"La radiología intervencionista, si eres creativo, te permite actuar en casi cualquier territorio del cuerpo"
En los últimos años, la radiología intervencionista se ha erguido como una alternativa importante tanto en el diagnóstico de enfermedades como en el tratamiento quirúrgico de las mismas. Nanorobots, nanopartículas, quimio y radioterapia supraselectivas sin dañar el tejido sano son nos demuestran que la ciencia ficción ha llegado a los hospitales. Pero esta vez, es más real que nunca.
“Cada vez se tiende a “abrir” menos a los pacientes y, si es posible, tratarlos por vía percutánea”, comenta Fernando López, jefe de la Unidad de Radiología vascular e intervencionista del Hospital Universitario de Álava. Y es que la radiología intervencionista (RI) ofrece estancias hospitalarias más cortas, intervenciones sin anestesia general, menor dolor, una incisión de 2-4mm en lugar de una cicatriz grande y una convalecencia menor. “Actualmente -añade López- la RI ha demostrado que es eficaz para muchas patologías que antes eran quirúrgicamente muy comprometidas para los pacientes. Pero además, ha demostrado que sus procedimientos son costo-eficacia muy rentables desde el punto de vista del gasto sanitario”.
La RI es una sub-especialidad de la radiología, que tiene por objetivo el diagnóstico y el tratamiento de un amplio espectro de enfermedades mediante técnicas mínimamente invasivas. “Lo bueno de la RI es que, si eres creativo, te permite actuar en casi cualquier territorio del cuerpo realizando terapias de diferentes tipos”, añade Fernando López, quien explica que los campos más importantes en los que se usa la RI es la revascularización intravascular arterial o venosa, los tratamientos oncológicos, tanto intravasculares como a través de la piel, y los tratamientos en situaciones de urgencia donde ninguna otra especialidad puede actuar sin producir grandes invasiones corporales (control de hemorragias, obstrucciones urinarias, aneurismas ….). Aun así, López añade que “podríamos enumerar otras muchas aplicaciones: tratamiento en el Código Ictus, embolización prostática, embolización de insuficiencia venosa pélvica…”
Evolución y adaptación
Para López, que ha trabajado en este campo desde 1997, “la RI es una disciplina médica que está en continua evolución y adaptación. Todos los años surgen nuevos procedimientos o modificaciones que mejoran los previos”. López la compara con un sistema informático que presenta actualizaciones nuevas constantemente: “Ahora estamos en la versión RI 3.0”.
Los avances en cuanto a instrumentos y materiales son indispensables para esta evolución: “Nanorobots, nanopartículas, quimio y radioterapia supraselectivas sin dañar tejido sano, navegación intravascular guiada por sistemas similares al GPS… Todo suena a ciencia ficción, pero en algún caso ya está aquí para quedarse. El nivel Nano es nuestra siguiente frontera”, sentencia.
También ha sido muy importante la mejora de los equipos de radiología, “que han permitido reducir la radiación con una extraordinaria mejora en las imágenes obtenidas”. En un futuro, estos mejorarán todavía más, “obteniendo imágenes estructurales y funcionales de los órganos y sus patologías, dando información de su comportamiento celular, permitiendo delimitar mejor las áreas patológicas de las sanas”.
El factor humano
Aun así, para Fernando López la clave del desarrollo está en el factor humano, “que es el que realmente permite la evolución. La inventiva e investigación de muchos radiólogos intervencionistas ha generado muchas de las mejoras en materiales, pero sobre todo el desarrollo de nuevos procedimientos”.
Para el experto en RI, todavía hay mucho que hacer para mejorar el conocimiento y aprovechamiento de la cartera de servicios y procedimientos que ofrece la RI. “En unas situaciones por desconocimiento y en otras por falta de multidisciplinariedad, el caso es que existen centros hospitalarios en nuestro país en los que no se aprovecha de forma eficiente la presencia de la RI”, lamenta. López cree que los radiólogos intervencionistas tienen que “darse a conocer, poner en valor los procedimientos que realizamos y hacernos visibles”. En el caso de la falta de multidisciplinariedad, añade, “como el tema es multifactorial, podemos aportar lo que nos compete que es la disponibilidad y el compromiso. Como me dijo un compañero: Pertenecemos a un Servicio central hospitalario y está en nuestra formación, en nuestros genes, hablar y prestar servicio a todo el resto del hospital”.
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