miércoles, 11 de enero de 2012

Una campaña particular permite contratar a una investigadora despedida | Sociedad | EL PAÍS

Una campaña particular permite contratar a una investigadora despedida

La madre de una niña con diabetes recauda 7.000 euros para que el centro Príncipe Felipe de Valencia prosiga una línea de investigación contra la enfermedad

 
 
Cristina Ponce es la madre de una niña con diabetes que ha impulsado una campaña de recogida de fondos para apoyar la investigación contra esta enfermedad. Gracias a los 7.000 euros obtenidos de meriendas, huchas, venta de camisetas o lotería, entre otros actos, en poco más de medio año ha conseguido que se vuelva a contratar a Silvia Sanz, una investigadora despedida del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia (CIPF) a finales de noviembre pasado. Esta institución, situada entre las cinco más destacadas de España, sufrió a finales de 2011 un severo ERE que supuso la pérdida de 114 trabajadores.

Sanz es una especialista en el estudio del páncreas y trabajaba en un proyecto sobre la regulación de la proliferación de las células beta pancreáticas, que se encargan de sintetizar insulina. Esta labor se vio interrumpida por los despidos masivos que sufrió el centro y que le afectaron directamente. Ahora volverá a retomar su trabajo.

Ponce lanzó el año pasado el Proyecto Paula (que recoge el nombre de su hija) dirigido a apoyar los estudios para conocer mejor la diabetes y poder combatirla. Entonces, alcanzó un acuerdo con los responsables del centro de investigación valenciano para ingresar en el CIPF el dinero que consiguiera de aportaciones privadas. Cristina fue muy crítica con los despidos. En un encuentro al que asistieron responsables de la Consejería de Sanidad valenciana hace unos meses les reprochó su actitud: “De la investigación depende que mi hija no se quede ciega o inválida. Hay que poner todo el dinero del mundo para ayudar a estos señores [en referencia a los investigadores]”. Ella, en la medida de sus posibilidades, lo acaba de hacer. Mientras, el CIPF trata de salir adelante después de la poda sufrida por parte de la Generalitat
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