lunes, 3 de junio de 2013

Piedras en el camino - DiarioMedico.com

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¿Es eficiente el modelo catalán?

Piedras en el camino

La autora reclama retirar piedras en el camino para que la atención primaria se abra paso, "y más ahora,  en puertas de una epidemia de enfermedad crónica que supone un enorme reto asistencial y de planificación".
Dolors Forés. Presidenta de la Camfic   |  03/06/2013 00:00
 

Cuando se plantea el debate sobre la eficiencia del sistema sanitario en general y del catalán en particular, lo primero es saber cuál es ahora la situación de salud de nuestra ciudadanía, y cuál era hace unos años. De entrada, la esperanza de vida ha crecido de forma sostenida, tenemos más ancianos, y somos capaces de alargar la vida con más años de buena salud. Ese es uno de los éxitos a los que ha contribuido el sistema, junto con la universalización de la atención médica -que no podemos perder-, el impulso de estilos de vida más saludables y una mayor conciencia del autocuidado. Además, en Cataluña, la Sanidad ha sabido superar sucesivas crisis de crecimiento, reformar la atención primaria y formar a profesionales de alta competencia. Todo ello es patrimonio de nuestro sistema público, un modelo todavía joven y en transformación.


Mayor calidad de vida
A la vista de los resultados, la sanidad catalana ha contribuido a una mayor calidad de vida de todos. Pero para juzgar su eficiencia habría que analizar si todo eso se ha hecho a un coste razonable y generando valor social. Sin duda, Cataluña invierte menos en salud que muchos territorios con una renta per capita comparable; lejos todavía del socorrido listón de los países nórdicos. Sin embargo, la salud es un sector económico de enorme peso en nuestra zona, con potencial para crecer, multiplicando cada euro de inversión. Pero también debemos revisar si aseguramos salud y cuidados con un uso racional de los recursos. En Cataluña, todavía no: hay que atajar muchas ineficiencias.

El sistema pivota demasiado sobre los hospitales, que a menudo asumen problemas de salud que no deberían. El bienestar del paciente, junto con el buen uso de fondos públicos, queda comprometido cada vez que un problema que podría ser abordado en la comunidad llega al hospital. Y eso sigue sucediendo.

Sin duda, hay caminos para una mayor eficiencia. La primaria reclama su liderazgo para llevarlo a cabo porque nuestro nivel está centrado en la persona y su entorno, es el más eficiente dando soluciones médicas y asistenciales y cuenta con el factor longitudinal. La primaria resuelve la fragmentación que aqueja al modelo, detectada ya en 2008 por la OMS como uno de los talones de Aquiles del sistema.  Además, su base la conforman profesionales generalistas que la universidad pública ha formado con esfuerzo durante años, junto a una enfermería y profesiones afines que han iniciado un camino sin retorno hacia la excelencia.


Primaria pide paso
Pero hay que retirar las piedras del camino. Primaria pide paso, y más ahora, en puertas de una epidemia de enfermedad crónica que supone un enorme reto asistencial y de planificación. Los médicos de Familia estamos preparados para ser gestores de la salud de los pacientes, y estamos entrenados en el ahorro y la eficacia, con refuerzos como el recién estrenado programa Essencial, y el diseño de nuevos marcos como el Plan de Salud de Cataluña, potentes en tanto que es fruto del consenso y la escucha al profesional clínico.
Pero para alcanzar un nuevo nivel de eficiencia necesitamos también potenciar las direcciones de primaria, formando gestores de alta competencia y dotándoles de recursos suficientes y capacidad de maniobra, promoviendo la autonomía de gestión de los equipos, sin quedar supeditados al influjo de cada hospital de referencia. Igualmente, los ahorros de la primaria deben redundar en mejor dotación para ese mismo nivel, y se debe profundizar en el uso de las tecnologías para ganar en efectividad, poniendo la potencia de los sistemas de información al servicio de las buenas prácticas, reconociendo el desempeño y la innovación, más allá de primar objetivos a corto. Y sin duda, nosotros hemos demostrado que sabemos ahorrar en fármacos de escasa eficacia o procesos poco útiles sin perjudicar la atención médica. También pensamos que una redefinición pactada y a fondo de la cartera de servicios supondría un gran paso.

Los profesionales han sido muy claros en señalar dónde están las líneas rojas que el ansia ahorradora no puede cruzar. La Administración debe escucharles para tomar las decisiones. Sin primaria no hay solución; ese es el camino.

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