"El reto es lograr una toma de decisiones compartida"

Convencido de la necesidad de formar en habilidades para resolver conflictos éticos, Juan Carlos Tejedor ha comenzado a hacerlo en el Hospital de Móstoles.

S.Valle. Madrid | soledad.valle@unidadeditorial.es | 04/11/2013 00:00

Juan Carlos Tejedor, en el Hospital Universitario de Móstoles. (Lenda)

"Los extremos están claros. Sabemos que tratar a un niño nacido en la semana 22 tiene un beneficio prácticamente nulo en términos de supervivencia y, si sobrevive, lo hará con una calidad de vida muy mala. En la semana 25 o más, el beneficio supera al teórico perjuicio. Pero nos queda un espacio gris, como siempre en la vida. El problema son los espacios grises".
Juan Carlos Tejedor es neonatólogo en el Hospital Universitario de Móstoles y presidente del Comité de Ética Asistencial del centro. Máster en Bioética y, por lo tanto, experto en "espacios grises" donde hay que responder a preguntas como: ¿qué hacer con un niño nacido en la semana 23 o en la 24? ¿Hasta dónde se puede llegar en el esfuerzo terapéutico de mantenerlo vivo?
No existe una respuesta sencilla ni única, pero la obligación de contestar del facultativo no desaparece. Tejedor deja claro que estas cuestiones requieren un proceso de solución interdisciplinar cuya herramienta fundamental es la deliberación, porque el objetivo último es "lograr una toma de decisiones compartida" con todos los implicados, entre ellos, los pacientes. Para ese trabajo, el director del comité ha puesto en marcha unos talleres de ética clínica que se celebran en su hospital el segundo jueves de cada mes, a partir de las tres de la tarde. El programa, que arrancó este octubre, tiene previstas sesiones hasta junio.
Pensados para personal sanitario del hospital y de su área de influencia, Tejedor explica: "Lo que queremos es enseñar qué es eso de deliberar. La deliberación es lo que resuelve la incertidumbre y en la deliberación cuantas más perspectivas se incluyan, mejor".
Un caso de 'Urgencias'
La primera sesión trató la decisión de intervenir a un menor maduro sin padres y cuya tutela judicial albergaba dudas. El supuesto fue extraído de la serie de televisión americana Urgencias. Metiéndose en el papel de George Clooney en la serie (y en el del resto del equipo), los asistentes debatieron en busca de las vías de solución. "La bioética pretende dar respuestas a qué es lo que debemos hacer en una situación de conflicto y cuál es el mejor curso de acción posible u óptimo. Eso requiere una metodología, y los médicos funcionamos muchas veces por intuiciones. La bioética aporta metodología", apunta Tejedor.
Nadie niega que estamos ante un cambio de modelo en la relación médico-paciente. Este axioma tan asumido y repetido tiene consecuencia prácticas, por ejemplo, que "el médico no puede imponer sus valores".
Asegura que "cada parte tiene su responsabilidad en la toma de decisiones, y lo debe asumir y hacerlo bien. Nosotros, como médicos, tenemos la obligación de informar a los padres bien, de una forma objetiva, no sesgada. Porque es evidente que tenemos nuestros valores, pero hemos tomado conciencia de que no podemos imponerlos, que son de cada uno. El problemas es cómo los ponemos sobre la mesa y discutimos sobre ellos, cuando en Medicina no nos han enseñado a manejar valores. Yo manejo leucocitos, analíticas o datos de evidencia sobre tratamientos, pero valores...".
Respuesta sencilla
Este déficit se soluciona con formación, asume el facultativo que, además, reconoce que es algo en lo que "al final, coincidimos todos". Pero no hay que olvidar el camino que se ha recorrido en la formación en Bioética y Tejedor lo pone en valor refiriéndose al Máster de Bioética de la Universidad Complutense, que cumple 20 años, y a hombres como Diego Gracia, "que es emérito de la Facultad de Medicina y uno de los impulsores de la Bioética en España". A pesar de ello, reconoce que en cuestiones de ética clínica "no estamos donde querríamos estar, porque queda mucho por hacer, pero hemos avanzado un poquito en cuanto a algo de formación".
Gran parte del necesario avance de esta disciplina viene del cambio de sociedad. Tejedor habla de que "por mucho que a los médicos, a lo mejor, no nos guste demasiado o nos cueste aceptar esos cambios de madurez del ciudadano, que ha pasado de ser un paciente paciente a un paciente que reivindica su derecho a participar en las decisiones, los cambios son imparables".
¿Más razones para sus talleres? Recuerda que entre las funciones del comité de ética de un hospital está formar al personal sanitario en habilidades para la toma de decisiones. Pero, además, admite que ser especialista en Neonatología también ha influido en el interés que ha desarrollado en esta disciplina, porque "si hay un espacio de conflicto entre tecnología y ética es en Neonatología".
El objetivo de utilizar la mejor tecnología posible en todos los niños señala que ha ido cambiando, pues "nos hemos ido dando cuenta de que no puede ser, que hay situaciones en las que la tecnología puede generar más problemas que beneficios. Si lo llevamos al terreno de los niños inmaduros, la pregunta es que vamos a sacar adelante cada vez a más inmaduros, pero ¿con qué consecuencias para el niño y para la familia? No hay una respuesta mágica", concluye.