Guillermo Sierra. ex-presidente de la omc
Tribuna: Sí a la innovación, no a los recortes
Si se quiere dar a la innovación la importancia que merece, hay que enfocar la asistencia sanitaria desde una perspectiva diferente. Es necesaria una modificación de la atención primaria, pero no deben quedar ahí los cambios: también se requiere profesionalizar las gerencias, revisar los resultados mediante la creación de un observatorio de calidad y alcanzar un pacto entre todos los sectores implicados en la sanidad.
Guillermo Sierra. Traumatólogo y ex-presidente de la omc | 02/01/2012 00:00
En mayo de 1999 el recientemente fallecido Steve Jobs dijo: "La solución para Apple no es un recorte de costes, sino la innovación". En una mente empresarial, que planifica a largo plazo y arriesga su dinero, es comprensible esta forma de pensar. Por el contrario, a una mente cortoplacista, que maneja el dinero ajeno y cuya preocupación es no perder el sillón, se entiende que la innovación le quede grande; lo fácil, lo que no precisa imaginación, es recortar prestaciones. Hace días vi que unos amigos mandaron a su nieto, que no había hecho los deberes y no tenía notas muy brillantes, al cuarto de pensar. Posiblemente, algunos dirigentes deberían pasar una temporada por este habitáculo. Han sacado malas notas, no han hecho los deberes y no han enseñado las calificaciones a la ciudadanía, que es la que paga su trabajo.
Es imprescindible una mayor participación y un reconocimiento del médico en la primaria, así como una adecuada coordinación con la atención especializada; esto evitaría una duplicidad de gastos. Además, los profesionales merecen el tiempo necesario para realizar una exhaustiva historia clínica, lo que llevaría a una reducción de las pruebas complementarias, algunas innecesarias. El medico está más satisfecho con la calidad que con la cantidad.
Crear un observatorio de calidad
También hay que profesionalizar las gerencias, acabando con el baile de los cargos de dirección según la música de los resultados electorales, y revisar los resultados de la asistencia sanitaria mediante un observatorio de calidad. Es necesario analizar comparativamente, entre los centros asistenciales, la dificultad de las patologías atendidas, el número de infecciones, el número de reintervenciones y los medios, tanto humanos como materiales, de los que se dispone. En este observatorio de calidad deben participar los ciudadanos y los profesionales. Éstos últimos son los que pueden y deben hacer pedagogía de la adecuada utilización de los recursos diagnósticos y terapéuticos, creando pacientes activos y conocedores de sus patologías. El modelo retributivo ha de basarse en los conocimientos, en la dedicación, en las habilidades y en los resultados, tanto clínicos como de investigación, según los medios de que se disponga, así como en la eficacia, la eficiencia, la efectividad y la satisfacción de los ciudadanos con la actividad profesional.
Hacer una revisión del gasto de la asistencia sanitarias de los accidentes de tráfico, laborales y escolares, y del turismo sanitario, es otra de las medidas necesarias, como también lo es implantar de forma inmediata una tarjeta sanitaria estatal y no autonómica. Además, debemos profundizar en la búsqueda de otros epígrafes en los que controlar el gasto, revisar los sueldos y gastos de unos 80.000 cargos políticos, no olvidar que la cifra del fraude fiscal de un año es superior al presupuesto sanitario del mismo año y fomentar la transparencia de la financiación de las campañas electorales de los partidos políticos. Desde la plataforma de la equidad, deben revisarse y armonizar las prestaciones autonómicas.
En estos momentos de crisis todos los sectores debemos poner de nuestra parte. La Administración, en el sanitario, debe escuchar a los profesionales. A éstos hay que hacerles socios de los proyectos sanitarios y de la gestión, pero no cómplices de los recortes; unos pocos no pueden tomar las decisiones de muchos; es necesario desburocratizar la gestión y que ésta vaya dirigida a mejorar la calidad asistencial y no a la fiscalización. Y se debe hacer el mayor esfuerzo para conseguir un Pacto de Estado.
Finalmente, los pacientes no deben olvidar que, para disfrutar de una asistencia sanitaria de calidad, hay que hacer un uso adecuado de los recursos y no abusar de ellos; en tiempos de crisis habrá que priorizar las prestaciones según las necesidades. Deben exigir y manifestar públicamente su repulsa contra todo comportamiento que menoscabe el derecho constitucional de la protección de la salud. La Constitución no debe ser sólo el nombre de un puente vacacional en el mes de diciembre; es mucho más y todos debemos respetarla.
Tribuna: Sí a la innovación, no a los recortes - DiarioMedico.com
- Desde la equidad, deben revisarse y armonizarse las prestaciones autonómicas
Es imprescindible una mayor participación y un reconocimiento del médico en la primaria, así como una adecuada coordinación con la atención especializada; esto evitaría una duplicidad de gastos. Además, los profesionales merecen el tiempo necesario para realizar una exhaustiva historia clínica, lo que llevaría a una reducción de las pruebas complementarias, algunas innecesarias. El medico está más satisfecho con la calidad que con la cantidad.
Crear un observatorio de calidad
También hay que profesionalizar las gerencias, acabando con el baile de los cargos de dirección según la música de los resultados electorales, y revisar los resultados de la asistencia sanitaria mediante un observatorio de calidad. Es necesario analizar comparativamente, entre los centros asistenciales, la dificultad de las patologías atendidas, el número de infecciones, el número de reintervenciones y los medios, tanto humanos como materiales, de los que se dispone. En este observatorio de calidad deben participar los ciudadanos y los profesionales. Éstos últimos son los que pueden y deben hacer pedagogía de la adecuada utilización de los recursos diagnósticos y terapéuticos, creando pacientes activos y conocedores de sus patologías. El modelo retributivo ha de basarse en los conocimientos, en la dedicación, en las habilidades y en los resultados, tanto clínicos como de investigación, según los medios de que se disponga, así como en la eficacia, la eficiencia, la efectividad y la satisfacción de los ciudadanos con la actividad profesional.
Hacer una revisión del gasto de la asistencia sanitarias de los accidentes de tráfico, laborales y escolares, y del turismo sanitario, es otra de las medidas necesarias, como también lo es implantar de forma inmediata una tarjeta sanitaria estatal y no autonómica. Además, debemos profundizar en la búsqueda de otros epígrafes en los que controlar el gasto, revisar los sueldos y gastos de unos 80.000 cargos políticos, no olvidar que la cifra del fraude fiscal de un año es superior al presupuesto sanitario del mismo año y fomentar la transparencia de la financiación de las campañas electorales de los partidos políticos. Desde la plataforma de la equidad, deben revisarse y armonizar las prestaciones autonómicas.
En estos momentos de crisis todos los sectores debemos poner de nuestra parte. La Administración, en el sanitario, debe escuchar a los profesionales. A éstos hay que hacerles socios de los proyectos sanitarios y de la gestión, pero no cómplices de los recortes; unos pocos no pueden tomar las decisiones de muchos; es necesario desburocratizar la gestión y que ésta vaya dirigida a mejorar la calidad asistencial y no a la fiscalización. Y se debe hacer el mayor esfuerzo para conseguir un Pacto de Estado.
Finalmente, los pacientes no deben olvidar que, para disfrutar de una asistencia sanitaria de calidad, hay que hacer un uso adecuado de los recursos y no abusar de ellos; en tiempos de crisis habrá que priorizar las prestaciones según las necesidades. Deben exigir y manifestar públicamente su repulsa contra todo comportamiento que menoscabe el derecho constitucional de la protección de la salud. La Constitución no debe ser sólo el nombre de un puente vacacional en el mes de diciembre; es mucho más y todos debemos respetarla.
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