La firma del CI implica una información verbal 'extra'

Un juzgado penal absuelve a un médico al considerar que la paciente fue ilustrada de los riesgos de una intervención de cirugía estética.

Diego Carrasco. Madrid | diego.carrasco@diariomedico.com | 16/09/2014 00:00

"Aunque los documentos de consentimiento informado (CI) no incluyan todos los datos exigidos por la legislación expuesta, deben de entenderse complementados por la información verbal dada por el cirujano sobre los riesgos y consecuencias de una intervención quirúrgica". Esta es la argumentación utilizada por el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Daimiel (Ciudad Real) para absolver a un cirujano de responsabilidad penal.

Y es que el consentimiento informado en sus diferentes modalidades sigue siendo el caballo de batalla en los litigios entre médico y paciente. Máxime cuando ello se ha convertido en una abundante y rica jurisprudencia.

El caso estudiado por la magistrada corresponde a una paciente que fue sometida a dos operaciones de cirugía estética correspondientes a mastopexia y abdominoplastia o dermolipectomía abdominal. Como quiera que a la reclamante le quedaron diversas secuelas físicas de las intervenciones denunció al médico por mala praxis y por falta de consentimiento informado. Por todo ello solicitó al juzgado una indemnización por los daños y perjuicios sufridos.

En primer lugar, el juzgado manchego deja claro que en la operación "no se garantizó el resultado", lo que significa que "la responsabilidad del facultativo es de medios y como tal no se puede fijar un resultado concreto".

Aquellas carencias formales no pueden merecer otra calificación que la de meras irregularidades no infractoras de la 'lex artis', subraya la resolución judicial

La historia clínica de la reclamante, aportada en sede judicial, refleja que "a la paciente se le tomaron fotografías antes de llevar a cabo las intervenciones; fue explorada por el cirujano antes de las operaciones y se le recogieron los antecedentes personales". Es más, el cirujano, para constatar que estaba informando a la paciente de forma verbal, reflejó en el apartado "observaciones y revisiones" lo siguiente: "Asimetría mamaria previa. Dermilipeptomía abdominal. Estrías supraabdominales que no se quitarán. Posibilidad de cicatriz en T invertida. Advierto sobre tabaquismo (muy fumadora) y cicatrización o necrosis de CAP o abdomen".

Ni llamó ni preguntó
La sentencia explica que "además de la información recogida en los documentos de consentimiento informado está la explicación verbal que el propio cirujano suministró a la reclamante con carácter previo a la operación".

De esta manera en el acto del juicio celebrado, el acusado manifestó que él siempre explica todos los riesgos y posibles complicaciones que se pueden derivar de un acto quirúrgico. Es más, según recoge el fallo, "la paciente no llamó ni preguntó al doctor durante las tres semanas desde que se prestó el consentimiento informado para realizarle ninguna consulta".

En este sentido, en los documentos de CI aportados por la clínica privada consta expresamente: "Reconozco que no se me han dado garantías ni seguridades respecto a los resultados que se esperan".

Con estas aseveraciones de la paciente, la magistrada llega a la conclusión de que "no resulta creíble la versión de los hechos de la paciente en cuanto insiste en que firmó los documentos en blanco en una habitación, ni se le realizaron advertencias, ni se le dio la posibilidad de leer el CI, ni se entrevistó con el facultativo, etcétera".

Aunque los escritos de CI no incluyan todos los datos exigidos por la ley, deben de entenderse complementados con la documentación relativa a historia clínica

En cuanto a la primera de las intervenciones, la mastopexia, el informe pericial, avalado por el juzgado, señala que "se utilizó la técnica de T invertida, por lo que se eliminó la piel sobrante extirpándola mediante el bisturí, creando las cicatrices en forma de ancla". Por tanto, "la técnica es la adecuada y correcta" para realizar la operación.

Gran fumadora
Respecto a la abdominoplastia, que se practicó para eliminar piel y grasa del abdomen, el informe pericial explica que "la dehiscencia de herida se produce por retardo de la cicatrización y en el caso de las fumadoras, la incidencia de problemas en la cicatriz de pacientes sometidas a este tipo de intervenciones quirúrgicas llega hasta el 47,9 por ciento".

Así las cosas, el fallo, que acoge los argumentos de Luis Galán Soldevilla, abogado del Colegio de Médicos de Córdoba, señala que "la reclamante conocía la información relativa a los riesgos de la operación", que, además, "deben entenderse complementados con la documentación relativa a la historia clínica que contiene las identidades precisas sobre el centro y el médico". Por tanto, "aquellas carencias formales no pueden merecer otra calificación que la de meras irregularidades no infractoras de la lex artis".

En este punto, la sentencia puntualiza que, como advirtió el perito en el acto del juicio, "las operaciones se ajustaron a la praxis, lo que no obsta a que la paciente precise tres retoques: pliegues de los lados del abdomen y zona central de la cicatriz (ambas producidas por el tabaquismo) y la cicatriz umbilical (debida a un embarazo posterior)".

El juzgado manchego absuelve al cirujano porque su actuación se ajustó a la buena praxis y considera que no se puede aplicar la tesis del daño desproporcionado.

Complemento al CI escrito

El Tribunal Superior de Justicia de Asturias absolvió a un cirujano porque, a pesar de que el documento de consentimiento informado (CI) escrito que firmó la paciente era de carácter genérico y no entraba en detalles sobre los riesgos que se materializaron finalmente, las diferentes operaciones a las que se sometió la demandante permitían deducir que la información se completó con las conversaciones mantenidas con sus médicos y que dio su consentimiento en consecuencia.