sábado, 18 de abril de 2015

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¿Quién es un enfermo? La respuesta está en el cine







Abril de 2015 - Benjamín Herreros. Instituto de Ética Clínica Francisco Vallés, Universidad Europea de Madrid. Unidad de Medicina Interna. Hospital Universitario Fundación Alcorcón.
Definir la enfermedad
Según la concepción que se tenga de enfermedad se considerará a una persona enferma o no enferma, lo que condiciona el ejercicio de la Medicina. Porque lo propio del médico es ocuparse de la enfermedad. Es indudable que Jennifer Cavillerien (Ali MacGraw) en Love story (1970) está enferma por la leucemia que padece y que le llevará a la muerte. Pero ¿y Don Vito Corleone (Marlon Brando) en El Padrino (1972)? Tras ser tiroteado en la calle es ingresado en el hospital y consigue recuperarse. Pero queda mermado y débil, por lo que decide quedarse en un segundo plano en los negocios familiares. ¿Está enfermo cuando charla con su hijo Michael (Al Pacino) y le aconseja cómo actuar? Posiblemente no se siente enfermo. Es sencillamente una persona mayor que está convaleciente tras un grave atentado. Sin embargo, cae fulminado por un infarto de miocardio poco después de hablar con Michael.
Es muy complicado definir la enfermedad. ¿Es un concepto estadístico? ¿Es lo anormal? ¿Lo poco habitual? Tal vez Forrest Gump (Tom Hanks) sea entonces un enfermo. ¿Es la falta de equilibrio orgánico o de homeostasis? ¿O es no tener suficiente capacidad de adaptación ante los factores que pueden alterar un organismo? Otra posibilidad es que estar enfermo sea simplemente tener "malestar", porque el componente subjetivo de la enfermedad, la vivencia de la misma, tiene una enorme importancia. Si es así, habría que negar que Forrest Gump sea un enfermo, porque él se siente bien siendo como es.
La Real Academia Española define la enfermedad como "alteración más o menos grave de la salud". Esta definición, como casi todas las que se han dado sobre enfermedad, es negativa: No da contenido a concepto "enfermedad". Dice lo que no es, marca sus límites exteriores (es la ausencia o alteración de la salud). Por tanto, debemos remitirnos al concepto de salud para saber quién está enfermo.
Sobre la salud también existen definiciones negativas, y de hecho su origen etimológico, los términos "Salus-utis" y "Salvatio" se refieren a poseer las condiciones de poder superar un obstáculo. La salud sería evitar un obstáculo, la enfermedad. De esta manera entramos en un círculo sin sentido: La enfermedad es la alteración de la salud, y la salud evitar la enfermedad. En el siglo XX se han dado numerosas definiciones positivas sobre la enfermedad: Eficacia funcional y metabólica de un organismo tanto a nivel micro (celular) como macro (social), o estado en el que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones: morfología, fisiología y comportamiento (Real Academia Española).
En las definiciones de salud, además de los términos normalidad y normofunción, suelen repetirse los conceptos mencionados de equilibrio orgánico y capacidad de adaptación. Es lógico, porque si un individuo no se adapta al entorno o a los estímulos que recibe puede perder el equilibrio (orgánico o psíquico) y enfermar. Si además, el remedio que encuentra es transitorio cuando vuelva a inadaptarse enfermará de nuevo. Es lo que le sucede a Fedora en la película de Billi Wilder (Fedora, 1978). La antigua estrella de Hollywood se siente enferma porque no le gusta cómo es. Busca un arreglo a través de la Cirugía plástica, pero tras la intervención nuevamente se siente mal y quiere una nueva Cirugía.
El mal de Fedora entronca con la definición de salud más conocida y que ha tenido más éxito, la de la Organización Mundial de la Salud (OMS): "Completo estado de bienestar físico, mental y social, no sólo ausencia de enfermedad". Considerando esta definición, no sólo Fedora estará enferma, también la Jennifer Cavillerien de Love Story, Forrest Gump, Don Vito Corleone y seguramente hasta su hijo Michael. Porque algo de malestar (físico, mental o social) debía de tener Michael cuando su esposa Kay Adams (Diane Keaton) amenaza con abandonarle, o cuando llega a asesinar a su hermano Fredo (John Cazale). La de la OMS es la definición positiva por antonomasia: Especifica que no es la ausencia de enfermedad y da un contenido determinado enormemente ambicioso.
¿Salud o felicidad?
Esta definición tan ambiciosa de la OMS resulta demasiado amplia. Porque bajo ese prisma, ¿quién no está enfermo? ¿Quién posee un completo estado de bienestar físico, mental y social? La salud se convierte en el bienestar ("estar bien") en todos los ámbitos de la vida. Si es así, Erin Brockovich (Julia Roberts) está enferma cuando se estresa con el caso jurídico que investiga, porque no posee un completo bienestar mental. También estará enfermo Santa (Javier Bardem) en Los lunes al sol (2002) cuando se queda en paro. Porque, claro, no posee un completo bienestar social. Y así hasta el infinito. La definición de la OMS es más bien la definición de felicidad o de vida plena que la de salud. Se refiere más a la satisfacción, e incluso a la autorrealización o a la alegría, que a lo que realmente se entiende desde la Medicina como salud.
Esta tendencia a identificar salud con felicidad no ha sido única de la OMS. Algo similar sucede con otras conocidas definiciones de salud dadas en el siglo XX, como la del científico judío Moshé Feldenkrais, que dice que "el sistema de vida se convierte en criterio de salud", y que "una persona sana es aquella que puede vivir sus sueños no confesados plenamente". Por tanto, que puede ser feliz. O la del microbiólogo estadounidense René Dubos: "La salud es principalmente una medida de la capacidad de cada persona de hacer o de convertirse en lo que quiere ser", es el "estado físico y mental razonablemente libre de incomodidad y dolor que permite a la persona en cuestión funcionar efectivamente por el más largo tiempo posible en el ambiente donde, por elección, está ubicado".
El compositor argentino Rodolfo Sciammarella estuvo muy acertado cuando escribió la letra "Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor". Posiblemente se trata de los tres tesoros más apreciados por el ser humano. Habría que hacer una encuesta para conocer cuál de ellos escogeríamos si no hubiera elección, y es posible que fuera la salud, tal vez el valor más precioso para el ser humano. Si la salud falta, la infelicidad acecha. Qué felices eran en Love story Oliver Barret (Ryan O'Neal) y Jennifer Cavillerien a sus 24 años, recién casados y con toda la vida por delante. Pero una enfermedad les abofetea, y la tristeza y la desdicha irrumpen en sus vidas, a pesar de tener dinero y amor. Es posible que de ahí proceda esa tendencia a identificar salud con felicidad. No porque sean lo mismo, sino porque si la salud falta es difícil ser feliz.
Obsesión por la salud
Identificar salud con felicidad, y por tanto pensar que la Medicina puede llevarnos a la felicidad, ha provocado una obsesión por la Medicina en las sociedades desarrolladas. Por la Medicina-salud entendida como bienestar (estar bien) y calidad de vida. Películas como Brazil (1985) reflejan esta obsesión. En una sociedad futura imaginada la Cirugía plástica es capaz casi de cualquier cosa, y el Dr. Jaffe (Jim Broadbent) mantiene joven a Ida Lowry (Katherine Helmond), hasta el punto de que su propio hijo se enamora de ella. En La piel que habito (2011), Pedro Almodóvar trata los límites de la Medicina. El Dr. Ledgard (Antonio Banderas), frustrado por el suicidio de su esposa tras sufrir una gran quemadura, fabrica una piel ignífuga que a la vez es sensible al tacto. El Dr. Ledgard lleva la Cirugía plástica-regenerativa y el cambio de identidad a términos insospechados. Actualmente, muchos ciudadanos creen que la Medicina lo puede todo, que se pueden satisfacer los deseos más íntimos con pastillas y un bisturí. Pero esto no es así, lo que genera una enorme frustración en los usuarios y entre los médicos.
Si a esta obcecación por la salud, por no perecer ante la enfermedad y salvarse de sus garras, le unimos el apogeo actual de la idea de libertad individual, del "derecho a decidir" en lo concerniente al propio cuerpo nos encontramos con una paradoja: Los pacientes y usuarios, cada vez más informados, valoran enormemente la Medicina (la salud), pero a la vez son muy exigentes y demandantes con el sistema sanitario y con los médicos. Quieren decidir y cuestionan la autoridad del médico. En El aceite de Lorenzo (1992) el matrimonio Odone (Nick Nolte y Susan Sarandon) pelea con la comunidad médica y discute sus métodos. Buscan un remedio para la enfermedad de su hijo Lorenzo (Zack O'Malley Greenburg), la rara y grave adrenoleucodistrofia. Los padres de Lorenzo son conscientes de que la investigación médica puede conseguir grandes avances y quieren que se haga todo lo posible con su hijo.
El caso del matrimonio Odone con su hijo Lorenzo, un caso real, es comprensible porque Lorenzo padece una enfermedad degenerativa mortal en pocos años. Nadie cuestionaría que Lorenzo está enfermo. El problema viene con personas como la Ida Lowry de Brazil. Si entendemos la salud como bienestar, la salud se convierte en una apreciación personal y entonces convertimos a la envejecida Ida Lowry en una enferma. Porque no "está bien" con su cuerpo actual. ¿Es el paciente quien debe decidir si está sano, o debe ser el médico? El traspaso de esta potestad de los médicos a los usuarios o pacientes es consecuencia de haber confundido salud con felicidad, y enfermedad con malestar.
¿Qué tipo de enfermo?: Los verbos en la Medicina
Dejando aparte la difícil definición de enfermedad, otro aspecto  importante es diferenciar de qué manera se está enfermo, si de forma permanente o transitoria, y si la enfermedad es grave. En español, según la condición del enfermo se dice que alguien "es un enfermo" o que "está enfermo". El verbo "ser" tiene su origen en dos verbos latinos, "sedere" y "esse". De cada uno derivan las diferentes formas verbales del verbo ser. "Estar" proviene del también verbo latino "stare". Ser en castellano se aplica a cualidades permanentes e invariables del sujeto. A su esencia. No olvidemos que esencia, etimológicamente "essentĭa", tiene la misma raíz (esse), y es "aquello que constituye la naturaleza de las cosas". Por ello, con el verbo ser señalamos en ocasiones los aspectos más importante y nucleares del sujeto. Su naturaleza. En la película El protegido (2000) Elijah Price (Samuel L. Jackson) sufre osteogénesis imperfecta Tipo I, una enfermedad rarísima que le lleva a tener los huesos muy frágiles. De pequeño le llamaban "Don cristal", y en su vida ha padecido 54 fracturas. Elijah se mueve en silla de ruedas y toma todo tipo de precauciones para evitar traumatismos. "Es" una persona enferma, "es" un enfermo de osteogénesis imperfecta. Al decir "es" un enfermo, en cierto modo lo estamos definiendo, al igual que si decimos "es" alto o bajo, inteligente o brillante. Es un enfermo. Por este motivo el verbo "ser" habitualmente se aplica a enfermedades crónicas o que forman parte del núcleo de la persona.
Sin embargo, el verbo "estar" se utiliza para atributos accidentales o transitorios del sujeto. Para situaciones o modos actuales. Cuando en El libro negro (2006) Rachel Stein (Carice van Houten) padece hipoglucemia porque le han inyectado insulina no es un enferma de hipoglucemia, sino que "está enferma" como consecuencia de la insulina. Tras ingerir chocolate se pasa la afección y deja de estar enferma. Hay enfermedades en las que mezclamos ambos verbos. En patologías que no tienen cura y que se manifiestan por episodios u ocasionalmente. En Mi Idaho privado (1991) Mike Waters (River Phoenix) padece narcolepsia. Por lo tanto es un enfermo narcoléptico, y en ocasiones está con episodios de narcolepsia. Esta diferencia entre ser y estar es propia del español. En inglés se utiliza sólo el verbo "to be". Lo que diferencia al que "es enfermo" del que "está enfermo" es únicamente la presencia del artículo indeterminado "a": "Rachel Stein is sick with hypoglycemia" (Rachel está enferma), mientras que "Elijah Price is a patient of osteogenesis" significaría que Elijah Price es un enfermo. En francés se utiliza el verbo "être" tanto para ser y como para estar, y de nuevo es el artículo indeterminado lo que diferencia la condición de ser o estar enfermo: "Il est malade" vs "Il est un malade".
Si una persona "es una enferma" se le confiere permanencia al evento morboso, pero no gravedad. Como tampoco "estar enfermo" señala que el cuadro sea leve. En la meritoria Contagion (2011) de Steven Soderbergh vemos el miedo en diversos países del primer mundo por una epidemia viral que puede ser mortal. La película muestra todas las fases de una epidemia, desde el "caso cero", a la investigación de su causa, la de un posible remedio o las medidas de prevención. Los pacientes afectos del virus están enfermos, pero es un estar enfermo que puede ser letal. Y para muchos lo es. Por el contrario, en Copycat (1995) Helen Hudson (Sigourney Weaver) es una psicóloga con agorafobia, que padecerá dicha afección posiblemente el resto de su vida sin que se trate de una patología grave. Muchas personas padecen patologías incurables y enfermedades crónicas con las que se puede vivir sin apenas limitaciones. Aunque no sea este el caso de Helen Hudson, recluida en su apartamento a consecuencia de la agorafobia.
El "ser" o "estar" enfermo no añade gravedad, pero sí una determinada disposición ante la enfermedad. Porque el que está enfermo piensa que saldrá de la pesadilla, que despertará y podrá olvidar todo. Sea un infarto o una gripe, como le sucede a los enfermos de Contagion, que esperan superar cuanto antes la fiebre aguda que padecen. Mientras que el que sufre Parkinson o esclerosis múltiple, jamás podrá escapar de la enfermedad. En Corazón indomable (1993) Adam (Christian Slater) es portador de una grave afección cardiaca desde la infancia. Cansado de la Medicina y de los hospitales decide abandonar el tratamiento y disfrutar de una vida que, aunque sea más breve, también será más feliz para él.
Para indicar la gravedad de una enfermedad se utilizan verbos transitivos que señalan la relación del enfermo con la enfermedad, como tener, padecer, sufrir, o también estar. No el verbo ser. "Estar" de nuevo añade transitoriedad y en cierta medida levedad. El verbo "tener" se puede utilizar para patologías graves, para afecciones que "tiene" el enfermo y que parece que no puede desprenderse de ellas. Walt Kowalski (Clint Eastwood) en Gran Torino (2008) tiene cáncer de pulmón. Es algo que posee en lo más íntimo se su ser. O Emma Greenway Horton (Debra Winger) en La fuerza del cariño (1983), a quien le diagnostican cáncer de mama. Tiene cáncer de mama, una enfermedad que le llevará la muerte. Pero "tener" también se puede aplicar a patologías banales. En Chinatown (1974) Jake Gittes (Jack Nicholson) tiene una herida en la nariz después de que se la hayan cortado con una navaja. Los otros verbos transitivos mencionados, padecer y sufrir, sólo se aplican en caso de gravedad o si la enfermedad repercute seriamente en la persona.
En Spider (2002), un magnífico retrato de la esquizofrenia realizado por David Cronenberg, Spider (Ralph Fiennes) "padece" esquizofrenia. Más allá de la gravedad de esta patología, sin duda la esquizofrenia es una pieza clave en la vida del atormentado Spider. La escafandra y la mariposa (2007) cuenta la vida de Jean-Dominique Bauby, redactor jefe de la famosa revista de moda Elle. Acostumbrado a llevar una vida vertiginosa "sufre" un ictus muy extenso con tan solo 43 años. El ictus le deja completamente paralizado, pero conserva las funciones mentales. Está enclaustrado en su cuerpo y debe aprender a vivir de nuevo. Sufre o padece síndrome de cautiverio.
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