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TRIBUNAS
El enfoque social sigue en segundo plano
Desde 2014, se han producido mejoras hacia una mayor homogeneidad e igualdad en el cribado. El acceso a los servicios sanitarios, en general, ha mejorado en términos de universalidad.
Carmen Vives. Presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE) | 29/05/2017 00:00
Carmen Vives. Presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología (DM)
En estos 25 años el tabaquismo ha entrado en un proceso de desnormalización en España. Desde 2014, se han producido avances hacia una mayor homogeneidad y equidad en el cribado. El acceso a los servicios sanitarios, en general, ha mejorado en términos de universalidad, pese al dramático retroceso que supuso el RDL 16/2012. Sigue habiendo retos importantes como el desarrollo de los sistemas de vigilancia epidemiológica, el creciente consumo de alcohol en menores o la situación de exclusión social en salud de población gitana.
Las actuaciones sobre la salud se siguen orientando fundamentalmente al sistema asistencial (diagnosticar y tratar enfermedades), y dentro de él, a la especialización y la incorporación de tecnologías, mientras que el enfoque social y comunitario siguen en un plano secundario a pesar de los esfuerzos y la voluntad de algunos profesionales sanitarios.
En los próximos 25 años, deberían abordarse algunos de estos retos mediante acciones específicas; entre otras medidas, aprender a atender la diversidad con el objetivo de reducir de forma efectiva la desigualdad en salud y los servicios de salud; abordar la salud desde todas las políticas; fomentar la participación en las decisiones en salud; mejorar la salud en todas las etapas de la vida (incluyendo los cuidados al final de la vida); aumentar la esperanza de vida en buena salud reduciendo las desigualdades sociales; fomentar las conductas saludables; incorporar el enfoque de salud positiva en las intervenciones en salud; reorganizar los recursos hacia un enfoque integral y generalista; adecuar la atención en el sistema a las necesidades de las personas enfermas; mejorar la coordinación entre las actuaciones sociales y sanitarias en beneficio de la atención de problemas como la violencia de género; promover programas de cribado para problemas y personas en que los beneficios que se espera obtener superen los posibles perjuicios, y mejorar la formación e información sobre salud, así como potenciar la investigación.
El desarrollo de la Ley General de Salud Pública es clave. Se requieren más decisiones en salud basadas en la evidencia epidemiológica y más inversión en investigación que ayude a tomar dichas decisiones.
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