jueves, 26 de enero de 2012

Se busca enfermera resistente al frío | País Vasco | EL PAÍS

Se busca enfermera resistente al frío

Los emisarios finlandeses se reunen en Bilbao con 50 titulados vizcaínos

 
Samuli Jalkanen, emisario finlandés, de pie ante las enfermeras y enfermeros vizcaínos. / TXETXU BERRUEZO
 
Finlandia, según la wikipedia: “País situado en el norte de Europa. Limita al oeste con Suecia; al este, con Rusia; y al norte, con Noruega [...] Contaba en 2009 con 5,3 millones de habitantes en un área de 303.899 km2”. A esta escueta definición podría añadirse ahora: “Necesita enfermeras y enfermeros urgentemente”.
 
 Al parecer, la jubilación “masiva” en los próximos años de profesionales sanitarios va a dejar a los pacientes del país nórdico completamente desasistidos. Con el fin de evitar un drama, responsables de la Administración finlandesa están celebrando encuentros con profesionales españoles del sector, muchos de ellos en paro, con el objetivo de captarlos para su causa. Tras visitar San Sebastián y Santander, los emisarios nórdicos tentaron ayer en Bilbao a unos 50 titulados y mañana estarán en Valencia. Las condiciones son interesantes: entre 2.300 y 3.000 euros de sueldo bruto y una calidad de vida “excelente”. En contra: el intenso frío, el problema del idioma y la enorme distancia con los seres queridos.

Sandra Balaguer ha vencido todas las dificultades y está “encantada”. Esta enfermera de Castellón lleva siete meses trabajando en un hospital a 140 kilómetros de Helsinki, la capital. Samuli Jalkanen, representante del Ministerio de Trabajo y Economía de la provincia finlandesa de Satakunta, al suroeste del país, ha recurrido a Balaguer como gancho para convencer a los profesionales españoles. Esta región y la ciudad costera de Kotka, en el sureste, necesitarán cubrir en la próxima década una media de 50 plazas al año de especialistas. A los candidatos se les exige la titulación y un buen conocimiento del inglés, ya que el proceso de selección incluye una entrevista a través de videoconferencia en el idioma de Shakespeare.

Las condiciones son un sueldo de unos 2.000 euros mensuales y una calidad de vida "excelente"

“Es una oportunidad muy buena. Yo fui a la aventura y estoy muy contenta. La calidad de vida es superior y gano unos 2.400 euros limpios. En un mes gasto unos mil euros, por lo que ahorro”, comenta Balaguer. Su primer contacto con Finlandia fue a través de Erasmus. De vuelta en casa, acabó la carrera y trabajó tres meses como auxiliar. Como no le salía nada más, se animó a regresar. “Mantenía contactos allí y sabía que había trabajo. Mi idea es estar dos o tres años, pero viendo cómo está España, creo que la cosa se podría alargar”, comenta.

La mayor dificultad, asegura Balaguer, es el idioma. Para combatirla, da clases gratuitas tres días a la semana y otras de refuerzo con un profesor particular. “Ya me defiendo. La comunicación es fundamental en esta profesión”, apunta. Pese a estar lejos de casa, en otra cultura y con un clima tan distinto, Balaguer dice que no ha tenido problemas para integrarse. “Ellos te ayudan. Están acostumbrados a trabajar con extranjeros”, agrega.

A Saioa Zulueta, de 29 años, le apetece “vivir una aventura”. A diferencia de la gran mayoría de los jóvenes que acudieron al encuentro, ella tiene un trabajo fijo. “Pero me he cansado ya de estar aquí. Quiero salir y ver cosas nuevas, aprender...”, indica. “Y si me tengo que quedar porque estoy a gusto, lo haré”, añade convencida. ¿Y la familia, amigos...? “Bueno, eso es lo peor. Mi ama me ha dicho que todavía no le diga nada a mi aita”, confiesa.

La situación de Ander Velado es diferente. A sus 30 años, se ha cansado de enviar currículos. “El trabajo está fatal aquí. Me gustaría que me cogieran para aprender y formarme mejor”, desea.

Bizkaia, asegura María José García Etxaniz, presidenta del Colegio de Enfermería del territorio, cuenta con 7.800 profesionales colegiados. Conocer el paro exacto en el sector es “complicado”, ya que abundan los contratos de días. En cualquier caso, García Etxaniz considera “lamentable” que enfermeras vizcaínas se vean obligadas hacer las maletas por la falta de oportunidades en su entorno. “Habría que planificar mejor las cosas. Los que se marchan son jóvenes. Algunos volverán y otros no, y conviene no olvidar que somos un país viejo y nos podemos quedar sin repuestos para nuestros profesionales”, advierte.
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