Felinos de Arabia Saudí, posible reservorio del nuevo coronavirus
La Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas alerta del posible contagio de los animales
Tres gatos han muerto en cuatro meses con síntomas compatibles con la enfermedad
El País Madrid 16 AGO 2013 - 17:30 CET
Un estudio publicado el viernes pasado en The Lancet Infectious Diseases alertaba de que los dromedarios podrían ser la causa de la transmisión a los humanos del nuevo coronavirus (MERS-CoV) detectado hace menos de un año en la Península Arábiga. Otros animales, sin embargo, engrosan la lista de posibles responsables mientras no se demuestre la correlación entre el virus de los camellos y el de los humanos: la Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas (ISID, en inglés) ha informado de que en una clínica veterinaria saudí, en cuatro meses, han muerto tres gatos infectados por un coronavirus.
El director del centro, Khalid Ambassav, ha explicado que los felinos “dejaron improvisamente de comer, su temperatura corpórea subió hasta los 40 grados centígrados, los fluidos corporales aumentaron, el estómago se les hinchó, les empezó a faltar equilibrio hasta no ser capaces de andar, el hígado entró en cirrosis y los riñones dejaron de funcionar”. En sus declaraciones al periódico local The Middle, el veterinario explica que ninguno de los animales sobrevivió más de tres días. Ambassav añadió que el intento de curar la infección con antibióticos no sirvió de nada.
Los gatos, sobre todo los callejeros y físicamente débiles, padecen infecciones comunes causadas por coronavirus felinos. En diciembre de 2012 ya se habían detectado casos de enfermedades respiratorias graves en ejemplares de Jordania, pero los expertos excluyeron la posibilidad de que se tratara de una infección provocada por el MERS. “La conocida enfermedad de los gatos causada por un coronavirus es la peritonitis infecciosa felina (PIF)”, explicaron, y precisaron que el virus del PIF es diferente al nuevo coronavirus hallado en humanos, ya que se trata de dos géneros diferentes de la misma familia de viruses (coronaviridae).
Los felinos infectados con el coronavirus del PIF pueden no presentar sintómas en un principio, y las heces son la primera fuente de infección. El virus empieza a replicarse y a difundirse, provocando problemas respiratorios e intestinales. Cuando la infección llega a los ganglios linfáticos, se difunde por todo el cuerpo y el desenlace es fatal para el animal. Los investigadores sugieren que la causa de la enfermedad reside en una mutación del coronavirus entérico felino, benigno, en un coronavirus felino dañino (FCoV). Para los humanos, sin embargo, no supone ningún riesgo.
El pasado octubre un equipo de científicos del Ministerio de Salud saudí, de la Universidad de Columbia y de la EcoHealth Alliance, empezó a rastrear las ciudades donde se habían registrado contagios del MERS entre humanos. Los investigadores recogieron principalmente muestras de murciélagos, considerados responsables del primer nivel de transmisión, pero también de camellos, cabras, ovejas y gatos, supuestos intermediarios de la transmisión del virus entre el murciélago y los humanos. Los resultados del estudio todavía se desconocen.
El director del centro, Khalid Ambassav, ha explicado que los felinos “dejaron improvisamente de comer, su temperatura corpórea subió hasta los 40 grados centígrados, los fluidos corporales aumentaron, el estómago se les hinchó, les empezó a faltar equilibrio hasta no ser capaces de andar, el hígado entró en cirrosis y los riñones dejaron de funcionar”. En sus declaraciones al periódico local The Middle, el veterinario explica que ninguno de los animales sobrevivió más de tres días. Ambassav añadió que el intento de curar la infección con antibióticos no sirvió de nada.
Los gatos, sobre todo los callejeros y físicamente débiles, padecen infecciones comunes causadas por coronavirus felinos. En diciembre de 2012 ya se habían detectado casos de enfermedades respiratorias graves en ejemplares de Jordania, pero los expertos excluyeron la posibilidad de que se tratara de una infección provocada por el MERS. “La conocida enfermedad de los gatos causada por un coronavirus es la peritonitis infecciosa felina (PIF)”, explicaron, y precisaron que el virus del PIF es diferente al nuevo coronavirus hallado en humanos, ya que se trata de dos géneros diferentes de la misma familia de viruses (coronaviridae).
Los felinos infectados con el coronavirus del PIF pueden no presentar sintómas en un principio, y las heces son la primera fuente de infección. El virus empieza a replicarse y a difundirse, provocando problemas respiratorios e intestinales. Cuando la infección llega a los ganglios linfáticos, se difunde por todo el cuerpo y el desenlace es fatal para el animal. Los investigadores sugieren que la causa de la enfermedad reside en una mutación del coronavirus entérico felino, benigno, en un coronavirus felino dañino (FCoV). Para los humanos, sin embargo, no supone ningún riesgo.
El pasado octubre un equipo de científicos del Ministerio de Salud saudí, de la Universidad de Columbia y de la EcoHealth Alliance, empezó a rastrear las ciudades donde se habían registrado contagios del MERS entre humanos. Los investigadores recogieron principalmente muestras de murciélagos, considerados responsables del primer nivel de transmisión, pero también de camellos, cabras, ovejas y gatos, supuestos intermediarios de la transmisión del virus entre el murciélago y los humanos. Los resultados del estudio todavía se desconocen.
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