INFORME | Nuevas recomendaciones
Al menos dos días sin alcohol a la semana
La cerveza es una de las bebidas más consumidas por los españoles. | Rubén Abella
- Las autoridades británicas revisan sus guías sobre el consumo de alcohol
Tras los excesos navideños y de cara a proteger aún más su salud, debería tener en cuenta las nuevas recomendaciones emitidas por el gobierno británico sobre el consumo de alcohol: todos los adultos deberían permanecer totalmente abstemios al menos dos días a la semana.
El informe ha sido elaborado por el Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes (formado por médicos, científicos, representantes de las administraciones, entre otros) y en él se reconoce que "aunque el conocimiento de la población sobre las directrices del consumo de alcohol es alto se debe hacer un esfuerzo mayor para que las personas sepan realmente las cantidades que están ingiriendo cuando toman una cerveza, una copa de vino o un vodka".
Los Departamentos de Salud del Reino Unido introdujeron por primera vez el concepto de consumo razonable de alcohol para el público en 1981, y en 1987, los "límites razonables" se definieron como 21 unidades de alcohol por semana para los hombres y 14 para las mujeres (en Reino Unido cada unidad estándar es de 8 gramos).
"Sin embargo, en 1990, la llegada de nuevas evidencias científicas que sugerían que las bebidas alcohólicas pueden reducir el riesgo de enfermedad cardiaca provocó una revisión de las directrices. Así, en 1995, la recomendación pasó a ser en términos diarios: no más de tres o cuatro unidades para el sexo masculino y dos o tres, para el femenino", reconoce el documento en su introducción.
En España, tal y como destaca el documento, se aconseja que tanto ellos como ellas no excedan las tres unidades diarias (cada unidad en nuestro país es de 10 gramos).
"Las recomendaciones del consumo de alcohol son muy dispares entre los países. Esto en cierto modo es sorprendente dado que la ciencia es la misma en todas partes. El objetivo de todas ellas es influir en la población, por lo que cada normativa está sujeta a la cultura y la mentalidad de sus ciudadanos y al tipo de mensaje que resulte más efectivo", reconocen los expertos en el documento, que insisten, además, que "los beneficios del alcohol se han exagerado".
Existe, según ellos, "una falta de consenso entre los científicos sobre las ventajas saludables de ingerir algo de alcohol... Sólo está claro que sus efectos protectores pueden aplicarse únicamente a los varones mayores de 40 años y a las mujeres postmenopáusicas, pero las directrices se aplican a todos los adultos".
Y citan como ejemplo: "Hay un montón de factores genéticos, individuales y sociales relacionados con el uso y abuso de alcohol. La condición socioeconómica es un factor de riesgo importante de las enfermedades vinculadas con su consumo. Investigaciones recientes han demostrado que aquéllos con ingresos más bajos tiene hasta cuatro veces más tasas de cirrosis hepática, esto no puede explicarse solo por diferencias en el consumo. Hay un montón de factores de riesgo, pero no todos pueden incorporarse a las directrices porque las harían inmensamente complejas. Con esta advertencia en mente, tenemos que explorar cuál es la mejor forma para que el público comprenda las recomendaciones del alcohol realizadas por el Gobierno".
Finalmente, defiende que tanto las autoridades como la industria del alcohol deberían hacer llegar a la población cuáles son los riesgos específicos asociados a los patrones de consumo, tanto en los episodios de ingesta excesiva, como por su uso crónico. Todo sin olvidar que "existen situaciones en las que no se debe beber nada, como cuando se va a conducir y que se debe permanecer al menos dos días seguidos a la semana sin beber nada".
El informe ha sido elaborado por el Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes (formado por médicos, científicos, representantes de las administraciones, entre otros) y en él se reconoce que "aunque el conocimiento de la población sobre las directrices del consumo de alcohol es alto se debe hacer un esfuerzo mayor para que las personas sepan realmente las cantidades que están ingiriendo cuando toman una cerveza, una copa de vino o un vodka".
Los Departamentos de Salud del Reino Unido introdujeron por primera vez el concepto de consumo razonable de alcohol para el público en 1981, y en 1987, los "límites razonables" se definieron como 21 unidades de alcohol por semana para los hombres y 14 para las mujeres (en Reino Unido cada unidad estándar es de 8 gramos).
"Sin embargo, en 1990, la llegada de nuevas evidencias científicas que sugerían que las bebidas alcohólicas pueden reducir el riesgo de enfermedad cardiaca provocó una revisión de las directrices. Así, en 1995, la recomendación pasó a ser en términos diarios: no más de tres o cuatro unidades para el sexo masculino y dos o tres, para el femenino", reconoce el documento en su introducción.
En España, tal y como destaca el documento, se aconseja que tanto ellos como ellas no excedan las tres unidades diarias (cada unidad en nuestro país es de 10 gramos).
"Las recomendaciones del consumo de alcohol son muy dispares entre los países. Esto en cierto modo es sorprendente dado que la ciencia es la misma en todas partes. El objetivo de todas ellas es influir en la población, por lo que cada normativa está sujeta a la cultura y la mentalidad de sus ciudadanos y al tipo de mensaje que resulte más efectivo", reconocen los expertos en el documento, que insisten, además, que "los beneficios del alcohol se han exagerado".
Existe, según ellos, "una falta de consenso entre los científicos sobre las ventajas saludables de ingerir algo de alcohol... Sólo está claro que sus efectos protectores pueden aplicarse únicamente a los varones mayores de 40 años y a las mujeres postmenopáusicas, pero las directrices se aplican a todos los adultos".
Comprensibles al público
Para los miembros del Comité de Ciencia y Tecnología británico, "una de las dificultades inherentes al desarrollo de directrices genéricas para que el público se vuelva sensible a los problemas del alcohol es la pérdida de reconocimiento de los factores de riesgo individuales. Porque varían en cada persona según la edad, el género, pero también en función del nivel socioeconómico o el peso corporal, entre otros factores, que influyen en los riesgos para la salud del consumo de alcohol. Por eso es importante que el Gobierno distinga entre la información y la sobreinformación, porque cuanto más difíciles sean las pautas a seguir, más complicada será su comunicación", agregan.Y citan como ejemplo: "Hay un montón de factores genéticos, individuales y sociales relacionados con el uso y abuso de alcohol. La condición socioeconómica es un factor de riesgo importante de las enfermedades vinculadas con su consumo. Investigaciones recientes han demostrado que aquéllos con ingresos más bajos tiene hasta cuatro veces más tasas de cirrosis hepática, esto no puede explicarse solo por diferencias en el consumo. Hay un montón de factores de riesgo, pero no todos pueden incorporarse a las directrices porque las harían inmensamente complejas. Con esta advertencia en mente, tenemos que explorar cuál es la mejor forma para que el público comprenda las recomendaciones del alcohol realizadas por el Gobierno".
Fuentes de información
Para el comité sería conveniente la creación de fuentes de "información on-line donde los individuos puedan acceder a datos más específicos e individualizados sobre sus factores de riesgo como la raza o la historia familiar de abuso de alcohol. Estas 'webs' deberían contener enlaces para lograr apoyo así como recomendaciones sobre cuándo y dónde buscar ayuda médica. Estos recursos podrían ayudar a orientar a las personas en las que los consejos generales no disipan las dudas. Asimismo, las asociaciones sin ánimo de lucro deben desarrollar métodos para aumentar el acceso a este tipo de asesoramiento individualizado para los que tienen poco o ningún acceso a Internet".Finalmente, defiende que tanto las autoridades como la industria del alcohol deberían hacer llegar a la población cuáles son los riesgos específicos asociados a los patrones de consumo, tanto en los episodios de ingesta excesiva, como por su uso crónico. Todo sin olvidar que "existen situaciones en las que no se debe beber nada, como cuando se va a conducir y que se debe permanecer al menos dos días seguidos a la semana sin beber nada".
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