SU USO DEBE IR MÁS ALLÁ DE LOS TRÁMITES CON LA ADMINISTRACIÓN
Aprendiendo a utilizar de verdad la certificación electrónica en la Sanidad
Ahora que están cambiando los sistemas de compras para buscar las vías más eficientes, surgen procedimientos nuevo. José Alejandro Blázquez lamenta que muchas empresas no contaran con firma electrónia.
David Dodríguez Carenas | 27/01/2012 00:00
Hace poco, José Alejandro Blázquez, asesor facultativo del Servicio Murciano de Salud, lamentaba en estas páginas (ver DM del 29-XI-2011) que muchas empresas no contaran con firma electrónica para participar en las subastas electrónicas.
Por eso, Guillermo Gil-Delgado, director de Internacional y Marketing de Camerfirma, servicio de certificación digital de las cámaras de comercio, industria y navegación de España, ha explicado todo lo que se necesita saber sobre este tema: "Un certificado digital nos identifica en el mundo on-line, en el que cada vez estamos más presentes. Ahora nos comunicamos así; hacemos tratos y confiamos en gente que no vemos. Nos fiamos de que el que está al otro lado es quien dice ser".
Y no siempre es así. Los certificados electrónicos son como el DNI electrónico. En el caso de los médicos, por ejemplo, en una receta electrónica no sólo aportan un nombre, sino también otros datos como el colegio y el hospital al que pertenece. "Un certificado digital garantiza la vinculación entre la entidad de un sujeto y su empresa. Siempre bajo el ojo del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, en Camerfirma actuamos como notarios".
Una vez se tiene el certificado, ¿qué se puede hacer con él? Una opción es la identificación -"cuando y como quieras"-, otra, cifrar documentos y transacciones para hacerlas seguras, y una tercera, la firma de todo tipo de documentos electrónicos. Aquí, Gil-Delgado ha aportado que, según la Asociación de Empresas del Sector TIC, las Comunicaciones y los Contenidos Digitales, emitir una factura en papel tiene un coste medio de 3,25 euros, frente a los 0,15 euros de la versión electrónica. Y en España se realizan unas seis mil millones de facturas en papel al año...
Versatilidad
Por tanto, los certificados digitales garantizan la identidad del emisor, pero también la integridad -si se modifica un documento se invalida la firma de forma automática- y el no repudio de las transacciones. Y por eso Gil-Delgado ha defendido que "hay que darle versatilidad a la certificación electrónica, y no limitarla a la Administración". Eso sí, ha advertido de que "hay que tener cuidado. El certificado, cuando es de persona jurídica, es la firma de la empresa, y no se puede entregar a cualquiera. Este certificado lo solicita una persona, pero no va asociado a esa firma. No hay, por ejemplo, un señor Camerfirma".
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