La sanidad pasa de lo más valorado a la cuarta preocupación
El Barómetro del CIS refleja la inquietud de los ciudadanos por el sistema sanitario
La sanidad es, tradicionalmente, uno de los aspectos mejor valorados del sistema español. Los barómetros sanitarios siempre constatan que los usuarios le otorgan notas por encima del 7 (con la excepción de Canarias, donde no llega al 6). Por eso choca que en la última encuesta del CIS figure como el cuarto problema para el 9,3% de los españoles, por detrás solo del paro (82,1%), los problemas económicos (50,4%), y la clase política y los partidos (19,7%). Más aún, cuando la pregunta se personaliza (¿qué le afecta a usted más?), asciende un puesto, y supera a la clase política.
La tendencia va a peor. En el barómetro de septiembre la sanidad era la séptima preocupación. En el barómetro de diciembre de 2010, la 12ª.
El deterioro en las prestaciones –o el miedo a que estas empeoren con los recortes- está detrás de esta percepción, que hace que la sanidad sea vista con mayor recelo que apartados tradicionalmente presentes en esta lista como la inmigración (7,6%), la educación (7,2%), la vivienda, o la corrupción y el fraude (6%), y el terrorismo (2,5%).
Esto no quiere decir que la atención que se recibe sea mal vista. No hay datos recientes, pero el grado de satisfacción de los ciudadanos con un servicio que es universal –ahora más desde que el 2 de enero entró en vigor la ley que asegura que los parados de larga duración no pierdan el acceso al sistema sanitario cuando agotan la prestación- y gratuito (con las fisuras que empiezan a producirse como el cobro por la tarjeta en Galicia y Baleares o la amenaza de tener que pagar por receta en Cataluña) en las últimas encuestas la satisfacción de los usuarios era abrumadora. El barómetro sanitario de 2010 refleja que el 23,9% de los encuestados opinaba que el sistema funcionaba “bastante bien” (la mayor proporción de la serie desde 2005) y que un 50% creí que “funciona bien, pero necesita cambios” (dos puntos más que en 2008).
El deterioro en las prestaciones –o el miedo a que estas empeoren con los recortes- está detrás de esta percepción, que hace que la sanidad sea vista con mayor recelo que apartados tradicionalmente presentes en esta lista como la inmigración (7,6%), la educación (7,2%), la vivienda, o la corrupción y el fraude (6%), y el terrorismo (2,5%).
Esto no quiere decir que la atención que se recibe sea mal vista. No hay datos recientes, pero el grado de satisfacción de los ciudadanos con un servicio que es universal –ahora más desde que el 2 de enero entró en vigor la ley que asegura que los parados de larga duración no pierdan el acceso al sistema sanitario cuando agotan la prestación- y gratuito (con las fisuras que empiezan a producirse como el cobro por la tarjeta en Galicia y Baleares o la amenaza de tener que pagar por receta en Cataluña) en las últimas encuestas la satisfacción de los usuarios era abrumadora. El barómetro sanitario de 2010 refleja que el 23,9% de los encuestados opinaba que el sistema funcionaba “bastante bien” (la mayor proporción de la serie desde 2005) y que un 50% creí que “funciona bien, pero necesita cambios” (dos puntos más que en 2008).
No hay comentarios:
Publicar un comentario