Alcaldes de Brasil quieren sustituir a médicos locales por extranjeros
Los regidores prefieren aprovechar el plan nacional de contratar doctores de fuera a cargo del Gobierno nacional. El Ejecutivo de Rousseff reacciona defendiendo a los galenos brasileños
Juan Arias Río de Janeiro 31 AGO 2013 - 01:07 CET
Alcaldes de por lo menos 11 ciudades en cuatro estados distintos de Brasil pretenden echar a los médicos profesionales que trabajan en el municipio para contratar médicos extranjeros del programa gubernamental Más médicos, destinado a cubrir las deficiencias de profesionales de los municipios más pobres.
Eso era lo que habían decidido los alcaldes y que había publicado por la mañana con gran relieve el diario Folha de Sâo Paulo. Ayer por la tarde, sin embargo, el gobierno advirtió a través de Mozart Sales, del ministerio de Sanidad, que las autoridades municipales que prescindan de los médicos brasileños que ya actúan en sus ciudades para substituirlos por médicos extranjeros, fundamentalmente cubanos, quedarán excluidos del programa Más Médicos.
“La substitución pura y simple de un profesional por otro es inadmisible”, advirtió Sales, que señaló que el gobierno tomará una “postura muy rigurosa, ya que en el programa está explicito el compromiso de no substituir a los profesionales brasileños".
Ya el ministro de Sanidad, Alexandre Padilha, había advertido: “Ese programa es Más médicos, no substitución de médicos”. Los motivos alegados por los alcaldes para echar a los médicos brasileños para contratar a los cubanos eran dos: por una parte, agradar a Brasilia dando preferencia al desarrollo del programa Más Médicos, del que el gobierno ha hecho una bandera a favor de las reivindicaciones de la sociedad durante las manifestaciones callejeras de junio pasado, y pensando en las elecciones presidenciales del año que viene, ya que el programa está calando positivamente en la sociedad, sobre todo en el sector más pobre.
El motivo más inmediato y pragmático, sin embargo, es el económico. Los médicos brasileños que actúan en los municipios dedicados a la sanidad pública cobran de esos municipios, y además, las entidades más pobres del interior, para atraer a esos médicos, tienes que ofrecerles sueldos de oro, hasta de 30.000 reales, el triple de lo que el gobierno va a pagar a los médicos voluntarios del exterior. Los municipios no tendrían que pagarle a estos médicos extranjeros, sólo tendría que darles alojamiento.
Otra de las ventajas que los municipios han visto en ese intercambio de médicos es que los extranjeros estarán obligados a permanecer en su trabajo, sin volverse atrás y sin cambiar de ciudad durante tres años, garantías que no les pueden ofrecer los profesionales brasileños.
Algunas de las autoridades locales de esos 11 municipios les dijeron abiertamente a los reporteros de Folha que iban a substituir a los médicos profesionales por los extranjeros. Por ejemplo, Ricardo Farìa, secretario de Sanidad de Coari, en Amazonas. Tras confesar que pagan hasta 35.000 reales por un médico para que vaya a trabajar allí, confirmó: “Vamos a echar a algunos de nuestros médicos para colocar a los del programa Más Médicos”.
Igual confesión hizo el alcalde de Lábrea, a 851 kilómetros de Manaos. Evaldo Gomes, que cuenta con seis médicos y paga a cada uno del municipio 30.000 reales, dijo: “Sustituirlos disminuirá los gastos del municipio”. Las ciudades en las que actuarán los médicos llegados de fuera de Brasil serán, en un 84%, ciudades pobres del noreste de Brasil.
De momento, la reacción del Gobierno de Brasil ante las intenciones de los 11 municipios han frenado el impulso que tenían de prescindir de los médicos brasileños.
Eso era lo que habían decidido los alcaldes y que había publicado por la mañana con gran relieve el diario Folha de Sâo Paulo. Ayer por la tarde, sin embargo, el gobierno advirtió a través de Mozart Sales, del ministerio de Sanidad, que las autoridades municipales que prescindan de los médicos brasileños que ya actúan en sus ciudades para substituirlos por médicos extranjeros, fundamentalmente cubanos, quedarán excluidos del programa Más Médicos.
“La substitución pura y simple de un profesional por otro es inadmisible”, advirtió Sales, que señaló que el gobierno tomará una “postura muy rigurosa, ya que en el programa está explicito el compromiso de no substituir a los profesionales brasileños".
Ya el ministro de Sanidad, Alexandre Padilha, había advertido: “Ese programa es Más médicos, no substitución de médicos”. Los motivos alegados por los alcaldes para echar a los médicos brasileños para contratar a los cubanos eran dos: por una parte, agradar a Brasilia dando preferencia al desarrollo del programa Más Médicos, del que el gobierno ha hecho una bandera a favor de las reivindicaciones de la sociedad durante las manifestaciones callejeras de junio pasado, y pensando en las elecciones presidenciales del año que viene, ya que el programa está calando positivamente en la sociedad, sobre todo en el sector más pobre.
El motivo más inmediato y pragmático, sin embargo, es el económico. Los médicos brasileños que actúan en los municipios dedicados a la sanidad pública cobran de esos municipios, y además, las entidades más pobres del interior, para atraer a esos médicos, tienes que ofrecerles sueldos de oro, hasta de 30.000 reales, el triple de lo que el gobierno va a pagar a los médicos voluntarios del exterior. Los municipios no tendrían que pagarle a estos médicos extranjeros, sólo tendría que darles alojamiento.
Otra de las ventajas que los municipios han visto en ese intercambio de médicos es que los extranjeros estarán obligados a permanecer en su trabajo, sin volverse atrás y sin cambiar de ciudad durante tres años, garantías que no les pueden ofrecer los profesionales brasileños.
Algunas de las autoridades locales de esos 11 municipios les dijeron abiertamente a los reporteros de Folha que iban a substituir a los médicos profesionales por los extranjeros. Por ejemplo, Ricardo Farìa, secretario de Sanidad de Coari, en Amazonas. Tras confesar que pagan hasta 35.000 reales por un médico para que vaya a trabajar allí, confirmó: “Vamos a echar a algunos de nuestros médicos para colocar a los del programa Más Médicos”.
Igual confesión hizo el alcalde de Lábrea, a 851 kilómetros de Manaos. Evaldo Gomes, que cuenta con seis médicos y paga a cada uno del municipio 30.000 reales, dijo: “Sustituirlos disminuirá los gastos del municipio”. Las ciudades en las que actuarán los médicos llegados de fuera de Brasil serán, en un 84%, ciudades pobres del noreste de Brasil.
De momento, la reacción del Gobierno de Brasil ante las intenciones de los 11 municipios han frenado el impulso que tenían de prescindir de los médicos brasileños.
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