Un arsenal letal de alcance desconocido
Desde 1997 se ha destruido el 78% del armamento químico declarado
Desde 1997, cuando entró en vigor la Convención sobre Armas Químicas firmada cuatro años antes, la mayoría del arsenal químico mundial declarado ha sido destruido. Solo cinco países —y uno de ellos es Siria— no se han adherido al tratado. En resumen, existen cuatro tipos de agentes químicos letales usados como armas:
» Nerviosos. Bloquean una enzima esencial para el funcionamiento nervioso. La muerte se produce por asfixia, al contraerse los músculos que controlan la respiración de forma permanente. Los gases sarín, tabún y VX forman parte de esta categoría.
» Vesicantes. Forman dolorosas quemaduras y ampollas al entrar en contacto con las superficies del cuerpo, también en el interior de las vías respiratorias en caso de ser inhalado. El gas mostaza, usado durante la I Guerra Mundial, es el más conocido.
» Pulmonares. Dañan el sistema respiratorio. El fosgeno y cloro entran en esta categoría.
» Sanguíneos. Impiden la respiración celular, ya que evitan que el oxígeno que llevan los glóbulos rojos pueda ser utilizado. Este grupo está formado por el cianuro y sus derivados.
La prohibición de este tipo de armas armas cuenta con el respaldo de 189 países (el último en adherirse al tratado fue Somalia, en mayo de este año). Israel y Birmania, pese a ser firmantes, aún no la han ratificado. Los otros países que ni son signatarios ni se han adherido son Sudán del Sur, Angola, Egipto y Corea del Norte.
Al unirse al acuerdo, Albania, India, Corea del Sur, Irak, Estados Unidos, Rusia y Libia declararon poseer armas químicas. En 2009 los cuatro primeros ya habían destruido sus reservas. El tratado, que complementa el Protocolo de Ginebra de 1925 y la Convención de 1972 sobre armas bacteriológicas, da un plazo de 10 años desde su entrada en vigor para eliminar los arsenales, aunque a Rusia y EE UU se les ha prorrogado dado el enorme tamaño de sus reservas y la dificultad para destruirlas. La revuelta de 2011 en Libia paralizó las tareas de destrucción de su arsenal, por lo que el país también se acogió a una prórroga.
La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), que vela por el cumplimiento de la Convención, asegura que para febrero de este año se habían destruido 55.939 toneladas de las 71.196 declaradas (78,57%), distribuidas en 8,7 millones de contenedores y municiones.
En cuanto a las instalaciones necesarias para su elaboración, los 13 Estados que reconocieron tenerlas (entre ellos, Bosnia-Herzegovina, China, Francia, India, Libia, Japón, Reino Unido, Irán y Serbia, además de EE UU y Rusia) las han desactivado, según la OPAQ, por lo que, en teoría, ningún país miembro de la Convención produce armas químicas.
» Nerviosos. Bloquean una enzima esencial para el funcionamiento nervioso. La muerte se produce por asfixia, al contraerse los músculos que controlan la respiración de forma permanente. Los gases sarín, tabún y VX forman parte de esta categoría.
» Vesicantes. Forman dolorosas quemaduras y ampollas al entrar en contacto con las superficies del cuerpo, también en el interior de las vías respiratorias en caso de ser inhalado. El gas mostaza, usado durante la I Guerra Mundial, es el más conocido.
» Pulmonares. Dañan el sistema respiratorio. El fosgeno y cloro entran en esta categoría.
» Sanguíneos. Impiden la respiración celular, ya que evitan que el oxígeno que llevan los glóbulos rojos pueda ser utilizado. Este grupo está formado por el cianuro y sus derivados.
La prohibición de este tipo de armas armas cuenta con el respaldo de 189 países (el último en adherirse al tratado fue Somalia, en mayo de este año). Israel y Birmania, pese a ser firmantes, aún no la han ratificado. Los otros países que ni son signatarios ni se han adherido son Sudán del Sur, Angola, Egipto y Corea del Norte.
Al unirse al acuerdo, Albania, India, Corea del Sur, Irak, Estados Unidos, Rusia y Libia declararon poseer armas químicas. En 2009 los cuatro primeros ya habían destruido sus reservas. El tratado, que complementa el Protocolo de Ginebra de 1925 y la Convención de 1972 sobre armas bacteriológicas, da un plazo de 10 años desde su entrada en vigor para eliminar los arsenales, aunque a Rusia y EE UU se les ha prorrogado dado el enorme tamaño de sus reservas y la dificultad para destruirlas. La revuelta de 2011 en Libia paralizó las tareas de destrucción de su arsenal, por lo que el país también se acogió a una prórroga.
La Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), que vela por el cumplimiento de la Convención, asegura que para febrero de este año se habían destruido 55.939 toneladas de las 71.196 declaradas (78,57%), distribuidas en 8,7 millones de contenedores y municiones.
En cuanto a las instalaciones necesarias para su elaboración, los 13 Estados que reconocieron tenerlas (entre ellos, Bosnia-Herzegovina, China, Francia, India, Libia, Japón, Reino Unido, Irán y Serbia, además de EE UU y Rusia) las han desactivado, según la OPAQ, por lo que, en teoría, ningún país miembro de la Convención produce armas químicas.
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