Los dromedarios podrían ser el origen del nuevo coronavirus
Han sido detectados anticuerpos para el patógeno en 50 de estos animales en Omán y dos en Canarias
Hace menos de un año se descubrió en Reino Unido una nueva variante de coronavirus, muy similar al que causó el SARS (síndrome respiratorio agudo y grave), sin que los científicos consiguieran averiguar en qué modo había mutado para saltar al ser humano. El llamado MERS-CoV (coronavirus del síndrome respiratorio de Oriente Medio), originario de la península Arábiga, ha sido hasta ahora detectado en un centenar de personas y ha provocado más de 40 muertes. Un estudio publicado este viernes en The Lancet Infectious Diseases podría aclarar el origen de la transmisión: al analizar unas muestras de sangre de dromedarios de Omán, animales muy difundidos en la zona del brote de la infección, los científicos han descubierto la presencia de anticuerpos contra el MERS.
Investigaciones recientes desvelaron que el nuevo coronavirus podía replicarse en las células de los murciélagos, pero los científicos se mostraron escépticos ante la posibilidad de que este animal fuera el responsable de la transmisión, dada su naturaleza reservada y su falta de cercanía con los humanos. Un equipo internacional del National Institute for Public Health and the Environment (Holanda) ha recogido y analizado 349 muestras de sangre de diferentes especies animales –dromedarios, vacas, ovejas y cabras, entre otras- procedentes de varios países -Chile, España, Holanda y Omán–, con el objetivo de identificar el responsable del contagio.
Los investigadores han hallado anticuerpos contra el MERS en 50 dromedarios procedentes de diferentes zonas de Omán, y también en dos ejemplares en las islas Canarias, donde no existía hasta ahora constancia de la presencia del nuevo coronavirus. En los ejemplares del archipiélago, sin embargo, se han registrado niveles más bajos, lo que ha llevado a los científicos a suponer que el virus sí circula en los dromedarios, pero su “comportamiento en Medio Oriente es de alguna manera diferente del registrado en España”.
Los autores del estudio explican que “el dromedario es una especie muy popular en Medio Oriente, donde es utilizado para desplazarse, pero también se consumen su carne y su leche, y por eso hay diferentes tipos de contactos entre los seres humanos y estos animales que podrían haber causado la transmisión del virus”.
El estudio prueba que no existe relación entre los anticuerpos generados por el SARS, que hace 10 años dejó más de 700 muertos, y los del nuevo coronavirus: la presencia de anticuerpos específicos indica que los animales padecieron una infección previa provocada por el mismo MERS o por un patógeno muy similar. El siguiente reto será comparar el coronavirus de los animales con el hallado en los humanos para confirmar así si es el origen de la infección.
El dromedario es una especie muy popular en Medio Oriente, donde es utilizado para desplazarse, pero también se consumen su carne y su leche”
Los investigadores han hallado anticuerpos contra el MERS en 50 dromedarios procedentes de diferentes zonas de Omán, y también en dos ejemplares en las islas Canarias, donde no existía hasta ahora constancia de la presencia del nuevo coronavirus. En los ejemplares del archipiélago, sin embargo, se han registrado niveles más bajos, lo que ha llevado a los científicos a suponer que el virus sí circula en los dromedarios, pero su “comportamiento en Medio Oriente es de alguna manera diferente del registrado en España”.
Los autores del estudio explican que “el dromedario es una especie muy popular en Medio Oriente, donde es utilizado para desplazarse, pero también se consumen su carne y su leche, y por eso hay diferentes tipos de contactos entre los seres humanos y estos animales que podrían haber causado la transmisión del virus”.
El estudio prueba que no existe relación entre los anticuerpos generados por el SARS, que hace 10 años dejó más de 700 muertos, y los del nuevo coronavirus: la presencia de anticuerpos específicos indica que los animales padecieron una infección previa provocada por el mismo MERS o por un patógeno muy similar. El siguiente reto será comparar el coronavirus de los animales con el hallado en los humanos para confirmar así si es el origen de la infección.
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