lunes, 17 de febrero de 2014

Difícil decisión | Opinión | EL PAÍS

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Difícil decisión

Bélgica extiende a los niños en situación terminal el derecho a poner fin a su vida



Con amplio apoyo parlamentario y un 74% de la población a favor, Bélgica ha aprobado extender a los niños de cualquier edad el derecho a poner fin a su vida, siempre que se cumplan unos estrictos requisitos. Se convierte así en el primer país que regula la eutanasia infantil sin límite de edad. Hasta ahora, se permitía a partir de los 15 años, pero solo en jóvenes emancipados. El otro país que tiene regulada la eutanasia infantil es Holanda, pero limitada a la horquilla de 12 a 18 años.
La decisión no ha sido fácil y se ha tomado tras un largo debate que ha mostrado la madurez de la sociedad belga para afrontar asuntos tan delicados y con tantas implicaciones éticas. Lo ha facilitado sin duda la experiencia que el país tiene de la aplicación de la eutanasia en adultos, aprobada ya en 2002. Unos mil pacientes solicitan cada año poner fin a su vida, de acuerdo con las rigurosas exigencias fijadas en la normativa. La sociedad belga ha podido disipar en este tiempo el temor a posibles abusos, pues la norma se aplica con rigor.
La regulación de la eutanasia infantil es, sin embargo, mucho más compleja, por la dificultad que entraña el principal requisito en todo proceso de este tipo: que la decisión de poner fin a la vida sea absolutamente libre, autónoma y reiterada, es decir, que la voluntad esté clara y basada en una acreditada capacidad de discernimiento, algo que en los niños es muy difícil de establecer. Por eso la nueva normativa belga exige garantías y requisitos adicionales.
Como en el caso de los adultos, solo se permitirá poner fin a la vida en caso de enfermedad incurable en fase terminal y en situaciones de sufrimiento físico imposible de paliar. A diferencia de los adultos, se ha descartado que pueda autorizarse por sufrimiento psíquico, dada la dificultad de evaluar esta característica en niños. También requerirá que un médico, con el dictamen de un psiquiatra, acredite que el enfermo tiene suficiente capacidad de discernimiento para tomar la decisión. Y, por supuesto, se requerirá la autorización de los padres o tutores. Se trata de una decisión importante en la que Bélgica ha demostrado que se puede hacer un debate público y legislar sobre cuestiones tan difíciles con madurez. Sería deseable que en España se pudiera debatir del mismo modo una demanda, la regulación de la eutanasia, que cada vez tiene más apoyos.

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