viernes, 12 de agosto de 2011

'Me preguntan si tengo dinero para comer' |   | elmundo.es

'Me preguntan si tengo dinero para comer' |   | elmundo.es: "TESTIMONIO | Crisis farmacéutica
'Me preguntan si tengo dinero para comer'
Julia Martínez, frente a su farmacia en Villanueva de Alcorón. | J. M.
Julia Martínez, frente a su farmacia en Villanueva de Alcorón. | J. M.

* Julia Martínez es el retrato de otros muchos boticarios de pueblos pequeños
* Su deuda asciende a 22.000 euros y podría aumentar a 30.000 en septiembre

Ángeles López | Madrid
Actualizado viernes 12/08/2011 05:07 horas



Julia Martínez tiene 37 años y vive en Villanueva de Alcorón un pueblo de 200 habitantes a una hora y media de Guadalajara. Lleva allí desde que hace siete años decidió abrir una farmacia en la localidad. Por aquel entonces no imaginaba que podía vivir una situación similar a la que está pasando ahora. 'Tengo una deuda aproximada de 22.000 euros que a finales de agosto, si todo sigue igual, será superior a los 30.000. Yo no puedo seguir así'.

A ella le tocó este jueves estar de guardia, dentro de los servicios mínimos que los farmacéuticos habían organizado para la provincia, así que no salió de la farmacia. Pero no es algo extraño para ella, así vive seis meses al año. 'Yo hago seis meses de guardia al año y el día que estoy de guardia, lo estoy las 24 horas. Sin embargo, mi sueldo es más bajo que el de un adjunto de farmacia, no tengo más fuentes de ingresos que la venta de fármacos con receta. Habitualmente me mantengo gracias al verano, aquí la población aumenta mucho en estos meses y con esos ingresos paso el invierno'.

Además de atender desde hace siete años a los vecinos de Villanueva de Alcorón, Julia acude dos o tres días a la semana a otros dos pueblos, uno a 30 kilómetros y el otro a 10. 'Suministro los fármacos que necesitan. Voy con mi coche y mi gasolina'.

Ella es el retrato de otros muchos boticarios de pueblos pequeños, que conocen los nombres de sus pacientes que les consultan con frecuencia sus dudas médicas porque, en muchas ocasiones, en su pueblo no hay un médico las 24 horas, pero sí un farmacéutico. Julia es representante de los farmacéuticos de zonas rurales con menos de 500 habitantes y desde los tres últimos meses le ha tocado escuchar las quejas de sus colegas. 'Algunos me dicen que tienen que cerrar ya, otros que van a vender sus casas. He escrito al Ministerio de Sanidad, a la delegación de Guadalajara, a la Consejería... Esto no se puede mantener'.

Al igual que otros titulares que han hablado con ELMUNDO.es, no sabe qué va a pasar con ellos y con su trabajo después del verano. Tampoco se atreven a pensar qué ocurrirá con sus vecinos. 'No les puedo negar los fármacos, pero no me quiero seguir endeudando'. Desde el mes de mayo no recibe el dinero de la Administración y, por tanto, es ella quien paga a los distribuidores que les llevan los medicamentos que necesitan sus pacientes. 'Ayer me vino un abuelo con una receta, y cuando la vi casi me da un infarto: 2.000 euros. Es un tratamiento hormonal que recibe para su cáncer de próstata. La pedí, claro, porque conozco al abuelo y por su enfermedad'.

Julia se queja de que la gente no se da cuenta de lo caros que son los medicamentos. 'Los tratamientos para las personas trasplantadas, para los enfermos de cáncer, para los que necesitan insulina... Son muy caros. Tan sólo las insulinas pueden ir desde los 30 euros hasta los ciento y pico'. En cambio, hay otros fármacos cuyo precio es muy bajo como el paracetamol o algunos antibióticos.

Por esa diferencia de precio, algunos farmacéuticos se están planteando en no administrar las medicinas más caras. 'De hecho, ya está pasando en muchas farmacias. Hay desabastecimiento de ciertos medicamentos, pero se les informan de dónde los pueden encontrar, de las farmacias más cercanas'.

Sabe que la Administración está sin fondos, pero reclama un calendario de pago, una garantía para sus créditos, uno con una entidad bancaria y el otro con los almacenes farmacéuticos. Ella se ha puesto como plazo hasta finales de septiembre. 'Yo no estoy forrada. La Administración conoce mis ingresos, tiene mi declaración de hacienda. No puedo afrontar por mucho tiempo continuar así. Si a finales de septiembre no me han pagado, no cerraré pero no podré pedir fármacos, cumpliré con mi horario pero le diré a la gente que no tengo medicinas'.

Aunque muchas personas desconocen la situación por la que están pasando los farmacéuticos castellano-manchegos, los vecinos de Julia sí que están alertados. 'Me dicen si tengo dinero para comer, que me pueden prestar, porque prácticamente ni salgo, la preocupación no me deja'.

'En muchas zonas rurales, el farmacéutico es el único sanitario que está permanentemente sin una adecuada retribución, no ha estado nunca bien pagado, pero ya ahora es el colmo'.

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