Pujas sanitarias a golpe de ratón
La Consejería de Sanidad estrena con éxito la subasta electrónica para comprar suministros hospitalarios tras lograr un ahorro del 32% de media en 22 lotes
Federico Simón Valencia 19 ENE 2012 - 21:58 CET
Toallas y pijamas más baratos, camisones y ropa de neonatos a menor precio. En la Consejería de Sanidad se mascan los recortes, y no solo en el capítulo de gastos de personal, que acaba de sufrir los efectos del último tijeretazo a cuenta de la carrera profesional de los empleados públicos. Este jueves, la máxima tensión se vivió pasado el mediodía en la pelea por las toallas de baño de 140 por 70 centímetros y en la de las camisetas de bebé de algodón. Era la primera subasta electrónica de Sanidad, experiencia que la consejería quiere implantar para ahorrar costes.
A esas horas, con varias referencias casi adjudicadas, en la pantalla gigante en la que se celebraba la lucha telemática entre proveedores para hacerse con uno de los 22 lotes, esos dos productos eran los dos únicos que mantenían vivo el interés de los fabricantes. Se trataba de una puja inversa, en la que los ocho proveedores aceptados tras superar las cribas por la calidad técnica de sus productos van reduciendo su precio en tiempo real hasta el límite que estimen todavía rentable.
“Es el proceso que mayor eficiencia en la compra puede producir”, aseguró el consejero de Sanidad, Luis Rosado, tras asistir a la puja, “hasta el último minuto se van a obtener mejoras de los precios de oferta”. Y explicó que con la apertura de sobres de los concursos tradicionales se obtiene “una mejora de la oferta única”. El consejero aseguró que Sanidad cuenta desde 1994 con una central de compras, que “ha dado muchísima capacidad de ahorro”. Y anunció que el modelo puede aplicarse también con los fármacos. Si con la central de compras, según afirma, se han logrado en algunos productos rebajas del 70% respecto al precio de venta al público, cree que la subasta electrónica también mejorará esos porcentajes. Incluso ve factible contratar servicios hospitalarios, como la limpieza o la seguridad, con la central.
A las 12.16, tras casi cinco minutos en silencio, parecía que estaba toda la mercancía vendida. Y los asistentes, trabajadores y responsables de la consejería, coreaban la cuenta atrás del fin de la enésima puja: “Cinco, cuatro, tres…”. Pero un nuevo “ticlín” reanudó de nuevo la cuenta atrás: el proveedor D —todos son anónimos, la consejería no sabe su nombre hasta después de la subasta— había hecho una última puja, la 15ª de la mañana en ese lote: fabricaría 20.050 camisetas de bebé por 35.087,5 euros, a 1,75 euros cada una. Una rebaja de un 27% respecto a los 48.120 euros del precio de partida de arranque de la subasta.
Y 300 segundos después, a las 12.21, todo acababa sin que otro “ticlín” prorrogara la lucha. El resultado final de la primera subasta electrónica de Sanidad se saldaba, tras 180 pujas, con los 22 lotes adjudicados por 933.465 euros, un 32% de recorte respecto a los 1.371.714,2 euros que sumaban los precios de salida. Los mayores ahorros para la consejería los acumularon los lotes más caros, como el previsto para suministrar 40.680 toallas, que se adjudicaron por 63.054 euros, un 55% menos que el precio de salida (142.380 euros). En dinero, el mayor ahorro lo proporcionarán el lote 27, el de los pijamas unisex blancos, que se adjudicó por 205.014 euros, un 27,3% menos que el precio de salida (282.050), y el 16, el de los camisones de pacientes, que bajaron hasta 156.001 euros, un 31% menos que los 226.172 de partida.
A esas horas, con varias referencias casi adjudicadas, en la pantalla gigante en la que se celebraba la lucha telemática entre proveedores para hacerse con uno de los 22 lotes, esos dos productos eran los dos únicos que mantenían vivo el interés de los fabricantes. Se trataba de una puja inversa, en la que los ocho proveedores aceptados tras superar las cribas por la calidad técnica de sus productos van reduciendo su precio en tiempo real hasta el límite que estimen todavía rentable.
Caja registradora
Y si bien durante la primera hora las pujas se sucedían constantemente a golpe de ratón, a medida que se bajaban los precios ciertos lotes quedaban ya casi decantados. Las ofertas repicaban en la sala con el sonido de una caja registradora —“ticlín”—, seguro que en homenaje al ahorro económico para la consejería con cada nueva cifra. La subasta arrancó a las 11.00 y, en una primera fase, duraba 45 minutos. Después comenzaba una cuenta atrás de cinco minutos con cada nueva puja. Cuando el contador llegara a cero sin que un proveedor clicara una nueva oferta, los 22 lotes serían adjudicados. De golpe. Por un motivo: “Hay lotes que influyen en otros, si un proveedor ha perdido posibilidades en un lote, compite más en otro”, explicaba un técnico de la consejería.“Es el proceso que mayor eficiencia en la compra puede producir”, aseguró el consejero de Sanidad, Luis Rosado, tras asistir a la puja, “hasta el último minuto se van a obtener mejoras de los precios de oferta”. Y explicó que con la apertura de sobres de los concursos tradicionales se obtiene “una mejora de la oferta única”. El consejero aseguró que Sanidad cuenta desde 1994 con una central de compras, que “ha dado muchísima capacidad de ahorro”. Y anunció que el modelo puede aplicarse también con los fármacos. Si con la central de compras, según afirma, se han logrado en algunos productos rebajas del 70% respecto al precio de venta al público, cree que la subasta electrónica también mejorará esos porcentajes. Incluso ve factible contratar servicios hospitalarios, como la limpieza o la seguridad, con la central.
A las 12.16, tras casi cinco minutos en silencio, parecía que estaba toda la mercancía vendida. Y los asistentes, trabajadores y responsables de la consejería, coreaban la cuenta atrás del fin de la enésima puja: “Cinco, cuatro, tres…”. Pero un nuevo “ticlín” reanudó de nuevo la cuenta atrás: el proveedor D —todos son anónimos, la consejería no sabe su nombre hasta después de la subasta— había hecho una última puja, la 15ª de la mañana en ese lote: fabricaría 20.050 camisetas de bebé por 35.087,5 euros, a 1,75 euros cada una. Una rebaja de un 27% respecto a los 48.120 euros del precio de partida de arranque de la subasta.
Y 300 segundos después, a las 12.21, todo acababa sin que otro “ticlín” prorrogara la lucha. El resultado final de la primera subasta electrónica de Sanidad se saldaba, tras 180 pujas, con los 22 lotes adjudicados por 933.465 euros, un 32% de recorte respecto a los 1.371.714,2 euros que sumaban los precios de salida. Los mayores ahorros para la consejería los acumularon los lotes más caros, como el previsto para suministrar 40.680 toallas, que se adjudicaron por 63.054 euros, un 55% menos que el precio de salida (142.380 euros). En dinero, el mayor ahorro lo proporcionarán el lote 27, el de los pijamas unisex blancos, que se adjudicó por 205.014 euros, un 27,3% menos que el precio de salida (282.050), y el 16, el de los camisones de pacientes, que bajaron hasta 156.001 euros, un 31% menos que los 226.172 de partida.
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