El coste mental de vivir en un país con crisis
Los expertos dicen que en países como Grecia, detrás de cada suicidio hay hasta 20 personas más lo suficientemente desesperadas como para haber intentado poner fin a sus vidas. El sentimiento de profunda inseguridad puede hacer más daño psicológico que cualquier otra cosa.
Detrás de cada suicidio en países en crisis como Grecia, hay hasta 20 personas más tan desesperadas como para pensar o intentar poner fin a sus vidas, dicn los expertos.
Y detrás de esos intentos de suicidio, hay miles de casos ocultos de enfermedad mental, depresión, abuso del alcohol y trastorno de ansiedad. Nunca salen en las noticias, pero todo ello tiene grandes costes humanos y además, de larga duración.
El riesgo, según algunos expertos en salud pública es que, -siempre y cuando los problemas económicos de Grecia vayan a más-, el legado de la enfermedad mental puede permanecer en toda una generación de jóvenes dañados por demasiados años de vida sin esperanza.
“La austeridad puede convertir una crisis en una epidemia”, apunta David Stuckler, sociólogo de la Universidad británica de Cambridge, quien ha estado estudiando los efectos en la salud de los recortes presupuestarios en Europa como consecuencia de la crisis del euro.
“La pérdida del empleo puede conducir a una acumulación de riesgos, y estos provocar que la gente caiga en depresión o la enfermedad mental grave difícil de revertir, especialmente si la gente no recibe la atención adecuada”, dice Stuckler.
Acumulación de riesgos
El desempleo juvenil en Grecia es de más del 50 por ciento y la evidencia de la desafección de las gente es cada vez más visible.
La visión de grupos de jóvenes que están tirados en la calle consumiendo drogas no es extraña en Atenas.
Otro caso dramático es el de un pensionista griego que se suicidó en la capital y fue encontrado con una nota que decía que siempre había trabajado duro, pero que le habían ahogado las deudas.
Grecia se encuentra en su quinto año de recesión y las perspectivas son sombrías para muchos. Los economistas calculan que las medidas de austeridad con las que está luchando se caracterizan por haberse hecho con un cuchillo de carnicero en lugar de bisturí. En resumen, ofrecen leve esperanza de recuperación a corto plazo.
Los que tienen trabajo se ven afectados por los recortes salariales o por las congelaciones y viven en constante temor de ser el siguiente empleado en hacer frente al “hachazo”.
La investigación ha revelado que este sentimiento de profunda inseguridad puede hacer más daño psicológico que cualquier otra cosa.
Peter Kinderman, profesor de psicología clínica en la universidad británica de Liverpool, dice que el impacto en la salud mental de toda esta agitación será rápido y dramático.
“En lugar de ver un aumento lento en la epidemiología de las enfermedades mentales, lo que estamos viendo es lo que habíamos previsto - que estos impactos económicos tienen una rápida relevancia sobre nuestra forma de pensar el mundo”, declaró a Reuters.
Y mientras la crisis económica puede tener efectos sobre la salud mental, la enfermedad mental, a su vez, tiene efectos económicos cada vez más importantes, elevando la posibilidad de un círculo vicioso.
De acuerdo con un ensayo elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2011, las consecuencias económicas de los problemas de salud mental, principalmente en forma de pérdida de productividad, se estiman en un promedio de entre un 3 y un 4% del Producto Interior Bruto (PIT) en los países de la Unión Europea.
Y según los expertos, debido a que los trastornos mentales a menudo comienzan en la edad adulta, la pérdida de la productividad puede ser de larga duración.
Lección de la historia
Peter Lloyd Sherlock, profesor de política social en la universidad británica de East Anglia, sugiere mirar a la historia en busca de lecciones.
Señala que en Argentina, que sufrió una grave crisis financiera desde 1999 hasta 2002, hubo un aumento del 40% en las consultas en los centros de salud mental en el año 2002, según datos del Gobierno, y también hubo un fuerte aumento en la prescripción de antidepresivos.
Investigaciones anteriores han revelado que las personas que caen en el desempleo y la pobreza tienen un riesgo significativamente mayor de sufrir problemas de salud mental - y los hombres tienen un riesgo especialmente alto de sufrir enfermedad mental, el suicidio o el alcohol durante los tiempos difíciles.
Las pruebas citadas en el informe de la OMS sugieren que cuanto mayor sea la deuda que tengan las personas, más probabilidades tienen de sufrir un trastorno mental.
¿La depresión económica siempre significa depresión psicológica?
No necesariamente.
Expertos en salud pública señalan que algunos países, como Suecia y Finlandia, se las apañaron en tiempos de crisis para evitar el aumento de las enfermedades mentales y las tasas de suicidio mediante la inversión en iniciativas de empleo para ayudar a que la gente volviera a recuperar lo que tenía.
En la década de 1990, Suecia sufrió una severa crisis bancaria que provocó un rápido aumento del desempleo, pero las tasas de suicidio no se vieron apenas alteradas.
Algunos expertos dicen que un factor diferenciador clave es el grado en que se presupuestan los recursos para la protección social, tales como el apoyo familiar, subsidio de desempleo y los servicios de salud.
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