TRATAMIENTOS | Conflicto
La falta de medicamentos en Siria abre la puerta a la catástrofe sanitaria
Edificios derruidos en la ciudad de Alepo. |A. Abdullah
- Unas 18 compañías farmacéuticas han cerrado a causa de los daños sufridos
Afp | Damasco
Actualizado jueves 19/09/2013 15:09 horas
Alimentar a su hijo o tratar su diabetes. Ese es el dilema de Motaz, un padre sirio, que se ve obligado a pagar un precio astronómico por la insulina que su hijo necesita para vivir y que sólo consigue importada desde Líbano.
Motaz es uno de los numerosos sirios que, a causa del estancamiento en la producción de medicamentos en el país en conflicto, no puede asegurar el tratamiento de sus seres queridos.
"Tengo que mirar cada mínimo gasto porque el tratamiento de mi hijo absorbe una buena parte de mi salario", señala resignado este padre de 46 años que trabaja para una compañía privada.
La situación es "muy grave", ha reconocido la representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Siria, Elisabeth Hoff.
Las compañías que siguen funcionando en mitad del conflicto, explica, sólo proporcionan del 20% al 30% de las necesidades. La mayor parte de estas empresas se encuentran en Homs (centro del país), Alepo (norte) y los alrededores de Damasco, zonas muy afectadas por los combates.
Alrededor de 18 compañías farmacéuticas han cerrado a causa de los daños sufridos, dificultades con la distribución o el cese de la importación de materias primas.
La OMS ha advertido sobre los problemas que provocan la recaída de la producción de medicamentos, las restricciones sobre las importaciones, las fluctuaciones de los tipos de cambio y el aumento de los costes de producción en este sector.
Según han denunciado distintas fuentes, la industria farmacéutica siria tiene graves dificultades para importar materias primas fundamentales a causa de las restricciones occidentales sobre las trasferencias financieras.
El presidente de la cámara de comercio de Siria, Fares Chihabi, ha subrayado las dificultades del sector farmacéutico, dado que "se ven obligados a importar materias primas a tasas de cambio paralelas".
Oum Maher, de 75 años, ha pedido ayuda a una amiga en Europa para obtener un medicamento para la hipertensión, aunque ha de pagar un precio tres veces más elevado que el que pagaba por el producto fabricado en Siria.
Asegura que prefiere hacerlo así a utilizar medicamentos de contrabando, más baratos, ya que duda de las condiciones en las que se distribuyen.
Motaz es uno de los numerosos sirios que, a causa del estancamiento en la producción de medicamentos en el país en conflicto, no puede asegurar el tratamiento de sus seres queridos.
"Tengo que mirar cada mínimo gasto porque el tratamiento de mi hijo absorbe una buena parte de mi salario", señala resignado este padre de 46 años que trabaja para una compañía privada.
La situación es "muy grave", ha reconocido la representante de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Siria, Elisabeth Hoff.
Las compañías que siguen funcionando en mitad del conflicto, explica, sólo proporcionan del 20% al 30% de las necesidades. La mayor parte de estas empresas se encuentran en Homs (centro del país), Alepo (norte) y los alrededores de Damasco, zonas muy afectadas por los combates.
Alrededor de 18 compañías farmacéuticas han cerrado a causa de los daños sufridos, dificultades con la distribución o el cese de la importación de materias primas.
La OMS ha advertido sobre los problemas que provocan la recaída de la producción de medicamentos, las restricciones sobre las importaciones, las fluctuaciones de los tipos de cambio y el aumento de los costes de producción en este sector.
Según han denunciado distintas fuentes, la industria farmacéutica siria tiene graves dificultades para importar materias primas fundamentales a causa de las restricciones occidentales sobre las trasferencias financieras.
El presidente de la cámara de comercio de Siria, Fares Chihabi, ha subrayado las dificultades del sector farmacéutico, dado que "se ven obligados a importar materias primas a tasas de cambio paralelas".
Oum Maher, de 75 años, ha pedido ayuda a una amiga en Europa para obtener un medicamento para la hipertensión, aunque ha de pagar un precio tres veces más elevado que el que pagaba por el producto fabricado en Siria.
Asegura que prefiere hacerlo así a utilizar medicamentos de contrabando, más baratos, ya que duda de las condiciones en las que se distribuyen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario