Madrid sigue incumpliendo la promesa de operar en menos de 30 días
La lista de espera se mantiene por encima de 64.000 personas, la más alta en años
El Gobierno regional lo atribuye a las huelgas sanitarias del año pasado
“Sanidad reduce en un 90% la lista de espera de más de 30 días para operarse”. El mensaje triunfalista que hoy ha querido transmitir el Gobierno de la Comunidad de Madrid al ofrecer las últimas cifras de lista de espera quirúrgica —a 30 de junio— tiene otra lectura: que, por segundo trimestre consecutivo, se está incumpliendo el compromiso de intervenir a todos los pacientes en menos de un mes.
Una promesa que, en realidad, nunca se ha cumplido gracias a un enrevesado sistema de recuento —no se incluye en la lista oficial a los pacientes en espera del anestesista ni a los que rechazan operarse en una clínica concertada— que, sobre el papel, ha permitido a la Comunidad asegurar durante nueve años que la mantenía.
Por primera vez desde 2004, los datos de marzo obligaron a reconocer que había más de 1.100 pacientes a los que el sistema sanitario no podía operar a tiempo. Ahora Sanidad asegura haber reducido ese número hasta los 110. De ahí el 90% de “reducción de lista de espera” con el que se han dado a conocer las estadísticas dos días después del auto de un juzgado que obliga a paralizar el proceso de privatización de la gestión de seis hospitales.
Lo cierto es que la cifra total de pacientes en lista de espera, que en marzo alcanzó el récord histórico (64.311) apenas se ha reducido en 200 hasta los 64.113. Es decir, nunca desde 2004 había habido tantos madrileños aguardando para ser intervenidos. Una cifra que cuadra con los datos sobre lista de espera del conjunto de las comunidades autónomas, que baten récords al acusar los recortes generalizados.
El Gobierno regional atribuye los pésimos datos de sus listas a las huelgas que protagonizó la marea blanca. Sin embargo, en las 17 jornadas de paros que se convocaron entre noviembre y diciembre se suspendieron, y aplazaron, 6.471 intervenciones. Una cifra relativamente pequeña si se compara con la actividad quirúrgica de la red pública madrileña, que cada mes realiza entre 35.000 y 40.000 operaciones.
“La incidencia de las huelgas tuvo mucha repercusión en los quirófanos”, argumentan desde la Consejería de Sanidad, donde ponen de ejemplo que con que “solo haga huelga un anestesista” paraliza el funcionamiento de un quirófano durante su turno.
Las huelgas, sin embargo, solo pueden explicar una pequeña parte del enorme incremento de las listas de espera. El resto es atribuible a la suspensión, desde enero pasado, de las llamadas peonadas (jornadas de tarde, retribuidas con horas extra, en los quirófanos) y a los recortes en personal, tal y como ha sucedido en todas las autonomías y muestran los datos globales del Ministerio de Sanidad. El consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty destacó que ahora hay 70 quirófanos operativos por las tardes.
El Gobierno regional argumenta que el artículo 28 del decreto 62/2004 con el que se creó el plan para reducir la lista de espera permite suspender de forma temporal el compromiso de operar en menos de 30 días “cuando concurran situaciones de catástrofe, conflictos colectivos o graves emergencias sobrevenidas hasta tanto se resuelvan las mismas”. La huelga médica se podría calificar de “conflicto colectivo”, por lo que, en puridad, la consejería considera que sigue cumpliendo.
El Ministerio de Sanidad expulsó a Madrid del cómputo nacional de listas de espera en 2005 por hacer trampas con su sistema de contabilidad, que consiste en que no hay una sola lista, sino tres. Muy pocos pacientes son operados en menos de 30 días. Esa promesa solo se cumple cuando el ciudadano entra en la llamada lista “estructural”. Antes se le coloca en otra, la de los pacientes “transitoriamente no programables”, mientras aguarda la visita con el anestesista o las pruebas preoperatorias. En el resto de España, se entra en lista oficialmente cuando el médico indica la operación. De este modo, Madrid tiene una ventaja de casi 30 días.
El segundo truco consiste en que, si el paciente rechaza la primera opción, que en muchos casos es una clínica privada, se ve penalizado con esperas que multiplican las de la lista oficial. Según los datos del último trimestre, si una persona rechaza operarse en la privada, espera 86,3 días de media. Si acepta la primera opción que le ofrece Sanidad, solo aguarda 11,8 días de media (pero antes ha tenido que pasar por la lista de espera de los “transitoriamente no programables”, así que casi nunca son menos de 30 días). Esta cifra ha mejorado con respecto al último trimestre, cuando en la lista oficial se esperaban 14 días de media.
Una promesa que, en realidad, nunca se ha cumplido gracias a un enrevesado sistema de recuento —no se incluye en la lista oficial a los pacientes en espera del anestesista ni a los que rechazan operarse en una clínica concertada— que, sobre el papel, ha permitido a la Comunidad asegurar durante nueve años que la mantenía.
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Lo cierto es que la cifra total de pacientes en lista de espera, que en marzo alcanzó el récord histórico (64.311) apenas se ha reducido en 200 hasta los 64.113. Es decir, nunca desde 2004 había habido tantos madrileños aguardando para ser intervenidos. Una cifra que cuadra con los datos sobre lista de espera del conjunto de las comunidades autónomas, que baten récords al acusar los recortes generalizados.
El Gobierno regional atribuye los pésimos datos de sus listas a las huelgas que protagonizó la marea blanca. Sin embargo, en las 17 jornadas de paros que se convocaron entre noviembre y diciembre se suspendieron, y aplazaron, 6.471 intervenciones. Una cifra relativamente pequeña si se compara con la actividad quirúrgica de la red pública madrileña, que cada mes realiza entre 35.000 y 40.000 operaciones.
“La incidencia de las huelgas tuvo mucha repercusión en los quirófanos”, argumentan desde la Consejería de Sanidad, donde ponen de ejemplo que con que “solo haga huelga un anestesista” paraliza el funcionamiento de un quirófano durante su turno.
Las huelgas, sin embargo, solo pueden explicar una pequeña parte del enorme incremento de las listas de espera. El resto es atribuible a la suspensión, desde enero pasado, de las llamadas peonadas (jornadas de tarde, retribuidas con horas extra, en los quirófanos) y a los recortes en personal, tal y como ha sucedido en todas las autonomías y muestran los datos globales del Ministerio de Sanidad. El consejero de Sanidad, Javier Fernández-Lasquetty destacó que ahora hay 70 quirófanos operativos por las tardes.
El Gobierno regional argumenta que el artículo 28 del decreto 62/2004 con el que se creó el plan para reducir la lista de espera permite suspender de forma temporal el compromiso de operar en menos de 30 días “cuando concurran situaciones de catástrofe, conflictos colectivos o graves emergencias sobrevenidas hasta tanto se resuelvan las mismas”. La huelga médica se podría calificar de “conflicto colectivo”, por lo que, en puridad, la consejería considera que sigue cumpliendo.
El Ministerio de Sanidad expulsó a Madrid del cómputo nacional de listas de espera en 2005 por hacer trampas con su sistema de contabilidad, que consiste en que no hay una sola lista, sino tres. Muy pocos pacientes son operados en menos de 30 días. Esa promesa solo se cumple cuando el ciudadano entra en la llamada lista “estructural”. Antes se le coloca en otra, la de los pacientes “transitoriamente no programables”, mientras aguarda la visita con el anestesista o las pruebas preoperatorias. En el resto de España, se entra en lista oficialmente cuando el médico indica la operación. De este modo, Madrid tiene una ventaja de casi 30 días.
El segundo truco consiste en que, si el paciente rechaza la primera opción, que en muchos casos es una clínica privada, se ve penalizado con esperas que multiplican las de la lista oficial. Según los datos del último trimestre, si una persona rechaza operarse en la privada, espera 86,3 días de media. Si acepta la primera opción que le ofrece Sanidad, solo aguarda 11,8 días de media (pero antes ha tenido que pasar por la lista de espera de los “transitoriamente no programables”, así que casi nunca son menos de 30 días). Esta cifra ha mejorado con respecto al último trimestre, cuando en la lista oficial se esperaban 14 días de media.
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