martes, 2 de mayo de 2017

Las sociedades médicas buscan lo común entre toda la diversidad para recertificar - DiarioMedico.com

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LA FACME EMPIEZA A ORGANIZARSE

Las sociedades médicas buscan lo común entre toda la diversidad para recertificar

Facme inicia un grupo de trabajo para evitar diferentes modelos por cada especialidad. Las organizaciones definen perfiles universales frente a las diferentes trayectorias profesionales.
Nuria Monsó. Madrid | nuria.monso@unidadeditorial.es   |  02/05/2017 00:00
 
 

Público asistente a un congreso médico
Público asistente a un congreso médico en la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela. (DM)
Aún a la espera de una norma sobre desarrollo profesional del Ministerio de Sanidad, las sociedades llevan meses trabajando en sus propuestas sobre recertificación. Facme ha empezado a organizarse para constituir un grupo de trabajo cuyo principal objetivo es que los modelos, aunque sean de diferentes especialidades, sean coherentes entre sí. Además, según las sociedades consultadas por DM, no sólo se trata de encontrar el fondo común entre especialidades, sino también dentro de éstas.
“Varias sociedades ya están trabajando en ello, aunque a diferentes velocidades. Vamos a ver cómo van los miembros de Facme, a compartir documentación y buenas prácticas, y seguramente el grupo de trabajo esté compuesto por las que lleven el tema más adelantado”, explica a DM Fernando Carballo, presidente de Facme.
¿Es posible este acuerdo entre especialidades tan dispares? La respuesta unánime entre las fuentes consultadas es que no sólo es posible, sino necesario, aunque varían cuando se les pide precisar exactamente dónde podría situarse este consenso.
Antonio Zapatero, presidente de la Sociedad Española de Medicina Interna, apunta que “debemos intentar homogeneizar ciertos aspectos teniendo presente que no es lo mismo dedicarse a la cirugía que a la Medicina de Familia, por ejemplo. Sobre todo debemos tener claro que hay que centrarse en temas como evaluar las competencias, la experiencia docente o la investigadora. En cualquier caso, el proceso debe ser amigable para el médico”.
  • “No olvidemos que el fin último de la recertificación es demostrar que el 99 por ciento de los profesionales puede desarrollar su labor”
Francisca Lourdes Márquez, directora de Calidad Asistencial de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ) -una de las sociedades que, junto a Semergen y SEMG, van más avanzadas en el desarrollo de su modelo- recuerda que las directrices aprobadas en el Consejo Interterritorial en 2014  contienen unas orientaciones en cuanto al peso de la actividad asistencial (inicialmente del 60 por ciento) y de la actividad de formación continuada, docencia e investigación (el 40 por ciento restante), pero que “es una guía muy a grosso modo, y creo que no sólo sería interesante entrar en el peso de dichos apartados, sino el de las diferentes variables a evaluar, por ejemplo el valor que le damos a las publicaciones científicas, y cómo vamos a hacerlo”.
Capacidades
Arcadi Gual, responsable del área profesional de la Organización Médica Colegial (OMC), opina que “no sólo es posible el acuerdo, sino que, de hecho, ya se está generando”, aludiendo a este grupo de Facme y a los acuerdos para el desarrollo conjunto de la recertificación junto a la validación periódica colegial (centrada en la buena praxis y el correcto estado psicofísico). No obstante, advierte que “no hay que preocuparse tanto de consensuar algún tipo de baremo, de dar una décima más o menos. No olvidemos que el objetivo último es demostrar que el 99 por ciento de los profesionales puede desarrollar su labor diaria”.
Pero el acuerdo puede ir más allá de la forma y llegar al fondo, apuntan algunas sociedades. Josefa Rivera, miembro del grupo sobre recertificación de la Asociación Española de Pediatría (AEP), es la más entusiasta al respecto, recordando que, más allá de los temas estructurales, entre las diferentes especialidades “hay competencias transversales como la comunicación, el trabajo en equipo, la seguridad del paciente, la docencia...”. Lo que sí podría variar, reconoce, es la importancia que le dé cada especialidad, según la actividad profesional.
Acuerdos en evaluación 
Incluso algunos de los profesionales consultados no ven con malos ojos “que en el futuro distintas especialidades podamos acordar cómo evaluamos concretamente ciertas competencias más específicas”, señala Carmen García Insausti, secretaria general de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), quien apunta que su especialidad “tiene puntos en común con las áreas de Infecciosas y Genética, por ejemplo”. Márquez está de acuerdo, pero matiza que “lo que puede cambiar entre las especialidades es el mínimo exigido en esa competencia”.
  • “Hay competencias transversales entre las especialidades, como la comunicación, la seguridad del paciente o el trabajo en equipo”
En cambio, el vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), José Miguel Láinez, no lo ve tan claro: “Neurología y Neurocirugía pueden parecer similares, pero en la práctica se ocupan de cuestiones distintas. Pero sí está claro que lo mejor es que establecer unos mínimos comunes es conveniente y responsable”, recalca.
Un perfil general 
No obstante, el meollo de la recertificación, según reconocen los profesionales consultados, va a estar en encontrar ese perfil general dentro de las propias especialidades. Entre las diferentes trayectorias profesionales que uno sigue por interés o necesidades el sistema, las organizaciones estudian cuáles son las competencias comunes.
“Lo lógico es que las competencias tuvieran cierta coherencia con el programa MIR”, valora Carballo, aunque los entrevistados apuntan que no puede ser calcado.
“Sin duda es el aspecto más complicado. No es lo mismo un cardiólogo clínico que uno centrado en intervencionismo. Podríamos seleccionar ciertas competencias del programa oficial para empezar a trabajar”, apunta Manuel Anguita, presidente electo de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
  • “El programa MIR serviría de base para un perfil general del especialista, pero una cosa es la práctica diaria y otra el aprendizaje”
“Puede ser una base, pero creo que persiguen objetivos distintos”, opina Zapatero. “Una cosa es la práctica diaria y otra el periodo de aprendizaje; la actividad investigadora tampoco es igual”, argumenta.
García indica que Hematología “tiene tres patas básicas: laboratorio, banco de sangre y clínica. Habrá que estudiar el porcentaje mínimo necesario por cada competencia para compatibilizar ejercicios profesionales diferentes”.
Márquez destaca que, en el caso de la Separ, “pensamos que establecer un perfil de un neumólogo de batalla, más general, era muy complicado. Por eso optamos por que el profesional seleccione tres competencias específicas de las que recertificarse, de las cuales en cada proceso pueda repetir una. Es una vía pensada para los superespecialistas”.

A la espera del marco normativo

El Consejo Interterritorial acordó en el verano de 2014 las líneas generales de lo que debía ser la recertificación. El Ministerio de Sanidad tenía al menos un primer borrador ya por enero de 2015, según explicaron las sociedades de Medicina de Familia, que se habían reunido con el Gobierno para obtener el visto bueno sobre el proyecto que tenían entonces de recertificación conjunta. No obstante, la tramitación de otras normas, junto al largo periodo de Gobierno en funciones, interrumpió la tramitación de cualquier decreto que no se considerara estrictamente urgente. El tema sigue sobre la mesa del Ministerio, según Facme, aunque no se sabe si estará lo suficientemente maduro como para abordarlo en el próximo Consejo Interterritorial.

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