sábado, 22 de febrero de 2014

Nuevo programa de salud de la UE :: El Médico Interactivo :: Nuevo programa de salud de la UE. Un plan para cohesionar la Sanidad e impulsar el crecimiento económico

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Nuevo programa de salud de la UE. Un plan para cohesionar la Sanidad e impulsar el crecimiento económico



Febrero de 2014 - Manuel Ruiz Rico

El pasado 1 de enero comenzó su andadura el nuevo plan europeo de salud, que estará vigente hasta 2020. Será el tercer plan sanitario europeo (tras los desarrollados en los períodos 2003-2007 y 2008-2013, que expiró el pasado 31 de diciembre), si bien será el primero planificado, aprobado y que transcurrirá en años de crisis económica. De ahí su nombre oficial: el programa europeo Salud para el Crecimiento 2014-2020. Este plan europeo, no en vano, se incardina dentro de la estrategia de crecimiento para esta década que la Comisión Europea lanzó en 2010, el llamado plan Europa 2020, el cual no sólo fija como objetivo prioritario la promoción de la salud sino que este objetivo queda descrito explícitamente como herramienta para el crecimiento económico y la creación de empleo y de riqueza

El programa Salud para el Crecimiento se asentará, de este modo, sobre dos pilares: el económico (como herramienta anti-crisis y el desarrollo de modelos de gestión que garanticen su sostenibilidad a largo plazo) y el socio-sanitario (combatir las crecientes desigualdades sanitarias tanto entre países de la UE como en el interior de cada Estado, cohesionar y mejorar la cooperación entre los sistemas sanitarios nacionales en aras de una UE cada vez más integrada e interrelacionada).
Según la estrategia propuesta por la Comisión Europea, el plan parte con cuatro objetivos claros: contribuir a la creación de innovación y a la sostenibilidad de los sistemas sanitarios; incrementar el acceso a unos cuidados médicos mejores y seguros; promover la salud y prevenir enfermedades haciendo especial hincapié en los factores de riesgo que están detrás de la mayoría de las patologías (especialmente, el tabaquismo, el exceso de alcohol y la obesidad); y, por último, proteger a la población de las amenazas sanitarias transfronterizas.
El plan europeo de salud partirá con un presupuesto de 446 millones de euros (la propuesta original de la Comisión fue de 396 millones), frente a los casi 370 millones del programa anterior, lo que supone un aumento del 22,2 por ciento. Y en esto, en medio de un período de crisis económica. Esto no da sino una idea clara de que la UE quiere, efectivamente, hacer de este plan un motor de crecimiento económico y de innovación y desarrollo. Por objetivos, casi la mitad del presupuesto (48 por ciento) irá destinada al primero de ellos (la innovación y la sostenibilidad), mientras que para el resto de los tres objetivos se destinará el 22 por ciento, 21 por ciento y, finalmente, el 9 por ciento, respectivamente, de la cuantía presupuestada para el plan.
Con todo, tanto la cifra exacta de la dotación económica como el contenido del plan aún deben quedar aprobados por el Parlamento Europeo. Según fuentes de la Dirección General de Salud de la Comisión Europea, "la propuesta de la Comisión para el futuro Plan de Salud fue adoptada en noviembre de 2011 y está todavía bajo negociación. El resultado de la misma se espera para antes de final de este año". Entonces, abundan las fuentes, "una vez la regulación del programa de salud sea definitivamente adoptada, la Comisión presentará en Programa Anual de Trabajo de 2014 basado en las prioridades y criterios previstos en la base legal normativa".
A pesar de todo, el amplio consenso que existe al respecto apunta a que no vayan a cambiar de manera decisiva las tornas, más allá que retocar algún fleco aquí u otro allá. Esto sin contar con que Europa está necesitada de una fuerte inversión en este sector ante los enormes retos que se le plantean en la actualidad y de cara a los próximos años.
Brecha sanitaria en la UE
Uno de los frentes clave que el nuevo plan de salud de la UE tendrá que combatir serán las desigualdades sanitarias, tanto entre países como en el interior de cada país, una brecha que en muchos casos se está agrandando debido a las consecuencias sociales de la crisis económica, como el desempleo o la marginalización social.
El estudio de impacto realizado por la Comisión sobre el programa de salud 2014-2020 ya alerta de que "la salud de la poblaciones varía enormemente entre países y entre clases sociales". El estudio cita datos del Eurostat (la agencia estadística de la UE), que advierte de que "la diferencia en cuanto a la expectativa de vida entre los hombres con mayor y menor nivel de educación varían entre los Estados miembros entre cuatro a casi 20 años", según el país. En cuanto a situaciones dentro de un mismo país, el estudio de impacto cita el ejemplo de Roma, donde "la expectativa de vida es más de diez años más corta que la media del país".
Un informe reciente sobre desigualdades sanitarias en la UE (titulado Mejorando la salud para todos los ciudadanos de la Unión Europea), ya alertaba de que la expectativa de vida en hombres varía en la Unión hasta en 11,9 años y en 7,6 años en mujeres (la esperanza de vida al nacer en España es de 82,5 años mientras que en Lituania es de 73,8 años). "Fuertes diferencias sanitarias y en el acceso a la atención médica existen en la UE así como dentro de los propios países y regiones europeas. El nivel de enfermedades y la edad a la que fallecen las personas está fuertemente influida no sólo por factores como el empleo, el nivel de ingresos y la educación sino también por el acceso a la salud", sentencia, rotundo, este documento.
Por este motivo, el programa Salud para el Crecimiento 2014-2020 parte de dos premisas conceptuales claras. Por un lado, "poner al paciente en el centro, y esto conlleva considerar los determinantes sociales", según se explicita en la propuesta del programa elaborada por la Comisión; por otro, reforzar la cooperación entre países, un aspecto en el que la UE hace autocrítica y reconoce un amplio margen de mejora. Sin embargo, cita como modelo a seguir las acciones emprendidas en cuanto a estrategias europeas sobre enfermedades raras y protocolos de actuaciones en cáncer así como las respuestas y coordinación en materia de salud pública transfronteriza, como los casos de las pandemias de los virus influenza o SRAS o el de la bacteria E. coli.
Así pues, "el programa de salud post-2013 debería poder servir e implicar mejor a todos los Estados miembros, especialmente a aquellos con menos recursos económicos, en los que existen numerosas barreras culturales y financieras", asegura la Comisión, que llama a poner "un énfasis especial en aquellas áreas que los Estados no puedan afrontar de forma solitaria y de una manera económicamente eficaz y donde una colaboración entre países genere mucha mayor eficiencia".
Innovación para el crecimiento económico
El futuro plan europeo de salud es el primero que se gesta y se desarrollará en plena crisis económica. Y la UE es plenamente consciente de esto hasta el punto de que ha querido hacer del programa una herramienta que aliente el motor económico europeo en aras de impulsar la creación de empleo y de riqueza. Pero la crisis está siendo también una amenaza contra la supervivencia del propio sistema sanitario europeo: "La crisis financiera", señala la Comisión en su estudio de impacto, "ha aumentado la necesidad de mejorar el coste-eficacia de los sistemas nacionales de salud. El objetivo de la política sanitaria de la UE será, por lo tanto, complementar y apoyar las políticas nacionales y fomentar la cooperación entre países con tal fin. Será necesario", advierte la Comisión, "priorizar necesidades dentro de un presupuesto limitado".
Dicho esto, la UE es consciente del potencial económico e investigador del sector sanitario así como que se trata de un sector compuesto por trabajadores de elevada cualificación, de manera que qué mejor sector para apostar por él de cara a una salida de la crisis.
Según datos de la Comisión Europea, el sector sanitario es uno de los mayores en creación de empleo en el continente y emplea a uno de cada diez trabajadores en la UE. Por otra parte, se trata de un sector tecnológicamente muy desarrollado mientras que el gasto sanitario representa casi el 10 por ciento del PIB europeo, lo que convierte al sanitario en uno de los mayores sectores en la economía de la UE.
El plan de salud europeo 2014-2020 liga la innovación del sector sanitario a su propia sostenibilidad, puesto que la investigación, los avances, los desarrollos médicos no sólo repercutirán en fortalecer el perfil de motor de empleo de la Sanidad sino que posibilitarán, según espera la UE, una mayor eficiencia del sistema. De ahí que el plan congregue en el primero de sus objetivos la innovación y la sostenibilidad y a ello destine casi la mitad del total de su presupuesto. Ésta será la apuesta fuerte de la UE por la Sanidad para los próximos seis años.
Dentro de la mejora de la eficiencia del sistema, el nuevo plan abogará por crear nuevas normativas o procedimientos para la evaluación de la tecnología sanitaria así como sobre medicinas y tratamientos médicos. "Las evaluaciones de la tecnología médica", explica la Comisión en su propuesta, "puede proveer a los políticos y responsables sanitarios de evidencias objetivas y una base transparente para tomar decisiones de cara al empleo sostenible de los presupuestos y para proveer a los paciente de los tratamientos más adecuados en cada caso". Para ello, está prevista la creación el próximo año de una red europea voluntaria dedicada a la evaluación de tecnología sanitaria con el objetivo de producir una metodología y herramientas comunes.
Pero la UE es consciente que de cara a la sostenibilidad el mayor reto que tiene es mantener el nivel de profesionales sanitarios. Según un estudio de la UE, se estima que en 2020 la Unión habrá perdido un millón de trabajadores sanitarios y que el 15 por ciento de las necesidades no estarán cubiertas. "Esto puede incrementar las disparidades sanitarias", según alerta el informe de impacto de la Comisión, "debido a la fuga de mano de obra de los pobres a los países ricos de la UE. Incluso", advierte el estudio, "ya hay países que ya han tomado medidas en contra del libre movimiento de trabajadores en la UE, parando la emigración de recién licenciado a otros países o limitando el número de extranjeros que estudian en sus facultades.
e-Salud para la movilidad europea
El desarrollo de lo digital y de las tecnologías de la información en el terreno de la salud, la e-salud (e-Health) estará muy ligado en el nuevo programa sanitario europeo a la extrema movilidad de los ciudadanos en el seno de la UE, mucho más en una época de crisis como ésta y en una Europa cada vez más globalizada e interrelacionada. "La movilidad de los pacientes en Europa", se reconoce en la propuesta del programa Salud para el crecimiento, "requiere una soluciones e-sanitarias no sólo para casos de emergencias sino para la continuidad de los tratamientos médicos".
Pero esta movilidad de los ciudadanos a lo largo y ancho de la UE no sólo tendrá consecuencias en ese ámbito. También en el de la salud transfronteriza, es decir, en el terreno de las alertas sanitarias. "Las enfermedades infecciosas estuvieron cerca de la erradicación en los años 70, pero el mundo globalizado ha traído nuevas amenazas, que suponen el regreso de viejos patógenos y la llegada de otros nuevos", apunta la Comisión Europea. El Tratado de Lisboa da a la Unión Europea responsabilidad específica sobre la salud transfronteriza y evitar sus amenazas, de modo que el nuevo plan de salud europeo tendrá el objetivo específico de "una nueva legislación sobre la aplicación de los derechos de los pacientes en el área de salud transfronteriza para evitar futuros litigios sobre este asunto que afecten al tratamiento del paciente o a los costos que han de ser reembolsados".
Junto a esto, se reforzará la cooperación entre países en casos de alertas sanitarias supranacionales (como los casos de la bacteria E. coli o la pandemia de SRAS), reforzando redes de centros de referencia y estándares de calidad y seguridad, y se elaborará una nueva legislación de productos médicos y fármacos. En este sentido, se abordará especialmente el problema de los medicamentos falsificados y se realizará una lista de países que no son miembros de la UE y cuyos estándares de fabricación de fármacos y productos sanitarios son similares a los UE.
Por último, como un asunto transversal a todo el programa Salud para el crecimiento, se encuentran el fomento de la promoción y la prevención de la salud, como ámbitos también en los que se pretende hacer hincapié a fin de reducir el gasto sanitario futuro. De este modo, el plan de salud europeo prestará especial atención al consumo excesivo de alcohol, la obesidad, el tabaquismo y los malos hábitos de vida, factores que generan un elevado número de problemas sanitarios (y, por tanto, de gasto sanitario) a largo plazo.
En cuanto a la prevención, la UE quiere apostar por impulsar la realización screenings preventivos como los que ya se realizan en cérvix, colon y pecho y cuyos resultados se han mostrado incuestionables: una detección temprana no sólo causa un evidente beneficio de salud y de calidad de vida al paciente sino que evita cuantiosos gastos sanitarios.
Los dos últimos retos que afrontará el nuevo plan de salud son el inexorable envejecimiento de la población europea (lo que conllevará un mayor gasto sanitario asociado) y la mejora del acceso del paciente al sistema sanitario, lo que se relaciona, sin duda, con las inequidades sanitarias antes descritas.
Según las estimaciones de la UE, el número de personas por encima de 65 años se incrementará un 45 por ciento en los próximos 20 años (en 2030 se estima que se alcancen los 123 millones de personas en esa franja de edad). "Por lo tanto, el aumento del gasto sanitario y el acceso a la salud deberán ser temas centrales en el debate en los próximos años", argumenta la Comisión Europea en su estudio de impacto al plan sanitario.
Este envejecimiento unido a los hábitos de vida está detrás del incremento "preocupante", en palabras de la Comisión, de las enfermedades no comunicables. "En 2009, estas enfermedades causaron cuatro millones de muertos. La mitad fueron enfermedades cardiovasculares y diabetes, mientras que un 26 por ciento de esos fallecimientos se debió al cáncer y un 8 por ciento a enfermedades respiratorias crónicas. Por lo tanto, hay mucho espacio para mejorar en el control y la prevención, lo que además salvará mucho volumen de gasto sanitario".
Pros y contras del nuevo plan
El constante hincapié que el plan Salud para el crecimiento 2014-2020, incluso en el mismo título del plan, hace del rostro económico de la Sanidad ha molestado al Comité de las Regiones, cuya crítica principal al programa sanitario europeo se centra en este punto. En su dictamen emitido sobre el plan censura que "el nombre elegido para el programa reduce la salud a una cuestión de beneficios meramente económicos, sin que las personas ocupen el lugar central", si bien aclara que "acoge con satisfacción los objetivos generales del programa".
La segunda crítica de este organismo europeo no tiene que ver con el contenido mismo del plan sino con el aspecto económico. El Comité de las Regiones "expresa sus dudas de que la financiación propuesta sea suficiente pese al aumento con respecto a los programas anteriores", por lo que "lamenta que la Comisión no se haya decidido a adoptar un presupuesto mucho más elevado".

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