“Es dramático que un médico tenga que hacer huelga”
El líder de la 'marea blanca' sanitaria celebra la sentencia que paraliza la privatización en Madrid
Se podría decir que todo empezó con una carta. Mayo de 2012. Un neurocirujano de 45 años del hospital 12 de Octubre de Madrid escribe un texto sobre cómo los recortes indiscriminados y la mala gestión de burócratas ignorantes amenazan el sistema sanitario español. “Es el momento de dar un paso adelante”, clama. Resultó que no estaba solo. Los médicos, tradicionalmente poco dados a la protesta, empezaban a moverse. La carta se difundía en blogs de estudiantes de medicina. El enfado crecía. Un mes después se creaba la Asociación de Facultativos Especialistas de Madrid (Afem), la organización que ha puesto contra las cuerdas al Gobierno regional de Madrid en su intento de privatizar la gestión de seis hospitales públicos.
Poco se imaginaba aquel neurocirujano, Pedro González León, casado y con dos hijos de 8 y 11 años, que la semana pasada la asociación que preside conseguiría que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid paralizase cautelarmente el proceso de privatización. Era la culminación de muchos meses de lucha, que empezaron incluso antes de que Madrid anunciara el mayor paquete privatizador de la sanidad pública puesto en marcha en España, en octubre pasado. González dice no sentirse cómodo en su papel de líder de la marea blanca. “Me decidí a hacer algo por obligación y responsabilidad moral, pero no imaginé que llegara a esto”, dice, y confiesa que le da vergüenza la exposición pública.
Minutos después hay ocasión de comprobarlo, cuando una mujer se acerca a la mesa de la cafetería donde tiene lugar la entrevista, le pregunta si es Pedro González y le dice: “Soy médico radióloga en Getafe. Enhorabuena y muchas gracias por lo que habéis conseguido”. Efectivamente, González es tímido. Antes de liderar Afem no había pertenecido a ningún partido político, sindicato u otra organización... Como el resto de la junta directiva. “Cuando empezamos no sabíamos nada”. No tenían estrategia y los políticos no sabían qué pensar de ellos. Pero sus convocatorias llenaban la calle de batas blancas. De repente, llamaron a una huelga indefinida. “Es dramático que un médico tenga que hacer huelga. No se puede tomar una decisión más difícil”, dice.
Asegura que no les quedaba más remedio si no querían ver dentro de unos años el “increíble” sistema sanitario español reducido a cenizas. “El plan es una chapuza sin fundamento, es peligroso. Desmantela el sistema público, lo desmantela de verdad”, insiste. Y sin embargo, algo tiene en común con Javier Fernández-Lasquetty, el consejero de Sanidad madrileño: “El sistema funcionarial no funciona. Hay que cambiarlo”. Pero la reforma, afirma, tiene que ser consensuada y basada en análisis de lo que falla para hacerla más eficiente. “Como madrileño, quiero que mi dinero sirva para mejorar la salud. Y lo que veo es que ese dinero no se usa para mis pacientes, sino para pagar a unas empresas que ¿cómo van a ahorrar un 20% y además sacar su beneficio empresarial?”.
Afem organizó una colecta para poder pagar al bufete de abogados. González dice estar satisfecho con la paralización —“es más barato no privatizar”—, pero recuerda que ahora hay que ponerse a trabajar para cambiar el sistema. Él solo quiere que esto pase y volver a su quirófano y su consulta, asegura. Pero la lucha le ha merecido la pena: “Nunca ha sido por dinero; ha sido por dignidad”.
Poco se imaginaba aquel neurocirujano, Pedro González León, casado y con dos hijos de 8 y 11 años, que la semana pasada la asociación que preside conseguiría que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid paralizase cautelarmente el proceso de privatización. Era la culminación de muchos meses de lucha, que empezaron incluso antes de que Madrid anunciara el mayor paquete privatizador de la sanidad pública puesto en marcha en España, en octubre pasado. González dice no sentirse cómodo en su papel de líder de la marea blanca. “Me decidí a hacer algo por obligación y responsabilidad moral, pero no imaginé que llegara a esto”, dice, y confiesa que le da vergüenza la exposición pública.
Minutos después hay ocasión de comprobarlo, cuando una mujer se acerca a la mesa de la cafetería donde tiene lugar la entrevista, le pregunta si es Pedro González y le dice: “Soy médico radióloga en Getafe. Enhorabuena y muchas gracias por lo que habéis conseguido”. Efectivamente, González es tímido. Antes de liderar Afem no había pertenecido a ningún partido político, sindicato u otra organización... Como el resto de la junta directiva. “Cuando empezamos no sabíamos nada”. No tenían estrategia y los políticos no sabían qué pensar de ellos. Pero sus convocatorias llenaban la calle de batas blancas. De repente, llamaron a una huelga indefinida. “Es dramático que un médico tenga que hacer huelga. No se puede tomar una decisión más difícil”, dice.
Asegura que no les quedaba más remedio si no querían ver dentro de unos años el “increíble” sistema sanitario español reducido a cenizas. “El plan es una chapuza sin fundamento, es peligroso. Desmantela el sistema público, lo desmantela de verdad”, insiste. Y sin embargo, algo tiene en común con Javier Fernández-Lasquetty, el consejero de Sanidad madrileño: “El sistema funcionarial no funciona. Hay que cambiarlo”. Pero la reforma, afirma, tiene que ser consensuada y basada en análisis de lo que falla para hacerla más eficiente. “Como madrileño, quiero que mi dinero sirva para mejorar la salud. Y lo que veo es que ese dinero no se usa para mis pacientes, sino para pagar a unas empresas que ¿cómo van a ahorrar un 20% y además sacar su beneficio empresarial?”.
Afem organizó una colecta para poder pagar al bufete de abogados. González dice estar satisfecho con la paralización —“es más barato no privatizar”—, pero recuerda que ahora hay que ponerse a trabajar para cambiar el sistema. Él solo quiere que esto pase y volver a su quirófano y su consulta, asegura. Pero la lucha le ha merecido la pena: “Nunca ha sido por dinero; ha sido por dignidad”.
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