martes, 11 de junio de 2013

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La mitad de los pacientes con trastorno bipolar no están diagnosticados correctamente al inicio de la enfermedad



Ibiza (11/06/2013) - Ana Montero

• Así lo han concluido los expertos durante el XII Seminario Lundbeck, “Trastorno bipolar: ánimo sin control”, en el que además se ha evidenciado que el 30 por ciento de los pacientes jóvenes a los que se les diagnostica depresión tienen en realidad trastorno bipolar
• La quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales, DSM-5, introduce novedades en el diagnóstico de los episodios mixtos del trastorno bipolar



En el marco del XII Seminario Lundbeck, “Trastorno bipolar: ánimo sin control”, expertos en Psiquiatría y Psicología clínica han abordado los síntomas y signos, diagnóstico y tratamiento del trastorno bipolar, “una enfermedad cerebral grave episódica, crónica y recurrente”, tal y como ha señalado la Dra. Ana González-Pinto, jefe de Psiquiatría Clínica del Hospital Universitario Santiago Apóstol de Vitoria. Asimismo, como han apuntado los expertos, se estima que el trastorno bipolar afecta a 950.000 personas en España y a unos cuatro millones en toda Europa, por igual en ambos sexos, convirtiéndose en la sexta causa de discapacidad en el mundo. Además, es una enfermedad familiar, con un componente genético en un 60 por ciento de los casos y puede comenzar en cualquier momento de la vida, “aunque lo más frecuente es que debute en edades tempranas, entre los 15 y los 25 años”, tal y como ha explicado la Dra. González-Pinto, quien también ha subrayado que un diagnóstico acertado y a tiempo continúa siendo “el gran reto de la Psiquiatría”, ya que la enfermedad aun tarda unos cinco años en ser correctamente diagnosticada y, por tanto, tratada.
“Más del 50 por ciento de los pacientes no son diagnosticados correctamente al inicio de la enfermedad y el 30 por ciento de los pacientes jóvenes a los que se les diagnostica depresión tienen en realidad trastorno bipolar”, ha lamentado la Dra. González-Pinto. Y es que, como ha informado la experta, “esta enfermedad no es fácil de diagnosticar al inicio, aunque sí al cabo de varios años de evolución, y en el caso de los adolescentes, con estados anímicos cambiantes, es más difícil aun”.
Así pues, como ha argumentado la Dra. González-Pinto para el diagnóstico del trastorno bipolar se exige la presencia de una serie de síntomas de euforia e hiperactividad para la manía, presentes durante un periodo de tiempo, y una serie de síntomas depresivos para la depresión, que tienen que tener una gravedad suficiente. “De media se tienen unos nueve episodios de enorme gravedad a lo largo de la vida, aunque esto es variable, y la duración de los episodios sin tratamientos oscila entre los 4 y 13 meses y con tratamiento entre 1 y 3 meses”, ha explicado la jefe de Psiquiatría Clínica del Hospital Universitario Santiago Apóstol de Vitoria.
En este sentido, como ha señalado la experta, la quinta edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Enfermedades Mentales, DSM-5, recientemente publicado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA, de sus siglas en inglés), introduce novedades en el diagnóstico de los episodios mixtos del trastorno bipolar, es decir, aquellos en los que se mezclan síntomas de manía y depresión.
Muchos pacientes en fase de manía experimentan síntomas depresivos y cuando padecen depresión presentan algunos síntomas maníacos, de modo que el DSM-5, que aún no se ha traducido al castellano, ha optado por redefinir las fases mixtas como episodio maníaco con síntomas depresivos o episodio depresivo con síntomas maníacos, tendiendo así a una mayor personalización en el diagnóstico. “El DSM-5 es más restrictivo a la hora de diagnosticar esta patología y, por tanto, más exigente con los criterios diagnósticos, de ahí que aunque las posibilidades de error sean menores puede haber más pacientes sin diagnosticar”, ha señalado la Dra. González-Pinto. Al hilo, la doctora ha explicado la inclusión en el manual de un nuevo síntoma, “la propuesta de España era dar más importancia al aumento de la actividad que al humor elevado, finalmente se han mantenido las dos”, ha apuntado.
Por otra parte, como ha explicado la experta, el riesgo de consumir alcohol está aumentando cuatro veces entre pacientes con trastorno bipolar y el de consumir otras sustancias hasta en siete veces, lo que dificulta el diagnóstico, “muchas veces consumen para aliviar sus síntomas, pero su cerebro es muy sensible al efecto de los tóxicos y estos producen enormes daños en su funcionamiento”, ha lamentado.

Importancia del tratamiento
Por su parte, el Dr. José Manuel Montes, jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Universitario del Sureste de Madrid, ha insistido en el impacto de la enfermedad, “la persona con trastorno bipolar que es diagnosticada a los 20 años tiene una pérdida efectiva de 9 años de vida, 12 años de salud normal y 14 años de actividad laboral”. Del mismo modo, se ha referido a las tasas de mortalidad en el trastorno bipolar en función del tratamiento, “en el caso de los pacientes no tratados la mortalidad asociada al suicidio aumenta por ocho en relación a los tratados adecuadamente, por tanto, el tratamiento es eficaz, disminuye la mortalidad y aumenta las expectativas de vida”. Asimismo, el experto ha recordado que las tasas de remisión de la enfermedad, es decir, seis meses sin síntomas, rondan el 75 por ciento, mientras que las de recuperación, es decir, la remisión de síntomas unido un buen funcionamiento social y laboral, alcanzan sólo el 36 por ciento, convirtiéndose así en el gran reto.
Así pues, tal y como ha explicado el Dr. Montes, el tratamiento del trastorno bipolar se basa en la combinación de tratamiento farmacológico, para el control de síntomas, y la psicoeducación, para mejorar el conocimiento de la enfermedad, las estrategias de enfrentamiento, reducir el consumo de sustancias, mejorar la adherencia, gestionar el estrés, controlar las horas de sueño… Además, junto a esto, juega un papel importante la educación familiar, para mejorar los apoyos del paciente y manejar el estrés familiar; la terapia interpersonal y reguladora de los ritmos sociales; y la rehabilitación cognitiva y social para mejora el funcionamiento personal y social.
Sin embargo, la adherencia al tratamiento es todavía una asignatura pendiente, tal y como ha explicado el experto, “la mitad de los pacientes no cumple con el tratamiento de la forma prescrita, en primer lugar, porque cuesta asumir la enfermedad, de cualquier tipo no sólo las mentales, y, en segundo lugar, porque ésta está asociada a un estigma que dificulta que una persona acepte que la padece”. Al hilo, como ha destacado el Dr. Montes, “una vez que se acepta la enfermedad y que el tratamiento puede ayudar a mantener al paciente estable hay que luchar contra los posibles efectos secundarios del tratamiento que llevan a suprimir o reducir dosis por propia iniciativa con el consiguiente riesgo”. En este sentido, al igual que ocurre con otras enfermedades crónicas, en el trastorno bipolar se debe normalizar el hecho de tener que llevar a cabo un tratamiento de mantenimiento. “Hasta un tercio de los pacientes puede mantenerse sin recaídas durante largos períodos de tiempo, en el otro extremo se encuentra un 5-10 por ciento de los pacientes que presentan recaídas frecuentes, lo importante es saber que se pueden hacer muchas cosas para influir positivamente en la evolución de la enfermedad, tales como realizar bien el cumplimiento terapéutico, seguir las recomendaciones del psiquiatra, evitar factores de riesgo…”, ha subrayado el jefe de sección de Psiquiatría del Hospital Universitario del Sureste de Madrid, quien también ha insistido en la importancia de individualizar los tratamientos de los pacientes, “crear un traje a medida”, ha matizado.
Impacto negativo en la cognición
En otro orden de cosas, la Dra. Anabel Martínez-Arán, especialista en Psicología Clínica en el Hospital Clínic de Barcelona, explicaba que entre un 40 y un 60 por ciento de los pacientes con trastorno bipolar presenta dificultades cognitivas, “las áreas cognitivas más afectadas son la atención junto con la velocidad de procesamiento de información, la memoria y las funciones ejecutivas”, ha aclarado la experta, quien también ha señalado que los déficits cognitivos pueden incrementarse durante los episodios de manía o depresión y persistir durante los períodos de estabilidad anímica o eutimia.
Asimismo, tal y como ha manifestado la Dra. Martínez-Arán, “parece ser que el número de recaídas tiene un efecto tóxico en el cerebro y cuantos más episodios presente un paciente, mayor es el riesgo de que se incrementen las dificultades cognitivas que en muchas ocasiones son sutiles o más leves al inicio del trastorno”. Por tanto, resulta fundamental prevenir recaídas, sobre todo el número de episodios maníacos, por el impacto negativo que tienen en la cognición, también evitar el abuso o dependencia de sustancias, así como establecer un diagnóstico y tratamiento precoz de la enfermedad, lo que redundará en una menor repercusión en la cognición y el funcionamiento, ha informado la experta.
Del mismo modo, la Dra. Martínez-Arán se ha referido a la eficacia de la rehabilitación funcional, que incluye no sólo la mejora cognitiva sino también la adaptación psicosocial y que consiste en aprender técnicas neurocognitivas “ecológicas” de aplicación a la vida diaria, que mejoran el funcionamiento de los pacientes con trastorno bipolar.
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