OPINIÓN. AMANDO MARTÍN ZURRO
Apuntes sobre la corrupción sanitaria en España (V): La industria farmacéutica
El autor continúa con esta quinta entrega la serie sobre corrupción sanitaria. Tras las consideraciones generales, un segundo capítulo en torno a la cúpula política, un tercero sobre el ámbito de la gestión y un cuarto capítulo centrado en las sociedades científicas. En esta ocasión, la reflexión se adentra en la actuación de la industria farmacéutica.
Amando Martín Zurro. Especialista en Medicina de Familia y Comunitaria | 02/05/2017 00:00
Amando Martín Zurro. Especialista en Medicina de Familia y Comunitaria (DM)
Si estableciéramos nuestras conclusiones ateniéndonos exclusiva o principalmente a la visión más difundida, y aceptada acríticamente, no dudaríamos en afirmar que la industria farmacéutica es el "gran corruptor" en el ámbito sanitario. Según datos de Farmaindustria, los principales laboratorios que operan en España pagaron alrededor de 230 millones de euros en 2015 a médicos y organizaciones sanitarias entre patrocinios, honorarios, colaboraciones, viajes y manutención. Las firmas explican que la mitad va a proyectos de investigación. Quedan más de 115 millones, una cifra a todas luces importante.
Al hablar de industria farmacéutica y corrupción se centra el punto de mira en los fabricantes de medicamentos y se suele dejar muy en segundo plano la existente en el campo de la distribución y venta de medicamentos, desde las empresas mayoristas a las oficinas de farmacia, con ramificaciones que pueden implicar a médicos asistenciales y empresarios de centros sociosanitarios. A título de ejemplo podemos citar los fraudes detectados en distribuidoras y farmacias de Andalucía, Madrid, Galicia, Cataluña, Teruel, Castilla-La Mancha, La Rioja y otras zonas del Estado, con desvío ilegal de medicamentos a la exportación. Otra conducta irregular habitual en nuestras oficinas de farmacia es la venta sin receta de medicamentos que la precisan. Es una infracción grave pero es ampliamente practicada en España con el consentimiento más o menos implícito de la Administración, que solamente de tanto en tanto inspecciona las farmacias. Es posible que si se exigiera la receta en todos los casos en que se necesita se induzca una mayor frecuentación de las consultas.
- "En el sector farmacéutico se producen puertas giratorias con el tránsito de directivos públicos a las empresas"
Las relaciones entre la industria farmacéutica y los profesionales sanitarios delimitan uno de los focos de atención principales en el terreno de la corrupción sanitaria. Estas relaciones que, cuando no son estrictamente éticas, se engloban bajo la denominación popular de tarugeo, se traducen en aportaciones económicas de los laboratorios a sociedades y profesionales individuales, bien en efectivo o mediante la financiación de asistencias a congresos, comidas, viajes o regalos de naturaleza e importe muy diversos. Es evidente que, en este caso, el concepto corrupción hay que aplicarlo a las dos partes en juego, sin olvidar que en muchos casos el laboratorio actúa a partir de una petición expresa de financiación por parte de la sociedad o del profesional. En este sentido, hay que señalar que en la actualidad algunas sociedades científicas ya se niegan explícitamente a realizar actividades formativas o congresuales propuestas por la industria y solamente admiten la posibilidad de patrocinio de actuaciones previamente diseñadas en su totalidad por los comités científico y organizador del congreso o curso.
En la industria farmacéutica, como en otras grandes empresas, también se produce el fenómeno conocido como puertas giratorias. Una revisión somera de los casos acaecidos en los últimos años nos muestra que con cierta frecuencia directivos del Ministerio o de las Consejerías pasan a ocupar cargos de responsabilidad en la industria, en general tras el periodo de lavado que marca la legislación. Madrid y Cataluña ostentan el liderazgo en este tipo de prácticas. El tránsito no se realiza solamente en el sentido Administración-industria y existen también casos de directivos que iniciaron su camino en la Administración pasando a la industria para volver después a la primera. Una proporción significativa de estos trasiegos se hace desde cargos relacionados con la política de medicamentos.
- "Desde 2014 Farmaindustria tiene un código ético que si se cumple contribuirá a reducir la corrupción"
Desde 2014 Farmaindustria cuenta con un código de buenas prácticas para regular las relaciones de sus asociados con los profesionales sanitarios, código que si se cumple correctamente ha de contribuir a mejorar la ética y eliminar o disminuir significativamente la corrupción existente hoy.
Merece una mención especial el tema de los ensayos clínicos y otros estudios de fase III y IV financiados y/o patrocinados por la industria. Son numerosos los casos publicados sobre prácticas irregulares o corruptas en las que toman parte laboratorios, investigadores y publicaciones científicas. Un artículo publicado en el British Medical Journal en febrero de este año sobre los estudios poscomercialización de medicamentos realizados en Alemania en los tres últimos años concluye que este tipo de estudios no mejoran el seguimiento de la seguridad de los medicamentos, se realizan habitualmente con muestras de pacientes demasiado pequeñas y están basados en una documentación del estudio de baja calidad.
Las elevadas remuneraciones a los profesionales participantes y las clausulas restrictivas de confidencialidad que les imponen los laboratorios pueden influir sobre la fiabilidad de sus conclusiones, especialmente en el campo de los efectos adversos. Señalan los autores la baja calidad de estos estudios y la sospecha fundada de que, en su mayor parte, responden a operaciones de márketing disfrazadas de investigación científica. Reflexionemos un momento sobre el número de estudios de este tipo que se realizan en España y saquemos las oportunas conclusiones.
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