lunes, 10 de febrero de 2014

El empleador, responsable de los costes de la formación continuada - DiarioMedico.com

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EN MUCHOS CASOS ES LA ADMINISTRACIÓN

El empleador, responsable de los costes de la formación continuada

La profesión pide que la adecue al puesto de trabajo del facultativo. Se empieza a poner en valor la autoformación de los equipos en el SNS.
A. Serrano/ E. Mezquita. Madrid | alicia.serrano@diariomedico.com   |  10/02/2014 00:00

¿Quién debería pagar la formación continuada del médico? La profesión lleva años haciéndose esta misma pregunta y todavía no ha llegado a un consenso, aunque de un tiempo a esta parte la balanza se está inclinando cada vez más a favor del empleador del facultativo, que en la mayoría de los casos es la propia Administración. "Es quién debería pagar la formación continuada de sus empleados, mientras que los autónomos se la tendrían que costear de su propio bolsillo", explica a DM Ana Pastor, secretaria general de Facme.
Según una encuesta de diariomedico.com, en la que han participado 455 médicos, el 51,1 por ciento de los profesionales comulga con la idea de que la Administración debería costear la formación continuada de sus profesionales. Sólo el 3,3 por ciento de los consultados dice que la tendría que asumir la industria farmacéutica, mientras que el 9,69 por ciento considera que se trata de un deber del propio médico.
Según la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias (LOPS) recoge que la formación continuada se regulará como un derecho y un deber de los profesionales, pero que en estos momentos el grueso de esa formación se financia con capital privado y las partidas públicas varían por autonomías.
En opinión de Jesús Millán, catedrático de Medicina Interna en la Universidad Complutense de Madrid y jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Gregorio Marañón, si la Administración llega a arbitrar un sistema en el que se exija que el médico se encuentre acreditado o reacreditado como profesional, es lógico pensar que debe poner los medios para ello. "Los distintos agentes y las diferentes organizaciones implicadas en la formación continuada deberían asumir su parte de responsabilidad económica a través de una oferta formativa que permitiera al profesional alcanzar el nivel de exigencia que la propia Administración marca".
  • Las sesiones clínicas, según Ruiz de Adana, son clave en la formación continuada del médico y suponen entre el 5 y 10 por ciento del horario y la masa salarial
La directora de la Escuela Valenciana de Estudios de la Salud (EVES), Pilar Viedma, explica que la formación continuada en España no está configurada como una actividad reglada, ya que es un sistema abierto en el que participan la Administración, los profesionales, sociedades, colegios, la industria farmacéutica y diversas entidades privadas. "La búsqueda de sinergías en el ámbito de la formación la enriquece, pero sin olvidar que la Administración, en ese ejercicio de compromiso que tiene con sus profesionales, debe velar por los posibles conflictos de intereses cuando la actividad formativa viene financiada externamente".
Sesiones clínicas
Millán reconoce que las sociedades científicas y los colegios son frecuentemente intermediarios proveedores de la formación, pero no financiadores, "es por lo que la industria y las empresas siguen siendo los principales financiadores, independientemente de que las actividades más frecuentes y voluminosas de formación continuada se realizan, en el día a día, a través de la puesta en común de problemas clínicos".
El jefe de estudios de los Planes de Formación de la ya desaparecida Agencia Laín Entralgo de la Comunidad de Madrid, Ricardo Ruiz de Adana, es un defensor de que los costes de la formación continuada los tiene que asumir la empresa para la que se trabaja, y recalca que la mejor formación dirigida a mejorar la competencia del profesional se logra en el puesto de trabajo, con las sesiones clínicas como fuente de actualización de conocimientos. "Son clave, por su pragmatismo y participación, aunque los médicos todavía no son conscientes de ello y entienden que la formación continuada es acudir a congresos o hacer cursos on line. De hecho, suponen entre el 5 y 10 por ciento del horario laboral y también de la masa salarial". A pesar de que defiende este modelo formativo, es consciente de que son muchos los que pueden cuestionar la utilidad de la acreditación de las sesiones clínicas ahora que está congelada la carrera profesional en la mayoría de las autonomías.
Como Ruiz de Adana, la secretaria general de Facme sostiene que se están empezando a poner en valor las sesiones clínicas en el SNS y dice que la mejor forma para elaborar una formación continuada "es valorando las competencias y viendo dónde son deficitarios, ya que es habitual que los facultativos se formen en lo que más les gusta e interesa, pero no en lo que realmente necesitan".
  • La OMC insiste en que los cursos gratuitos de la Administración e industria tienen sesgo, y propone que el facultativo asuma una parte de su formación continuada
En España es habitual que la industria farmacéutica financie una buena parte de la formación continuada de los facultativos a través de congresos y patrocinios de cursos promovidos por las sociedades científicas. En este aspecto, Jesús Lozano, director de la Fundación para la Formación Continuada de la OMC, insiste en que los cursos gratuitos tienen sesgo. "En el mundo de la formación continuada se hace negocio del producto, en el caso de la industria, y promoción de ideas institucionales, en el caso de la Administración. Además, cuando el curso es gratis no se puede reivindicar nada, ni siquiera su calidad". Insiste en que la formación no debería ser totalmente gratis para el médico y que éste debería acostumbrarse a participar en los costes de los cursos. "La OMC organiza cursos de calidad a precios razonables que en ocasiones se centran en contenidos transversales no incluidos en ninguna especialidad".
Fórmula ideal
Casi un 36 por ciento de los consultados por DM dicen que no existe una fórmula ideal, sino un compromiso colectivo de que se pueda garantizar la formación de los médicos, adecuándola a la evolución de los conocimientos científicos y a las necesidades de los servicios sanitarios que se prestan. "La Administración debería garantizar que la formación se adecue al puesto de trabajo que desempeña el médico, los colegios garantizar que el profesional dispone de un armazón conceptual en deontología y profesionalismo, las sociedades asegurar que la formación está actualizada, y el médico procurar que la calidad de su formación se complete y complemente con acciones encaminadas a añadirle un valor extra", concluye Millán.

El médico invierte en formación si le permite progresar

En el mundo anglosajón, y en particular en el norteamericano, el médico suele asumir y costear su formación continuada, aunque no sucede lo mismo en nuestro país. En opinión de Jesús Millán, catedrático de Medicina Interna en la Universidad Complutense de Madrid y jefe del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Gregorio Marañón, los facultativos anglosajones no tienen problemas en financiar su formación porque entienden que así "consiguen un beneficio y reconocimiento por su interés en la autoformación que les permitirá progresar en su desarrollo profesional, y éste es un factor decisivo para que el facultativo no tenga reparos en invertir en su propia formación".
Invertir en futuro
Millán explica que existen numerosas actividades formativas que posibilitan que el médico invierta en su futuro y que alcance un desarrollo profesional específico, pero insiste en que estas actividades están al margen de la formación continuada que permite al profesional "estar al día y acreditar que está al día" y que depende de las distintas organizaciones vinculadas a la Administración y a la profesión. "En este caso, el profesional debería poder acceder a la formación sin que ello le suponga una carga".

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