Gasto evitable
Cardiología: "Hay sobreprescripción de estatinas en prevención primaria"
La Sociedad de Cardiología cree que existe una clara sobreprescripción de estatinas en prevención primaria, lo que provoca un gasto evitable; por contra, en prevención secundaria hay infraprescripción y se tiende a ser poco agresivo.
José A. Plaza | 12/11/2013 00:00
Tras la publicación del informe de la Agencia Española de Medicamentos, que desvelaba un importante aumento en el consumo de estatinas y ansiolíticos en la última década, DM se ha puesto en contacto con las sociedades de Cardiología (SEC) y Psiquiatría (SEP) para valorar el porqué y las consecuencias del aumento.
Enrique Galve, presidente de la sección de Riesgo Vascular y Rehabilitación Cardiaca de la SEC, tiene claro por qué se prescriben: "No todas las prescripciones son correctas". Galve ve una clara dicotomía entre la prevención primaria y la secundaria, y matiza que es el primer caso en el que hay sobreprescripción: "No se debe prescribir sólo por el valor numérico del colesterol, sino por muchos más factores como edad, sexo, tabaquismo...".
A su juicio, el umbral de 200 tiene" un efecto demasiado intenso en médicos y pacientes". La sobreprescripción en sujetos con riesgo bajo tiene su otra cara de la moneda, con "infraprescripción y, sobre todo, infradosificación, en los casos de prevención secundaria", en los que ya se han producido ictus, infartos, etc. Galve señala que, en España, sólo el 15 por ciento de los que han sufrido estos episodios, en los que el nivel de colesterol no debe alcanzar el 70 por ciento, se mantiene por debajo de esta cifra.
Libertad al prescribir
Sobre esta realidad, el uso de estatinas se traduce en "un gasto sanitario excesivo y rebajable" en prevención primaria, mientras que en prevención secundaria, por contra, "es bajo". El resultado final es un gasto desorbitado "porque la gran mayoría de casos de prescripción se dan en prevención primaria: hay muchas más personas con 200 de colesterol que con ictus o infartos".
Con respecto a las razones de esta prescripción mejorable, el especialista no quiere cargar las tintas sobre la atención primaria y dice que "hay que mejorar la comunicación entre ambos niveles, y hacer caso de la recomendación del especialista", que puede indicar un fármaco más suave (como lovastatina o simvastatina) u otro más potente (atorvastatina o rosuvastatina, por ejemplo).
En el caso de la prevención secundaria, Galve alega que se abusa de los fármacos menos potentes: "En estos casos sí hay que ser rotundos, pero los nuevos fármacos son más caros y hay dificultades para prescribirlos con total libertad". En definitiva, no oculta una "gran desproporción entre lo que se prescribe en prevención primaria y en prevención secundaria".
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