Los rostros de la reforma sanitaria
"Si no puedo ir al médico moriré"
A Demba Diaw, enfermo del corazón, le asusta perder la cobertura sanitaria.
“Estoy muy preocupado” comenta Demba Diaw. Este senegalés de 40 años. La medida del Gobierno de excluir a los inmigrantes en situación irregular de la cobertura sanitaria –excepto las urgencias—le angustia. Tiene problemas de corazón y aunque por ahora tiene la residencia legal en España tiene que renovar los papeles. “En mi país no puedo tratarme, es imposible acceder al tratamiento que tomo”, prosigue Diaw. Y con ojos profundos afirma: “Si dejo de tomar las medicinas o no puedo ir al médico, sencillamente moriré”.
Diaw reside en el centro de acogida Santa María de Cáritas de Huelva desde julio de 2010. Se operó en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla en octubre de ese mismo año por un problema en las válvulas del corazón. Desde entonces debe tomar sintrón, un anticoagulante.
“No puedo pensar que se produzca una situación tan lamentable en la que a este chico se le corte su tratamiento. Su patología es para toda la vida. Meses después de la operación un compañero del centro se lo encontró en la habitación con taquicardia. Los cuidados deben ser permanentes y sostenidos en el tiempo”, señala Isabel García, su educadora social.
Por ahora Diaw tiene ahora sus papeles en regla por razones humanitarias, pero tienen una caducidad cercana. Algo que le preocupa.
Este inmigrante senegalés llegó a España en 2006. Como muchos compatriotas suyos vino en patera jugándose la vida. En Senegal era marinero. Vendió su casa y empeñó todos sus ahorros. En su país dejó a su familia y a su hijo con el sueño de encontrar en España una vida más próspera. En Murcia residía una de sus hermanas que le dio cobijo. De Murcia se desplazó posteriormente hasta la provincia de Huelva para trabajar como jornalero en la campaña de la fresa. Antes de hallar una plaza en Cáritas, residía con otros inmigrantes de forma ilegal en una vivienda desabitada en la capital. “Sentía que caminaba y me asfixiaba. A veces perdía el conocimiento”, relata Demba Diaw, que describe cómo eran sus sensaciones antes de conocer su enfermedad. “Espero que se encuentre una solución a todo esto porque esta situación nos genera incertidumbre”, pide.
Diaw reside en el centro de acogida Santa María de Cáritas de Huelva desde julio de 2010. Se operó en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla en octubre de ese mismo año por un problema en las válvulas del corazón. Desde entonces debe tomar sintrón, un anticoagulante.
“No puedo pensar que se produzca una situación tan lamentable en la que a este chico se le corte su tratamiento. Su patología es para toda la vida. Meses después de la operación un compañero del centro se lo encontró en la habitación con taquicardia. Los cuidados deben ser permanentes y sostenidos en el tiempo”, señala Isabel García, su educadora social.
Por ahora Diaw tiene ahora sus papeles en regla por razones humanitarias, pero tienen una caducidad cercana. Algo que le preocupa.
Este inmigrante senegalés llegó a España en 2006. Como muchos compatriotas suyos vino en patera jugándose la vida. En Senegal era marinero. Vendió su casa y empeñó todos sus ahorros. En su país dejó a su familia y a su hijo con el sueño de encontrar en España una vida más próspera. En Murcia residía una de sus hermanas que le dio cobijo. De Murcia se desplazó posteriormente hasta la provincia de Huelva para trabajar como jornalero en la campaña de la fresa. Antes de hallar una plaza en Cáritas, residía con otros inmigrantes de forma ilegal en una vivienda desabitada en la capital. “Sentía que caminaba y me asfixiaba. A veces perdía el conocimiento”, relata Demba Diaw, que describe cómo eran sus sensaciones antes de conocer su enfermedad. “Espero que se encuentre una solución a todo esto porque esta situación nos genera incertidumbre”, pide.
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