jueves, 25 de septiembre de 2014

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Mayores impuestos y políticas antitabaco más restrictivas pueden reducir el consumo de alcohol



25/09/2014 - E.P.

En los momentos en los que los fumadores están bebiendo alcohol tienden a desencadenar el deseo de consumir un cigarrillo

Fumar y beber a menudo son comportamientos complementarios: los fumadores son más propensos que los no fumadores a beber alcohol y los grandes fumadores tienen más probabilidades de ser grandes consumidores de bebidas alcohólicas. Un nuevo estudio ha encontrado que el incremento de las tasas sobre el tabaco y el endurecimiento de las restricciones de fumar cigarrillos en lugares cerrados pueden llevar a una disminución del consumo per cápita de cerveza y licores, pero no de vino.
Aunque el aumento de los impuestos sobre el consumo de cigarrillos y el endurecimiento de las leyes de aire libre de humo son conocidos por reducir la prevalencia del tabaquismo, no está tan claro si esas políticas también pueden rebajar el consumo de alcohol. Este nuevo trabajo, cuyos resultados se publican en la edición digital de octubre de 'Alcoholism: Clinical & Experimental Research' y están disponibles en 'Early View', demuestra que esta relación es posible.
"Situaciones en las que los fumadores están bebiendo alcohol tienden a desencadenar el deseo de un cigarrillo", explica uno de los autores del estudio, Melissa J. Krauss, analista de datos estadísticos en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, en Estados Unidos. "Algunas personas, incluso, tienden a fumar sólo cuando beben, pero no en otro momento", añade.
"El tabaco puede aumentar los efectos subjetivos del alcohol y se ha demostrado que eleva el riesgo de consumo excesivo y problemático --añade Kelly Young-Wolff, científico investigador en la División de Investigación Kaiser Permanente, en Estados Unidos--. Los fumadores beben con más frecuencia y en mayor medida que los no fumadores y son más propensos a reunir los requisitos para el abuso o la dependencia del alcohol".
"A finales de 1990 y principios de 2000, las tasas de fumadores jóvenes cayeron en Estados Unidos, al menos en parte como respuesta al aumento de los precios de los cigarrillos --recuerda Krauss--. Los precios más altos del tabaco también incrementaron la probabilidad de dejar el hábito de fumar entre los fumadores adultos: cada aumento de un 10 por ciento en el precio de los cigarrillos provoca una reducción del 2 por ciento en el número de personas que fuman".
Y prosigue: "Además, las leyes más estrictas sobre aire libre de humo no sólo han rebajado la exposición al humo de segunda mano, sino que han aumentado el abandono del tabaco, disminuido el consumo de cigarrillos entre los fumadores y rebajado la prevalencia del consumo de tabaco. Por ejemplo, Missouri tiene el impuesto sobre el tabaco más bajo del país, una legislación débil sobre aire limpio en interiores en todo el estado y un 50 por ciento más de fumadores que en Nueva York, que posee el impuesto a los cigarrillos más alto y fuertes leyes de aire limpio en espacios cerrados".
Para este estudio, Krauss y sus colegas analizaron la situación del consumo de alcohol per cápita entre 1980 y 2009 en función del precio por paquete de cigarrillos en los estados, así como la política del aire libre de humo. Se examinó por separado el consumo total de bebidas de alta graduación, cerveza y vino.
"Hemos encontrado que entre 1980 y 2009, los aumentos de precios y las restricciones estatales de fumar cigarrillos en lugares cerrados llevaron a la disminución de consumo de alcohol per cápita en el estado", resume Krauss. "Así sucedió en el caso de la cerveza y los licores, pero no del vino. Por ejemplo, nuestros resultados sugieren que un aumento del 20 por ciento en el precio de los cigarrillos daría lugar a una disminución del 2 por ciento en el consumo de cerveza per cápita", resalta.
En concreto, la prohibición total de fumar en todo el estado en bares, restaurantes y lugares de trabajo, en comparación con ninguna restricción, reduciría el consumo de cerveza per cápita en un 4 por ciento y la ingesta de bebidas alcohólicas en un 11 por ciento, unas estimaciones promedio entre toda la población, no sólo en los fumadores. Los efectos sólo entre los fumadores serían probablemente mucho mayores que para la población en su conjunto, según los autores del estudio.
Krauss no se sorprendió al encontrar un impacto mucho mayor sobre la cerveza y las bebidas con mucho alcohol en lugar de vino. "Las personas que prefieren la cerveza o el licor son más propensos a fumar que quienes optan por el vino", afirma esta experta. "De hecho, quienes prefieren el vino no sólo son menos propensos a fumar, sino que tienden más a llevar otros hábitos de vida más saludables y tienen más años de educación que las personas a las que les gustan otros tipos de bebidas alcohólicas", matiza.

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