lunes, 8 de mayo de 2017

La patología profesional grave no aflora - DiarioMedico.com

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ESTUDIO DE LOS ÚLTIMOS 25 AÑOS

La patología profesional grave no aflora

La notificación de casos de enfermedad profesional se han cuadruplicado entre 1990 y 2014, pero sigue existiendo infradiagnóstico de patologías graves y excesivo registro de enfermades osteomusculares leves.
Laura G. Ibañes   |  08/05/2017 00:00
 
 

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Evolución de la tasa de enfermedades profesionales
Evolución de la tasa de enfermedades profesionales (Sanidad)
  • Evolución de la tasa de enfermedades profesionales
  • Notificación desigual de enfermedad profesional según la autonomía
  • ¿De qué se enferma? Enfermedades profesionales
El Ministerio de Sanidad ha publicado un macroestudio epidemiológico que recoge la evolución de las enfermedades profesionales en España en los últimos 25 años, concretamente entre 1990 y 2014. El informe constata casi 400.000 casos en ese periodo (121,9 enfermedades profesionales por cada 100.000 trabajadores) y destaca el enorme incremento en la declaración que se ha producido pero, a la vez, el importante infradiagnóstico que todavía existe para las patologías más graves y, tal vez, la excesiva y desigual declaración de patologías leves asociadas a la actividad laboral.
Concretamente, los datos muestran que en el último cuarto de siglo el número de enfermedades reconocidas como profesionales se ha cuadruplicado y el riesgo de enfermar como consecuencia del trabajo se ha multiplicado por 2,4. E
sto no significa que los actuales trabajos sean más peligrosos que los de hace décadas [o por lo menos aún no hay constancia de ello], sino que el incremento de los casos de enfermedades profesionales estaría relacionado con una mayor concienciación y declaración de los casos. Es decir, en cierto sentido, el incremento podría celebrarse como positivo porque representaría una mayor concienciación sobre el daño que pueden ocasionar ciertos trabajos y, consecuentemente, el primer paso para poder prevenirlo.

Más casos leves

Cuando se miran los datos con detenimiento se observa que "sólo han aumentado los casos calificados como leves y los sin baja, que suman el 99 por ciento del total, mientras que el número de casos graves es inferior al de hace 25 años, y el número de mortales no ha sido mayor de 4 en ninguno de los años estudiados".
Y lo que es más: "El incremento se produjo exclusivamente a costa de las enfermedades profesionales provocadas por agentes físicos, en particular las que afectan al aparato locomotor, en concreto tenosinovitis de mano-muñeca, epicondilitis, túnel carpiano y bursitis de rodilla, mientras que las enfermedades del resto de los grupos disminuyeron notablemente".
  • Parte de las enfermedades osteomusculares que están registrándose podrían ser en realidad reflejo de patologías mentales asociadas al trabajo
No en vano, el 67 por ciento de las enfermedades declaradas se produjeron además en trabajadores con menos de 10 años de antigüedad y que, por tanto, no podían referir todavía patologías crónicas o graves, como algunas respiratorias y oncológicas, que tardarían más en manifestarse.

¿Compensación?

Dicho en plata, el sistema no debería instalare en la autocomplacencia y celebrar "la mejora de la sensilidad del sistema [en la declaración de enfermedades profesionales gracias a la Ley de Prevención de Riesgos Laborales de 1995]," porque esa mejora de la sensibilidad podría no ser tal. Según el informe, podrían incluso estar compensándose como "profesionales enfermedades simples, como las lesiones osteomusculares y las dermatitis, con mucha más frecuencia que enfermedades complejas con largos periodos de latencia, como los cánceres y otras enfermedades crónicas, por lo que el uso exclusivo de estos datos da lugar a una imagen distorsionada de la verdadera incidencia y distribución de los daños derivados del trabajo".
Más aún si se tiene en cuenta, además, el desincentivo que existe a declarar enfermedades graves (por las inspecciones y sanciones que éstas provocan), lo que ha llevado a que incluso algunos de los pocos carcinomas broncopulmonar y pleuralderivados de exposición al amianto fueran en su momento calificados de "leves" para evitar que se activara la maquinaria legal de inspecciones.
A la vez, las patologías osteoarticulares asociadas al trabajo se han disparado y el hecho de que el grueso sean "dolores inespecíficos" hace pensar en un posible sobrediagnóstico. El estudio se pregunta "cuántas de estas patologías no son sino la manifestación en el organismo de enfermedades de la esfera mental, derivadas de los cambios que se han producido en la forma de trabajar".

Poco que celebrar

En definitiva, dos décadas después de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, no hay motivos para grandes celebraciones: la notificación de enfermedades complejas y crónicas, como las respiratorias, el cáncer o las producidas por agentes químicos es "baja o prácticamente nula". Se mantienen desequilibrios en la notificación entre autonomías; podría estar infradiagnosticándose la enfermedad mental en favor de algunas de sus manifestaciones físicas, y el marco legal no parece incentivar la adecuada notificación.
  • La sanciones e inspecciones previstas en patologías graves han animado a no notificar estos casos o ‘suavizarlos’
El estudio concluye: "Es necesario profundizar en la calidad de las evaluaciones de riesgos de los puestos de trabajo y en la implicación del sistema de prevención en su conjunto en la detección de estas enfermedades", para "conocer la verdadera carga de enfermedad de los trabajadores".

Desincentivos normativos llevan a la infradeclaración de casos

El estudio sobre las enfermedades profesionales publicado por el Ministerio de Sanidad constata un incremento de estas patologías. Pero este alza en realidad, fue muy pronunciado desde 1996 [año en el que entró en vigor la Ley de Prevención de Riesgos Laborales] y hasta 2006, cuando se produjo un punto de inflexión volviendo a niveles de 1999.
Resulta curioso observar que este descenso desde 2006 coincidió con la entrada en vigor de la Orden TAS/4054/2005, la que dio a las mutuas la opción de asumir el pago de las pensiones por incapacidad permanente derivadas de enfermedades profesionales, que antes pagaba la Seguridad Social. Esto, en la práctica, implicó que las enfermedades profesionales resultaran un 25 por ciento más caras a las mutuas que los accidentes de trabajo, por lo que la norma "actuó como un desincentivo" a la declaración de enfermedades profesionales, en favor, por el contrario, de los accidentes laborales.
Tampoco ayudó a mejorar la situación el Real Decreto 1299/2006 sobre notificación de casos, que aspiraba a hacer aflorar patologías ocultas y que, según el propio informe, no lo consiguió. Y es que los datos muestran que la brecha en la declaración entre el norte y el sur de España se ha mantenido intacta desde los años 90, con autonomías como Asturias, Aragón, Navarra, La Rioja y País Vasco que declaran entre 1,5 y 7,5 veces más casos que la media española, fruto no sólo de políticas más activas de notificación "sino de una constelación de factores" como reconversiones industriales o procesos de valoración de incapacidad que no tienen declaración a través del parte de enfermedades profesiones, como por ejemplo, la silicosis en Asturias.

Mayor riesgo para la mujer

El estudio sobre enfermedad profesional muestra tasas crudas mucho mayores para los hombres que para las mujeres, pero cuando se ajusta en función de la ocupación, la rama de actividad, la edad y el año de declaración se observa que el riesgo relativo de enfermedad profesional es un 50 por ciento superior para la mujer.

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