jornadas de informática sanitaria
Compra innovadora, buena sólo para las Administraciones
Poco podría hacer la Administración sin las empresas proveedoras de servicios tecnológicos. Sin embargo, muchas están en peligro por los nuevos modelos de contrato.
Rosalía Sierra. Málaga | 25/06/2012 00:00
Hablando claro, apoyar la innovación no es precisamente el punto fuerte de España. De hecho, históricamente "se ha hecho de forma desastrosa", según Julián Pérez Gil, gerente del Servicio Vasco de Salud, que ha moderado una sesión de debate durante las XIX Jornadas Nacionales de Informática Sanitaria en Andalucía, organizadas en Málaga por la Sociedad Española de Informática de la Salud (SEIS).La sesión, bajo el interrogativo título ¿Y ahora cómo abordamos proyectos innovadores?, ha buscado respuestas tanto desde la perspectiva de la empresa como desde la de la Administración, combinando ponentes de dos ámbitos condenados a entenderse. Los representantes de la empresa lo tienen claro: "Falta un marco de trabajo equitativo; es muy probable que muchas propuestas innovadoras nunca se pongan en marcha por la falta de igualdad de oportunidades", ha dicho Roberto Molero, responsable de Sanidad de Intersystems Iberia.
Pocas lo consiguen
Esta inequidad deriva de los nuevos modelos de contrato y colaboración público-privada que, en general, benefician a las arcas de una Administración escasa de fondos cargando las inversiones iniciales sobre los hombros de las empresas. Por ejemplo, el diálogo competitivo: "Es un método muy costoso para las compañías y sólo las más grandes pueden hacer frente a las inversiones necesarias de recursos y personas; el resto se quedan por el camino", explica Lola González, directora de Ventas para España y Portugal de CSC, Grupo Sanidad.
- De nada servirá innovar en la tecnología y en la colaboración público-privada si no se cambia un modelo organizativo demasiado burocratizado
Sin embargo, no todo son ventajas para el lado público; también hay quejas: "Son buenas herramientas, pero su efectividad dependerá del uso que se haga de ellas, y de poco servirán si no cambiamos los esquemas. La Administración tiene un modelo basado en la desconfianza: pide tantos requisitos que los procesos de compra se dilatan hasta el infinito y el diálogo competitivo sirve de poco", reconoce Gregorio Gómez Soriano, director de Asistencia Sanitaria de Zona de la Agencia Valenciana de Salud.
Por su parte, Javier López, de la Dirección General de Planificación e Innovación Sanitaria de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía, cree que tampoco es necesario aferrarse a estos nuevos modelos: "La compra pública innovadora es un camino, pero no el camino".
Gastar menos
En la coyuntura actual es apremiante ahorrar costes, pero no hay que dejarse cegar por las rebajas: "En los procesos de compra pública el factor que más peso tiene es el precio, cuando lo que nosotros necesitamos son soluciones, servicios bien prestados, y ambos factores son a veces incompatibles. Además, nos podemos encontrar con que, al renovar un contrato, se cambie el proveedor por razón de precio, lo que acaba generando un sobrecoste por la gestión del cambio", alerta Francisco García, del Servicio Madrileño de Salud.
Estas circunstancias abocan, como ha dicho Labajo, a que "la mejor tecnología del mundo no sirva para nada por culpa del mal funcionamiento de la organización. Habría que empezar por cambiar eso".
EL ORIGEN DE TODOS LOS PROBLEMAS
El sistema sanitario tiene problemas. Eso está fuera de toda duda. Ahora toca solucionarlos y, dando un paso más, buscar sus raíces para que no vuelvan a repetirse. Y estas raíces, a juicio de Carlos Ostalé, economista de la salud, están claras: "Los problemas de la sanidad derivan de la descentralización y de la politización. Se perdieron las economías de escala, hay una gran descoordinación entre los servicios de salud y es frecuente la asignación politizada de los recursos".A todo esto, que tiene difícil solución, se suma otro problema que envuelve el sistema y que, en teoría, sí puede resolverse. Pero sólo en teoría: la falta de transparencia. "No hay datos fiables que permitan evaluar un servicio sanitario. La información existe, porque sistemas y bases de datos los hay de sobra y muy buenos, pero no se conoce, no está accesible. Es un problema gravísimo".
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