La gestión incierta
La importancia del lenguaje
por Sergio Minué | 27/01/2012 13:18
Es difícil discutir que el lenguaje industrial ha impregnado profundamente la práctica y el ejercicio de la medicina, en particular, y la asistencia sanitaria en general: recursos, producto, expectativa, cliente, consumidor, fidelización, satisfacción... son términos que se derrochan con alegría cada vez que un responsable político habla de los problemas del sistema sanitario y sus posibles soluciones. Pero el uso del lenguaje no es nunca superfluo. Pamela Hartzband y Jerome Groopman (el autor del muy recomendable '¿Me está escuchando, doctor?') publicaron un interesante artículo en New England ('The new Language of Medicine') perfectamente extrapolable a nuestro sistema.
Ambos, médicos de la Harvard Medical School, alertan de la sustitución del término 'paciente' por el de 'consumidor' o 'cliente', y los de médicos y enfermeras por el genérico de 'proveedores' de servicios. El cambio de lenguaje tiene para ellos importantes y deletéreas consecuencias. La primera, el convertir la relación entre médicos y pacientes en una transacción comercial, en la que se ignora la dimensión humanística y psicológica de la relación clínica. La segunda, el reducir la medicina a una actividad económica más, convirtiendo en papel mojado el vínculo que antes se establecía entre pacientes y médicos. La tercera, convertir el encuentro clínico en una mercancía prediseñada, hurtando a los pacientes de la atención personalizada y adaptada a las características específicas de cada uno de ellos.
Para Hartzband y Groopman, el juicio clínico cayó en desgracia con la aparición de la Medicina Basada en la Evidencia. Se consideraba algo subjetivo, escasamente científico. Sin embargo la supuesta objetividad de las guías también está en entredicho: a partir de los mismos datos científicos, diferentes expertos son capaces de elaborar guías y procedimientos diferentes. Algo por otra parte casi inevitable, puesto que, como señalaba Iona Heath hace unos años también en el 'British', el trabajo del médico consiste en definitiva en estrechar la brecha entre "el mapa" de la ciencia médica y "el territorio" del sufrimiento humano.
David Sackett definió inicialmente la práctica de la Medicina basada en la evidencia como "la integración de la experiencia clínica individual con las mejores pruebas clínicas externas disponibles procedentes de la investigación sistemática". Mensaje que ha sido completamente pervertido con el paso del tiempo.
Hartzband y Groopman se preguntan por el impacto que tendrá este vocabulario industrial en las próximas generaciones de médicos y enfermeras. Para ellos reconfigurar la medicina en términos económicos e industriales difícilmente atraerá a pensadores creativos e independientes, imprescindibles para seguir realizando una de las tareas más difíciles que existen: atender a un paciente. No a un cliente.
La importancia del lenguaje - DiarioMedico.com
Ambos, médicos de la Harvard Medical School, alertan de la sustitución del término 'paciente' por el de 'consumidor' o 'cliente', y los de médicos y enfermeras por el genérico de 'proveedores' de servicios. El cambio de lenguaje tiene para ellos importantes y deletéreas consecuencias. La primera, el convertir la relación entre médicos y pacientes en una transacción comercial, en la que se ignora la dimensión humanística y psicológica de la relación clínica. La segunda, el reducir la medicina a una actividad económica más, convirtiendo en papel mojado el vínculo que antes se establecía entre pacientes y médicos. La tercera, convertir el encuentro clínico en una mercancía prediseñada, hurtando a los pacientes de la atención personalizada y adaptada a las características específicas de cada uno de ellos.
- El concepto inicial de medicina basada en la evidencia ha sido pervertido con el tiempo
Para Hartzband y Groopman, el juicio clínico cayó en desgracia con la aparición de la Medicina Basada en la Evidencia. Se consideraba algo subjetivo, escasamente científico. Sin embargo la supuesta objetividad de las guías también está en entredicho: a partir de los mismos datos científicos, diferentes expertos son capaces de elaborar guías y procedimientos diferentes. Algo por otra parte casi inevitable, puesto que, como señalaba Iona Heath hace unos años también en el 'British', el trabajo del médico consiste en definitiva en estrechar la brecha entre "el mapa" de la ciencia médica y "el territorio" del sufrimiento humano.
David Sackett definió inicialmente la práctica de la Medicina basada en la evidencia como "la integración de la experiencia clínica individual con las mejores pruebas clínicas externas disponibles procedentes de la investigación sistemática". Mensaje que ha sido completamente pervertido con el paso del tiempo.
Hartzband y Groopman se preguntan por el impacto que tendrá este vocabulario industrial en las próximas generaciones de médicos y enfermeras. Para ellos reconfigurar la medicina en términos económicos e industriales difícilmente atraerá a pensadores creativos e independientes, imprescindibles para seguir realizando una de las tareas más difíciles que existen: atender a un paciente. No a un cliente.
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