que probablemente estamos aplicando mejor los conocimientos que tenemos, las guías y los documentos. Y eso significa que, seguramente, estamos empezando a hacer prevención, porque captamos a los pacientes en las fases más tempranas de la enfermedad renal crónica antes de que lleguen a la insuficiencia renal crónica. Por lo tanto, estamos mejorando lo que estamos haciendo, pero necesitamos que el Sistema Nacional de Salud siga siendo sostenible y que eso, de alguna manera, nos ayude a captar estos pacientes precozmente y a seguir haciendo mucha prevención, que es lo más importante.
¿Cómo ha cambiado la Nefrología desde que usted era residente al día de hoy?
Ha cambiado mucho, realmente: cuando yo era residente –estamos hablando de hace 38 años– algunas cosas siguen siendo muy parecidas, pero otras han cambiado mucho. Por ejemplo, el trasplante ha revolucionado el tratamiento curativo de las enfermedades renales y las técnicas de diálisis han mejorado muchísimo. También los dializadores, la posibilidad de hacer diálisis peritoneal automática a pacientes que entonces estaba en ciernes... y muchos aspectos de la Nefrología clínica como el manejo de la hipertensión arterial, del paciente diabético, de la dislipemia o de la proteinuria, que se han ido perfeccionando con nuevos fármacos, con nuevas maneras de hacer diagnóstico, con biomarcadores y, sobre todo, desde el punto de vista de la prevención. Porque estamos haciendo más prevención ahora que la que se hacía en aquel momento.
¿Cómo cree que está considerada la Nefrología española en el contexto mundial?
Está muy bien considerada, los especialistas nefrólogos españoles tenemos mucho prestigio en el entorno internacional. En algunos campos, como en trasplante, somos pioneros y se nos llama para muchas conferencias. De hecho, estamos participando en muchos estudios internacionales y en ensayos clínicos multicéntricos. Pero seguimos teniendo dificultades como el inglés porque los que somos de mi edad y mi generación no lo aprendimos porque no había profesores y lo hemos tenido que adquirir después, lo que siempre es una rémora. Pero creo que nos hemos incorporado plenamente al concierto internacional y somos muy apreciados en general. No digamos en Latinoamérica, donde se nos llama continuamente para impartir docencia y para protocolos conjuntos de tratamiento.
¿Qué retos cree que afronta la especialidad?
El primero es el contexto sanitario actual porque la pobreza y las dificultades económicas traen todo tipo de males y uno de ellos es el sostenimiento del sistema sanitario en España. Es difícil este sostenimiento, pero somos un país que ha llegado a tener una Sanidad puntera: leía ayer una estadística que me enviaban del extranjero, en un concierto internacional de más de 100 países, donde España sigue siendo considerada el quinto país con la mejor Sanidad del mundo. El problema está en cómo mantener esto, porque no hay dinero suficiente y todos los españoles tenemos que ser conscientes de que tenemos que 'cambiar el chip', supongo que necesitamos más dinero y eso tiene que venir de algún lado. El segundo reto es que la Nefrología es una especialidad en renovación constante, pero que tiene que luchar y que competir para atraer a los jóvenes, a los médicos que acaban su graduación en las universidades y que van a hacer una especialidad. Y atraerles no es fácil, porque tienen que tener una especialidad con la que tengan unas ciertas garantías de que van a encontrar trabajo cuando la acaben, y eso hoy en día no es fácil. Nuestro reto, fundamentalmente, es ir cambiándola para hacerla atractiva a los jóvenes y que logremos que vengan a nosotros y que quieran hacer esta especialidad. La Nefrología es una especialidad apasionante, con facetas muy diferenciadas: Nefrología clínica, hipertensión, hemodiálisis, diálisis peritoneal, otras técnicas sustitutivas, trasplante, riesgo vascular... es una especialidad muy atractiva desde el punto de vista del ejercicio para el médico joven, pero tenemos que garantizar que haya plazas hospitalarias, que se cubran las jubilaciones que se están produciendo en este momento –que no se están cubriendo en su totalidad ni mucho menos– y que haya un asentamiento en general de la política. Porque los políticos tienen mucho que ver en esto, aunque parezca mentira. Y un asentamiento de la sociedad en general: que sepamos que el sistema sanitario es sostenible y, a partir de ahí, que sepamos atraer a los jóvenes, porque la especialidad es muy bonita, es preciosa.
Comentaba que cada vez se subespecializan más, ¿acabarán formándose varias ramas dentro de la especialidad?
De hecho tenemos subespecialidades y algunas están más en contacto con otras especialidades que otras. Por ejemplo, el riesgo cardiovascular está en continuo contacto para protocolos, estudios y tratamientos con Medicina interna, con cardiología y, para el acceso vascular para hemodiálisis, con los cirujanos vasculares. Es una especialidad muy multifactorial en la que los contactos con otras especialidades son muy importantes. Y eso hace que algunas facetas de la Nefrología estén más en contacto con otras. Por ejemplo, en España el trasplante lo realizan los urólogos y en otros países lo hacen los cirujanos generales o vasculares. O en inmunosupresión, en el que el contacto con especialidades como inmunología o Medicina infecciosa es fundamental. En fin, hay una serie de facetas en la Nefrología que hace que nos subdividamos mucho pero, de todas maneras, el nefrólogo sigue teniendo que tener una visión integral: no se puede ser muy especialista en un área y olvidar el resto. Por eso formamos a nuestros residentes primero en las especialidades de Medicina Interna, después en la formación general de lo que es la Nefrología y, en las últimas etapas, a aspectos más concretos y a la investigación, que es un punto muy importante. Porque formar para que tengan herramientas para poder moverse en el mundo de la investigación básica y clínica es importantísimo para la progresión de la especialidad y para su propia progresión como investigadores jóvenes.
¿Qué balance hace de su presidencia de la SEN?
Llevo un recorrido con mi junta directiva de cinco años, ahora en octubre nos queda un año de la segunda legislatura. Creo que hemos hecho cosas interesantes: hemos incidido mucho en la detección precoz de la enfermedad renal oculta, el Plan de Atención Renal y en la salud renal. Y el documento de consenso de 10 sociedades médicas es un hito que no habíamos logrado antes, creo que es muy importante. También hemos intentado afianzar el programa de formación, y por tanto, introducir nuestros criterios en la Comisión Nacional de la especialidad para que la formación de nuestros jóvenes residentes sea lo más completa posible. Y hemos intentado afianzar los 24 grupos de trabajo dentro de la sociedad: están trabajando para lograr los mejores avances y la conjunción con otras especialidades. Por ejemplo, el grupo de diabetes –que yo coordino directamente– trabaja muy en contacto con otras especialidades para lograr frenar esta enfermedad, porque es la primera causa de enfermedad renal crónica. Hemos hecho trabajos muy interesantes y, en general, hemos aportado un afianzamiento de la especialidad.
¿Cómo se plantea su último año como presidente?
Ya hay una nueva junta directiva y una presidenta electa, la doctora María Dolores del Pino, que tomará posesión en Barcelona en el próximo congreso, dentro de exactamente un año. Creo que, fundamentalmente, vamos a dejar un buen sabor de boca, porque hemos intentado actuar con toda transparencia –lo que es muy importante– y afianzando las bases de la Nefrología en un mundo bastante cambiante, de un mundo muy difícil por la situación económica. Hemos intentando mantener, y creo que lo hemos logrado, el número de becas y de ayudas importantes a la investigación a pesar de la crisis económica y de la crisis de la industria farmacéutica. También hemos mejorado el grupo editorial Nefrología y la revista Nefrología, que en seis años ha pasado a tener un factor de impacto del doble, de 0,6 a 1,274. Y todo ello trabajando codo a codo entre todos e intentando poner unas bases sólidas de futuro.
¿Quiere añadir algo más para concluir?
En Barcelona, dentro de exactamente un año, celebraremos nuestro 44 congreso, que conmemorará también el 50 aniversario de nuestra sociedad. Esperamos que sea un gran congreso científico, en el que se puedan poner de manifiesto más avances aún en el tratamiento de nuestros pacientes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario