El hospital de Reus empeñó con la banca los ingresos del CatSalut
El Ayuntamiento renegociar un crédito de 34,7 millones para salvar su mayor fuente de recursos
El centro quiere atraer a pacientes de Nigeria, Canadá e Israel para aumentar su financiación
MERCÈ PÉREZ Barcelona 25 DIC 2013 - 00:01 CET
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Las deudas contraídas por el Ayuntamiento de Reus (Baix Camp) para construir el nuevo hospital de la ciudad, el Sant Joan —inaugurado en septiembre de 2010 tras una inversión de 180 millones de euros—, amenazan con dejar al centro sanitario sin su mayor fuente de ingresos: el concierto con el Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), que aporta anualmente al hospital más de 100 millones de euros —103,2 en 2011— para la atención de una población de referencia que supera las 200.000 personas.
El anterior equipo de Gobierno de la ciudad, con el alcalde Lluís Miquel Pérez (PSC) a la cabeza, puso como prenda ante la banca estos ingresos —pignoró, en lenguaje financiero— en el caso de no poder hacer frente a los pagos del crédito. Este acuerdo, que el actual alcalde Carles Pellicer (CiU) califica de “chapuza”, pone ahora en riesgo la viabilidad del hospital, incapaz de hacer frente a los 34,7 millones de que debe pagar en 2015.
Este problema se suma a la delicada situación del municipio, que acumula una deuda de 368 millones de euros. El Consistorio trabaja para afrontar durante lo que queda de este mandato múltiples obligaciones con los bancos, entre las que destaca la deuda contraída por el nuevo hospital. Los actuales dirigentes de la ciudad tratan ahora de renegociar con los bancos la deuda de 34,7 millones.
El crédito para la construcción del equipamiento sanitario se solicitó contando con la venta de una finca aledaña al antiguo hospital Sant Joan, pero el estallido de la crisis imposibilita ahora al Ayuntamiento obtener por ella los ingresos esperados. El anterior Consistorio se embarcó en la operación financiera trazando un plan que por el momento ha resultado fallido: idearon la venta de la finca y pensaron que de esta manera podrían devolver sin problemas el crédito. Sin embargo, el solar sigue sin encontrar comprador, así que las obligaciones para devolver la deuda apremian y preocupan al actual alcalde, quien ya prevé que las negociaciones para deshacer el entuerto serán “duras”. “Pensamos refinanciar el crédito porque no logramos vender el terreno. Las circunstancias son las que son”, se justifica Pellicer.
El Ayuntamiento tiene diversas opciones sobre la mesa, todas ellas concebidas con la finalidad de alargar los plazos de pago. Además, tras el paso de los años, el Consistorio también es consciente de que la finca se ha devaluado, de manera que no tendrá el valor que habían previsto en un principio, explican fuentes municipales.
“No podemos vender el antiguo hospital; ojalá viniese alguien y dijera que lo quiere comprar, una empresa constructora o quien sea, pero de momento es difícil como todo el mundo sabe. En previsión de esto estamos preparando esta negociación, que no es fácil y será dura”, admite el alcalde.
Mientras trata de solucionar sus problemas con la banca, el Ayuntamiento busca todas las fórmulas para aumentar los ingresos del centro sanitario. Una de ellas es abrirse a otros mercados internacionales atrayendo a pacientes a los que atender por la vía privada. Según documentos internos a los que ha tenido acceso este diario, el centro ha solicitado a sus asesores jurídicos que preparen los requisitos legales para ofrecer atención médica y quirúrgica a personas de países tan dispares como “Nigeria”, “Canadá” o “Israel”.
Los responsables municipales aseguran que estas vías aún están en estudio y falta concretar los detalles, aunque aseguran que en cualquier caso esta actividad sería compatible y no interferiría con la atención a los pacientes de la sanidad pública financiados por el CatSalut.
Otra posibilidad de ingresos, según los mismos documentos, es alquilar espacios del hospital a prácticas como “la medicina tradicional china”, según estudian los asesores jurídicos del hospital. “Se gestionan los pacientes y su historia clínica”, recoge el texto.
El Hospital Sant Joan es uno de los puntales del grupo de empresas municipales, Innova, que se encuentra investigado por la justicia tras descubrirse en sus sociedades multitud de escándalos de presunta corrupción perpetrados durante los mandatos de Pérez, mientras Josep Prat dirigía el holding municipal. Prat fue contratado por el exalcalde Lluís Miquel Pérez para ponerse al frente de Innova, cargo que hizo compatible con el de presidente del Instituto Catalán de la Salud (ICS) y con el de vicepresidente de USP Hospitales, un grupo sanitario privado.
La CUP denunció la acumulación de cargos en empresas de la sanidad pública y privada que ejercía. Prat además está imputado por pagar 13.000 euros al mes entre 2007 y 2011 al exdirector del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), Carles Manté, por trabajos presuntamente injustificados. Jorge Batesteza, arquitecto del Hospital Sant Joan contratado por Prat y que fue gerente de infraestructuras del CatSalut, también está imputado por blanqueo de capitales y delitos societarios por cobrar 387.000 euros supuestamente injustificados del Ayuntamiento entre 2007 y 2010. Los pagos se realizaron a través del Hospital Sant Joan. Las cifras sobre lo que costó el centro sanitario tampoco están claras. Las obras del hospital se adjudicaron por 70 millones de euros pero acabaron costando 131 según Batesteza y 180 según Pérez, que incluye en la cifra más equipamientos y tecnología.
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