jueves, 25 de agosto de 2011

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25 AGO 11 | Estudian sus efectos sobre la salud
Cenizas volcánicas: lo que el viento no se llevó
Especialistas locales recomiendan tomar recaudos para evitar el potencial daño a la salud.
Agencia CyTA – Instituto Leloir
Las cenizas y arena volcánicas provenientes del complejo volcánico chileno Puyehue recirculan en días ventosos y secos. Especialistas locales recomiendan tomar recaudos para evitar el potencial daño a la salud así como la realización de estudios a largo plazo tendientes a conocer más sobre sus efectos, en especial en la población más vulnerable.
A partir del inicio de junio pasado la caída de cenizas y arena volcánicas –provenientes del complejo volcánico chileno Puyehue-Cordón Caulle planteó un nuevo panorama en varios frentes, entre ellos el campo de la salud. Las zonas que más se han visto afectadas de la Argentina son Villa La Angostura, San Carlos de Bariloche, San Martín de los Andes, Ingeniero Jacobacci y otras localidades de la llamada “Línea Sur”, así como otras ciudades cercanas.

El doctor Fernando Tortosa, especialista en Medicina Interna de la División Clínica Médica del Hospital Zonal Bariloche “Ramón Carrillo” indicó a la Agencia CyTA que sería necesario investigar los efectos de las cenizas a largo plazo en la salud de la población.

“Actualmente la caída de cenizas depende de la dirección del viento. De acuerdo a ello puede hacerse evidente la caída de cenizas sobre la ciudad de San Carlos de Bariloche y los centros urbanos cercanos. Sin embargo, la mayor cantidad de material se moviliza por la actividad humana, los vehículos y el viento, particularmente durante los días secos y ventosos. Ha quedado depositado sobre el asfalto y el suelo un material muy pequeño que recircula constantemente cuando las condiciones son propicias para esto”, explicó el doctor Tortosa.

A pesar de haber caído durante los primeros días una gran cantidad de material particulado, en las primeras etapas éste era visiblemente más grueso y fue variando su aspecto con el trascurso de los días, indicó el especialista.

“Como ha sucedido con la erupción de otros volcanes la gente ha manifestado no sólo un aumento de los síntomas respiratorios sino también afecciones oculares, de la piel y alteraciones psicosociales relacionadas con el evento traumático. Sin embargo durante las primeras semanas no existió un aumento notable de la demanda en los servicios de emergencia por esta condición. Las alteraciones que las cenizas volcánicas (aún más las que recirculan en la atmósfera) pueden provocar en la salud dependen de la concentración y del tamaño del material volcánico así como de las características propias de aquel que se expone a las mismas. Por ejemplo cuanto más pequeña o “respirable” es la partícula mayor es la exposición y más susceptible es el huésped, originando de este modo problemas respiratorios crónicos, o bien alteraciones de la salud a corto plazo”, destacó el doctor Tortosa.

Según el especialista del Hospital Zonal Bariloche “Ramón Carrillo” la experiencia previa de otros volcanes indica que, en términos generales, los síntomas respiratorios y las afecciones oculares y de la piel disminuye a lo largo del tiempo, o con la disminución de la concentración de partículas en la atmósfera. “Sin embargo, las alteraciones a largo plazo que las partículas pudieran provocar en la salud -sobre todo en individuos susceptibles-, aún no han sido estudiadas en profundidad. Es muy difícil de predecir, entonces, los efectos crónicos de las cenizas volcánicas en la salud”, resalta Tortosa.

Encuesta de salud

Tortosa, junto con el doctor Sergio Benítez, jefe de Terapia Intensiva del Sanatorio San Carlos, de Bariloche, realizó una encuesta piloto destinada a evaluar la prevalencia de síntomas respiratorios relacionados con la presencia de cenizas volcánicas en el ambiente durante las primeras semanas posteriores a la erupción.

“La encuesta incluyó en algo más de 250 personas y encontramos que el 80 por ciento había tenido una exposición moderada o intensa (36 y 43 por ciento, de manera respectiva). Sólo alrededor del 30 por ciento llegó a utilizar algún método de protección de las vías aéreas”, puntualizó Tortosa.

Ese mismo estudio reveló que entre el 20 y el 30 por ciento de encuestados manifestó síntomas como tos o dolor torácico independientemente del grado de exposición, mientras que más del 70 por ciento de los encuestados manifestó alteraciones en los ojos. “A pesar de esto, menos del 20 por ciento de los encuestados consultó alguna vez a la guardia de emergencias, centro de salud o médico de cabecera”, destacó el doctor Tortosa. Y continuó: “Los individuos susceptibles (aquellos con problemas respiratorios crónicos) mostraron en forma significativa más síntomas respiratorios (tos, dolor torácico, episodios de sibilancias) que los llevaron a realizar algún tipo de consulta.”

En la actualidad
Atentos a los informes periódicos acerca del tamaño y la concentración de partículas que circulan en determinado período, o dependiendo de si los días son secos o ventosos, el especialista opina que se deberían tomar recaudos “que pueden ir desde proteger las vías aéreas con un pañuelo o similar o bien el contacto con los ojos, hasta evitar el ingreso de partículas finas al domicilio. Sobre todo en aquellas personas susceptibles (problemas respiratorios crónicos, alergias, problemas en vías aéreas superiores, ancianos) y niños pequeños. En este punto, también aquellos que presentan mayor exposición en relación con su trabajo. Tal es el caso de los jardineros, y los agentes de tránsito, entre otros trabajadores. En estos casos deben tomar mayores recaudos para protegerse del efecto de las cenizas en las vías respiratorias y en los ojos.”

El experto señala que conveniente estudiar a largo plazo a aquellos individuos susceptibles, monitorear su salud y detectar la presencia de alteraciones respiratorias (empeoramiento de la función pulmonar, aparición de otras enfermedades inflamatorias crónicas del pulmón) durante un período prolongado 5, 10 o 20 años. “También sería recomendable poder incorporar a las personas que se encuentren participando en otros estudios clínicos y tengan afecciones respiratorias crónicas de modo de facilitar la detección y el seguimiento. Este ha sido un fenómeno natural excepcional y debemos contar con nuevas ideas así como ampliar la perspectiva para mejorar el entendimiento acerca del verdadero impacto que pueda tener en la salud de la población”, concluyó.

Foto de una zona de la Costanera de Bariloche en los primeros días luego de la erupción volcánica del complejo volcánico Puyehue-Cordón Caulle. Créditos: Agencia CyTA
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