La OMS recomienda a los gobiernos establecer bajas maternales de al menos cuatro meses para asegurar la lactancia materna
01/09/2015 - E.P.
La leche materna aporta más de la mitad de los nutrientes que necesita el recién nacido durante el segundo semestre de vida, y hasta un tercio durante el segundo año
Con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado a los gobiernos garantizar una licencia de maternidad remunerada de al menos 4 meses para fomentar y facilitar la lactancia natural, que, según diversos estudios, es el mejor modo de alimentar a los recién nacidos.
La OMS ha mostrado su preocupación por la falta de protección del derecho de las mujeres trabajadoras a la lactancia materna, a través de la cual se recomienda alimentar exclusivamente a los bebés durante los primeros seis meses.
Por ello, ha propuesto el establecimiento de una baja maternal de al menos 4 meses, exigir a las empresas que proporcionen un sitio protegido y tiempo suficiente para que las madres puedan sacarse la leche en el trabajo, y más programas para prevenir la discriminación contra las mujeres y las madres trabajadoras. Otras de las iniciativas recomendadas es facilitar a las madres el trabajo a tiempo parcial o instalar guarderías en las propias empresas.
Aunque solo un tercio de los bebés reciben lactancia exclusivamente materna durante los primeros 6 meses, diversos estudios han demostrado que la leche materna aporta toda la energía y nutrientes que necesita el niño y le protege de enfermedades infecciosas y crónicas a través de los anticuerpos. Para obtener todos los beneficios de la lactancia, es recomendable que se inicie en la primera hora de vida y se haga a demanda del niño, además de no utilizar biberones, ni tetinas, ni chupetes.
La leche materna aporta la mitad o más de los nutrientes que necesita el bebé durante el segundo semestre de vida, y hasta un tercio durante el segundo año. También se ha demostrado que fomenta el desarrollo sensorial y cognitivo y reduce la mortalidad del lactante por diarrea o neumonía, las dos causas principales de mortalidad en la niñez en todo el mundo, y facilita la recuperación. A largo plazo, los niños amamantados también tienen menos probabilidades de sufrir sobrepeso y diabetes de tipo 2.
La madre también se ve beneficiada por la lactancia, ya que funciona como un método natural de control de la natalidad que asegura el 98 por ciento de protección durante los primeros seis meses de vida del bebé. Además, reduce el riesgo de cáncer de mama y de ovario en el futuro, ayuda a perder el peso ganado durante el embarazo y reduce las tasas de obesidad.
La OMS ha alertado de que dar leche artificial a los bebés en vez de leche natural de la lactancia puede poner en riesgo su salud. La leche artificial no contiene los anticuerpos de la natural, por lo que el niño se ve menos protegido, y si se realiza con agua insalubre o material no esterilizado, es posible que en la preparación del polvo exista la presencia de bacterias.
Además, si el producto se diluye demasiado para ahorrar, puede producirse un problema de malnutrición. Por otro lado, cuando se inicia la alimentación con leche artificial es muy difícil volver a la lactancia, debido a la disminución de la producción materna.
Para evitar la confusión, la OMS ha puesto en práctica desde 1981 un código internacional para regular la comercialización de sucedáneos de la leche materna, en el que se establece que la información de estos productos debe dejar claro los beneficios de la lactancia materna y los riesgos para la salud de los sucedáneos y que no se promocionen o repartan gratuitamente sucedáneos de la leche materna a las madres, familias o en los centros sanitarios.
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